En la literatura no existen casualidades. Hace unos días, el periódico EL DIARIO le solicitó a un grupo de entendidos (sobre todo lectores calificados) que mencionara cuáles son los libros más importantes en el ahora amplio paisaje de las letras locales. Como se sabe, los cánones, o al menos las intenciones de crearlos, son siempre móviles. Al mismo tiempo que surgían listas y opiniones no exentas de inevitables polémicas – hubo poetas que lamentaron no figurar dentro de estas selecciones – en Duitama un nutrido grupo de artistas visuales y autores literarios emergentes lanzaban el volumen antológico ‘Tinción Poética’. Que, si se mira bien, es una puesta en cuestión del aparentemente inamovible, solemne, panorama literario propio.
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Los poetas que aparecen por vez primera en ‘Tinción Poética’ no poseen lo que podría llamarse una “carrera literaria”. Y están pidiendo pista no tanto con intención de pertenecer a cánones ni canonizaciones sino, como es habitual en el juego literario de todas las épocas, ser leídos, ser tenidos en cuenta. Por supuesto, conscientes de su condición bisoña, inaugural, y de que aún les queda un amplio camino por recorrer.
El libro no es sólo una convencional muestra de poemas. Diez textos fueron escritos a partir de diez imágenes (pintura, grabado, artes digitales). Y diez imágenes más se hicieron partiendo de diez poemas. Es notable el equilibrio: no prima un arte sobre el otro. Gana el esfuerzo interdisciplinario.
Este es un libro singular. Absolutamente atípico para nuestro entorno artístico donde la división del trabajo terminó por separar a los mismos artistas en bandos incluso bélicos. Es muy difícil encontrar alianzas o hermandades de esta clase en el modesto mundo editorial boyacense. Lo normal es que un poeta se sirva de alguien que pinta para que ilustre manuscritos. O que un pintor recurra a alguien que escribe para que funja como presentador o prologuista. ‘Tinción Poética’ logra una especial conjunción entre palaras e imágenes. Las jerarquías y los lugares de prestancia son eliminados aquí con el fin de develar que las labores artísticas no sólo pueden sino deben manifestarse unidas.
Fruto de una convocatoria realizada por la asociación In-Sole, bajo la coordinación del artista visual Daniel Pineda y de la poeta y fotógrafa Lizbeth Pérez Martínez, ‘Tinción Poética’ ha conseguido ver la luz con anuencia de la Biblioteca Municipal Zenón Solano Ricaurte y el Instituto de Cultura y Bellas Artes de Duitama, Culturama. Así mismo, la propuesta fue beneficiada con el estímulo ‘Boyacá reactiva la cultura – CEAB 30 Años’.
Una nueva generación de creadoras y creadores está brotando y comenzamos a ver su refrescante luz, entre los nombres y títulos de los ya más reconocidos. Ojalá no se cierna sobre estos jóvenes el acostumbrado manto de silencio y ninguneo que han tenido que sufrir (y vestir) quienes inician un destino estético.
Sin apoyos mutuos es imposible edificar una obra seria. No debe olvidarse que el beligerante, escandaloso Allen Ginsberg le pidió, a sus veintipocos años, al anciano y legendario William Carlos Williams que le prologara ese poema emblemático titulado ‘Aullido’. Si esas actitudes funcionaron en unos Estados Unidos pacatos, conservadores, pueden también ser una realidad entre nosotros.
Buen viento para ‘Tinción Poética’. Aunque sea en contra. Y buena mar. Aunque esté picada.