Metáfora cruel de la noche de la nieve

Imagen vía redmas.com.co
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Por | Manuel Humberto Restrepo Domínguez

No es fácil para las mayorías nacionales del país seguir como si nada frente a la amenaza del presidente Trump de empezar por Venezuela y seguir a Colombia hasta convertir a América latina en un enorme campo santo y a sus inmigrantes allá tratarlos de animales para ser cazados y repatriados. Conmueve no escuchar una sola voz de rechazo y condena originada en el congreso o por los sectores políticos hegemónicos o en los altos cargos del estado, incluidas las cortes o en los gremios de los grandes empresarios y al contrario sí encontrar complacencia y alegría en periodistas, políticos de ultraderecha y propaganda encubridora de los medios. Trump ha repetido que los latinos allá son delincuentes y los demás una vergüenza. De esta indolencia traigo a cuento un episodio de crueldad de la guerra en pasado. El episodio salido de la subvaloración del enemigo en armas se resume con la imagen de “la noche en que la nieve rusa mató a Alemania” bajo la inclemencia del “general invierno”, que amputó, congeló y destrozó a un ejército nazi de 430.000 soldados. Es una metáfora climática del 5 de diciembre de 1941 en que la resistencia soviética lanzó una batalla brutal, cruel, que tuvo al invierno como aliado inesperado y letal para alterar el rumbo de la guerra.

    Las tropas alemanas enfrentadas a entre menos 30 y menos 40 °C no lograban diferenciar el blanco del cielo y la nieve y veían fantasmas en los soldados enemigos uniformados de blanco, congelados cayeron ante la arremetida de 2.400 tanques T-34, simples, pequeños, en un escenario de 300 km. Los archivos militares soviéticos (https://obd-memorial.ru/; y película documental “la noche que la nieve…)  señala que el ejército rojo movilizó cerca de 1 millón de soldados, 7.700 piezas de artillería y los mencionados tanques para enfrentar a entre 150–200 tanques panzer pesados y complejos. La diferencia tecnológica era abismal, el T-34 tenía motor diésel que no se congelaba y podía atravesar la nieve profunda, los panzer simplemente quedaban congelados. El clima fue un multiplicador de la derrota nazi, los soldados no tenían ropa de invierno adecuada porque Hitler creyó que “la campaña terminaría antes de octubre”. Fue un error fatal propio de la arrogancia del poder.

       Murieron más nazis por congelamiento, infecciones o colapso logístico que por acción directa de su enemigo, el invierno tan festivo en navidad, fue convertido en un arma estratégica, una herramienta del entorno que incorporó el conocimiento ancestral y le permitió a los rusos lanzar ataques nocturnos especialmente entre 2 y 5 am cuando el frio llegaba a sus máximos y hacer maniobras y emboscadas, en un episodio que representó el primer gran revés irreversible de los nazis en la guerra, que venían acostumbrados a tener victorias rápidas, basadas en su velocidad, sorpresa y logística eficiente, que el general invierno les quebró. Los nazis no solo fueron derrotados por la nieve, sino por una táctica de combinación estructural de errores e iniciativas hasta entonces no utilizadas. Hitler había ordenado tomar Moscú y prohibido retroceder, aunque estaba condenando a los soldados a morir. El famoso “general invierno” como metáfora cruel no actuó solo, lo hizo en alianza con el general T-34 y la general logística soviética y con la tenacidad más brutal de un país que ya había visto guerras peores.

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       La tragedia fue de pérdida para ambos contendores, cientos de miles de soldados congelados o abandonados, desaparecidos, en una campaña militar que en la memoria histórica está enmarcada como el momento en que la balanza de la guerra se inclinó decisivamente hacia la derrota imperial nazi y del fin del tercer Reich. Es parte ya del consenso universal saber que toda guerra es inútil, degrada la vida y la dignidad, que empezada no respeta reglas y no hay vencedor sin crímenes encima.

     La guerra, en cualquier caso, nunca es solamente un asunto de armas y las bombas al caer aun no diferencian estratos, clases, profesiones, es geografía, clima, logística, industria, voluntad política, plata, moral colectiva y hasta suerte y es claro para toda la humanidad, que todo imperio cae cuando subestima la resistencia y capacidad de iniciativa de los pueblos que invade. Allá la nieve quebró la ofensiva y la ilusión nazi de someter el mundo a su régimen despiadado. El general invierno no tiene opción para repetirse en la América latina amenazada por el Reich que está montando Mr. Trump y sus fervientes ultraderechas aliadas, pero a cambio el trópico tiene selvas, anacondas, jaguares y ríos sin fronteras capaces de vencer ejércitos y desbaratar estrategias al grito unánime de yankees go home.

P.D. Max Neef con otra metáfora dijo que para enfrentar un elefante, basta un ejército de mosquitos.

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