Hoy el Occidente de Boyacá logró sacudirse de sus estigmas (paramilitarismo, cultivos ilícitos, dominio de esmeralderos), y puede, incluso, abrir los titulares de la gran prensa, como una región próspera que prefirió apostarle a los cultivos como aguacate, café, cacao, caña, cítricos, guanábana, ocupando renglones destacados a nivel nacional.
Muchas reflexiones se han dado por estos días apuntando a valorar el escenario a favor que tiene Boyacá, con esta crisis de la pandemia, por cuenta de su capacidad para abastecer los grandes supermercados, con productos cultivados en su territorio. Pero Occidente de Boyacá tendría mayores posibilidades, ratificando su tránsito, de la extracción de esmeraldas, hacia la producción y transformación de los productos agropecuarios.
Tanto el Gobierno Nacional como los representantes de los gremios de la producción, ratificaron que los Centros de Acopio y grandes supermercados tienen garantizado el abastecimiento de productos agrícolas, en medio de la crisis por la pandemia.
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En este sentido Boyacá aparece figurando con relativa importancia por ser un departamento con vocación por el agro, por su cercanía geográfica con Bogotá y por los buenos lazos de amistad y afinidad con la actual alcaldesa de Bogotá.
Incluso, se habla de fortalecer los “Bancos de Alimentos” como una política nacional, donde se garantice el abastecimiento y la garantía de alimentos básicos para una población, que se acerca rápidamente a la línea roja del hambre en esta crisis.
Y para esta coyuntura, Occidente de Boyacá tendría las mayores posibilidades. Desde hace varios años viene dejando atrás la ilusión de que las esmeraldas son la apuesta económica de la región. Esto porque en algún momento optó por un paso histórico hacia la construcción colectiva de una región con vocación hacia el cultivo de la tierra.
También porque cambió la mentalidad de sus gobernantes. Porque, al fin, se sacudieron de los dominios de clanes familiares y patrones con poder territorial que determinaban hasta la dinámica misma de las economías locales.
Que se note la Agencia de Desarrollo Rural (ADR)
En este juego de anhelos podría cumplir un papel importante la Agencia de Desarrollo Rural (ADR). Conducida, actualmente, por una mujer nacida en Otanche, Claudia Ortiz Rodríguez, quien debe demostrar su dinamismo y entusiasmo en función y al servicio de su región, a la hora de empoderar procesos productivos gestados desde las comunidades rurales que han venido trabajando en esta dirección en las dos últimas décadas.
Esta Agencia puede dar las primeras puntadas desde el alto gobierno, para implementar un “programa de abastecimientos nacional”, que permita que grandes franjas de población logren obtener mercados con alimentos básicos para soportar esta cuarentena. Y por supuesto la región del Occidente de Boyacá con sus organizaciones de campesinos y con su cercanía hacia la capital de la república, sería la primera zona invitada a implementar esta estrategia, organizando los canales para este abastecimiento y las líneas de producción para dicha finalidad.
Juntando estos elementos, además de la enorme voluntad planteada por el gobernador Ramiro Barragán y expresada por su actual Secretario de Agricultura, Occidente de Boyacá estaría ante una oportunidad de oro para posicionarse como territorio que construye caminos hacia la paz, que puso en el centro de la discusión el tránsito de la minería, hacia la agricultura; y, cuya vocería la han asumido nuevos liderazgos políticos con la claridad de que el destino de las próximas generaciones está estrechamente ligado a la producción de riqueza a partir de la tierra.