Más allá del inconformismo ciudadano por las altas tarifas del impuesto predial, el nuevo avalúo catastral de la ciudad, ha abierto las puertas a la especulación por parte del mercado inmobiliario. Se proyecta que la demanda de predios crecerá por parte de inversionistas foráneos.
Tunja pasó de valer cuatro a ocho billones de pesos según la última actualización catastral realizada por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi. De hecho, si se tiene en cuenta el valor comercial de los predios, la ciudad llegaría a valer casi 12 billones de pesos.
Esto ha abierto las puertas a un sinfín de especulaciones para los inversionistas del mercado inmobiliario. En horas recientes Camacol, regional Boyacá & Casanare ha hecho un pronunciamiento respecto a las consecuencias en las alzas de la tarifa del impuesto predial, señalando que “se requiere un POT que dé la oportunidad a la ciudad para su crecimiento y para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, evitando impactos especulativos que a lo largo afectarán enormemente el desarrollo de la vivienda de interés social, teniendo en cuenta que el 80 % de la población está concentrada en los estratos 1, 2 y 3 (…) nos preocupa que se siga produciendo un mayor costo de la tierra como efecto de decisiones en el ordenamiento territorial, ya que se hace cada vez más difícil el desarrollo de la vivienda de interés social, lo que afecta profundamente la ejecución de los programas de política pública, perdiendo nuestra región la posibilidad de canalizar recursos de subsidios para las clases menos favorecidas, desconociendo el carácter minoritario de la vivienda como bien social, sus positivas externalidades y los efectos redistributivos de la población”.
Sin embargo, la valorización de la ciudad, sumada al bajo costo del metro cuadrado respecto a otras ciudades, es vista como una oportunidad de oro para el mercado inmobiliario. Así lo señaló Robinson Macías, ingeniero catastral en diálogo con EL DIARIO. Pero Macías, como analista comercial, no afirma con certeza que ese vaya a ser el comportamiento del mercado inmobiliario. “Tunja viene en una situación comercial con tendencia al alza, eso se ve reflejado cuando se hace la investigación de mercado. Yo diría que el IGAC se equivoca haciendo unas zonas homogéneas económicas mal hechas, habría que mirar en determinada zona si realmente vale eso que han determinado”.
Según explica Macías, el actual costo de la tarifa, sumado al valor del metro cuadrado promedio en Tunja, se hace irresistible para inversionistas e inmobiliarias foráneas a la capital boyacense, pero no ocurre igual para los tunjanos. “Lo que nosotros conocemos es que hay gente de afuera que está queriendo invertir, que está queriendo comprar; esto por la expectativa que hay y por las inversiones que se están haciendo a nivel inmobiliario. Aquí hay inversionistas que están viniendo de Bogotá y de otras zonas por las comodidades que otorgan factores como el precio”.
Pero la expectativa podría tornarse peligrosa en un caso hipotético en el que la tarifa se mantenga alta y de repente se incrementara fuertemente el precio del metro cuadrado. Esto podrí llegar a generar una burbuja inmobiliaria.