Richie Porte se consagró campeón del Tour de Suiza por primera vez en su carrera. Nairo Quintana terminó de buena forma su preparación de cara al Tour de Francia, fue tercero en un Tour de Suiza que tuvo mucho kilometraje en contrarreloj, y contó por primera vez con Mikel Landa trabajando para él. Stefan Kung fue el ganador de la etapa final.
Richie Porte (BMC), Jakob Fuglsang (Astana) y Nairo Quintana (Movistar) dieron un verdadero espectáculo en la 82ª edición del Tour de Suiza. El australiano, el suizo y el colombiano tuvieron una lucha vibrante durante los nueve días de competencia en territorio helvético.
El jefe de filas del BMC se adueñó del liderato en la quinta etapa, y a partir de allí no lo quiso soltar. Sufrió en la séptima con un Nairo Quintana demoledor en la montaña. Allí, en el inicio del ascenso al puerto de Arosa, a 27 kilómetros del final, Nairo demostró que puede ser muy fuerte en su terreno, pero para ello debe ser capaz de lanzar ataques lejanos, debe contar con la aprobación, con el apoyo y hasta con la orden de la dirección del equipo para hacerlo. En esa jornada hizo vivir un verdadero infierno al líder Richie Porte y, en general, al grupo de corredores que le acompañaban; uno a uno fueron desistiendo de seguirle el ritmo al combitense.
Solo así Nairo tendrá chances en el Tour de Francia. Si Quintana quiere conquistar el ‘Sueño Amarillo’ debe explotar todo su potencial en la montaña. Con más razón cuando se tiene flaquezas en las pruebas contra el reloj.
Se vio en este Tour de Suiza, que inició con una crono por equipos de 18 kilómetros y terminó con una individual de 34. El BMC, equipo del campeón, supo ganar la primera, y en la de cierre, el australiano pudo distanciarse de Quintana por 55 segundos.
Esa debilidad en las etapas contra el reloj debe ser contrarrestada con la gran fortaleza de Quintana en la montaña. Y con más razón en un Tour en el que debe afrontar a especialistas como lo es el Sky su líder de filas Chris Froome.
Indispensable fue durante esta temporada el poco desgaste. Y Fundamental ha sido el trabajo de Quintana para ganarse la confianza de sus gregarios. En la Vuelta a Cataluña sirvió a los intereses de Alejandro Valverde, consiguiendo el título, y en la Vuelta al País Vasco fue gregario de Mikel Landa. En esta última prueba antes del Tour, fue al contrario, y se vio a un Nairo lleno de confianza.