Es el llamado que hace Imer Yaritma Murcia Monroy, quien gobernó al municipio de Maripí entre 2012 y 2015, y, se destacó por sus resultados en gestión, obras y acompañamiento a los proyectos campesinos.
Imer Yaritma Murcia Monroy asumió un nuevo reto electoral para llegar por segunda ocasión a la alcaldía de su pueblo natal. Enfrentó al ingeniero Miller Romero, líder de una coalición de varios partidos y apoyado, entre otros, por el diputado conservador Donal Ferney González. Al final, Murcia se convirtió en una de las tres mujeres alcaldesas de la región del Occidente, elegidas el pasado domingo 27 de octubre, con un respaldo de 2.086 sufragios.
Fue enérgico el pronunciamiento de la alcaldesa electa de Maripí, Imer Murcia Monroy, a propósito de los sucesos que rodearon el conteo de votos en esa población y que desató una fuerte controversia sobre un posible fraude, que tuvo repercusiones a nivel nacional.
Según la dirigente, hubo una amenaza de asonada por parte de seguidores de la campaña del ingeniero Miller Romero, ante los resultados que dieron cuenta de una diferencia de menos de 15 votos a favor de la candidata de la coalición “Maripí, un Compromiso de Corazón”.
Esta situación hoy tiene al municipio de Maripí en el centro de todas las miradas. No solo porque quedó planteado el escenario de fuerte división política, sino porque la imagen de esta población quedó lastimada ante el manejo agresivo que se le dio a este hecho en redes sociales.
En un tono reflexivo y cordial, la alcaldesa avalada por los partidos Verde y Liberal, recordó que lleva 12 años liderando procesos electorales, dándole la oportunidad a Maripí de contar por primera vez con una mujer líder al frente de la Alcaldía. Hizo un llamado a los dirigentes de la otra campaña a “no devolver la historia, a vender una imagen de Maripí como un municipio violento”.
Invitó a sus comunidades a dejar atrás el clima agresivo de la campaña política y convocó a las comunidades para seguir en la senda del progreso y de las obras. Anunció que va a propiciar espacios para “el perdón, la reconciliación y la unión de todos los maripenses”.