Nada les gusta

Foto | Archivo / Alcaldía de Tunja
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Si requiere de un traductor ruso, puede encontrarlo en este link.

Los artistas de Tunja siempre se quejan de que no hay presupuesto para la cultura, y cuando hay, critican que les roban la comida del plato. Son muy necesitados y quejumbrosos. Nada les gusta.

Después de décadas de manifestaciones, luchas sociales, tintos y aguardientes en el Pasaje de Vargas, peleas a puño limpio, denuncias de contratos amarrados, amistades traicionadas, tarimas y rodillas oxidadas, por fin son medianamente felices al ver (en el papel) un presupuesto digno desde la Alcaldía para el sector cultural. Todo es felicidad al ver los números destinados para la sectorial, hasta que llega el sujeto encargado de distribuir el dinero de las arcas públicas; pues, el espectro de lo que es cultura varía para el secretario de turno según intereses propios.

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Los artistas solo buscan cómo quejarse (en redes sociales y en las cantinas del Pasaje de Vargas, como Dios manda). Nada les gusta, ya lo dije. Debieran dedicarse a buscar trabajos reales, como operador de call center, o, tendero de Oxxo, o pintor de brocha gorda para los evangélicos Verdes.

La Noche de los bazares

Alguien puso una bomba en el Aguinaldo Boyacense y explotó en cientos de fragmentos. Así nació La Noche de los Museos: Un montón de bazares pequeñitos en distintos puntos de la ciudad. Un mercadillo de ‘arte’.

Los abogados y economistas encargados de la Secretaría de Cultura, saben que el mejor negocio es alcoholizarnos. Es nuestro legado cultural más grande, desde cuando nuestros antepasado  se sentaban a escuchar las maldiciones de Hunzahúa, hasta hoy en día cuando las muchachas bailan las cumbias de La Raska.

Que si hay «muchos» músicos, es malo. Que si no hay teatro, es malo. Que si hay producción (mala o buena), es malo. Que si alquilan una limosina Hammer para que los jóvenes puedan sentirse narcotraquetos por media hora, es malo. Que si aun no hay secretario o secretaria de Cultura, también es malo. Nada les gusta.

El verdadero banquete decembrino

Apenas acaba de pasar el bazar de la Noche de los Museos y ya anuncian el verdadero banquete decembrino [no el Banquete del millón (ese es otro negocio que no parece ser muy legal)], el presupuesto para el Aguinaldo Boyacense.

¿Cómo distribuir siete mil bananos entre trescientos monos? Cerca de siete mil millones de pesos son los recursos destinados a ese evento, de los cuales, según la publicación de cómo será el uso de ese dineral, la participación directa de artistas locales está contenida principalmente en dos rubros:

Participación de artistas locales $400.000.000. Honorarios: $250.000.000. Producción: $50.000.000. Logística: $35.000.000. Contingencia: $20.000.000. Derechos de autor (Sayco y Acinpro): $40.000.000. Jurados: $5.000.000. Programa “Aguinaldo a tu Barrio” $54.750.000. Incluye honorarios para grupos artísticos ($15.000.000) y talleres en música, danza, teatro, muralismo y artes plásticas ($20.000.000), más gastos logísticos y de difusión. Villancicos $6.425.000 (aunque pequeño, este rubro también involucra presentaciones locales). Total aproximado para artistas tunjanos = $461.175.000.

Es decir, de los $6.563 millones del presupuesto total (y a la espera de que el Concejo les apruebe una adición de otros $1.500 millones), a los artistas tunjanos les correspondería alrededor de $461 millones, lo que equivale a un 7% del total.

Paréntesis: Podríamos trasladar los equivalentes al manejo financiero del Festival Internacional de los evangélicos Verdes, y el porcentaje seguro sería el mismo para los artistas boyacenses: menos del 10 por ciento.

Claro, las tarimas no se arman solas y un buen sonido y juego de luces cuesta. La pirotecnia, el contrato bajo la mesa con el Fondo Mixto, el trago, los anuncios en medios nacionales e internacionales, el ron, las putas, el transporte (lo usen los invitados o no), el desayuno y el hotel (lo usen o no). Un desfile de motos y de carros antiguos cuesta. Los eventos religiosos y su producción técnica cuestan (Dios es un negociante duro y diciembre es su fecha favorita para el business). Todo eso es muy artístico y muy culto. Hacer cultura cuesta, o que lo diga Silvestre Dangond, quien debe estar cobrando 800 millones de pesos y es invitado al FICC.

El 90 % del presupuesto se va en contratar artistas de fuera de la región y los procesos técnicos para consentirlos. El 10% para los artistas locales. Pero, desde las administraciones salen al palco a gritar: «Gracias a nosotros los artistas tienen qué comer».

Son unos malagradecidos los artistas, por fin los mandatarios les consiguen un buen dinero y no les sirve tampoco. Nada los tiene contentos.

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