Médicos generales, una profesión ultrajada

Publicidad

Diferentes circunstancias ocurridas durante décadas en Colombia han generado que al médico general se le valore únicamente cuando necesitamos sus servicios, pero que se le haya degradado social y económicamente.

Por | Ricardo Rodríguez

Me explico. Ser médico o médica ha sido desde siempre una profesión de prestigio. Por allá en nuestras lejanas épocas del bachillerato veíamos con mucha admiración a quienes se arriesgaban a estudiar medicina, porque desde siempre se ha sabido que es una carrera muy exigente.

La Inteligencia Artificial ha dicho ahora que es la más exigente académicamente de todas las profesiones; es decir que quien ha logrado ese título ha tenido que esforzarse en un grado superlativo; que ha tenido que trasnochar, privarse de estar con su familia o en reuniones sociales; ‘comer cuaderno’, investigar, aprobar exigentes evaluaciones, memorizar, sacrificarse…

Publicidad

En el 2020 el país contaba con 122.800 médicos, de los cuales 87 mil eran médicos generales y 28.900 médicos especialistas.

En el 2023, según el Ministerio de Salud, en Colombia había 137.700 médicos laborando, de los cuales en nuestro departamento hay cerca de 6.000.

Entre la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, UPTC; y la Universidad de Boyacá, aproximadamente 100 médicos se están graduando cada año en el departamento.

Durante los años críticos de la pandemia del COVID 19 los médicos, todos, los generales y los especialistas, tuvieron el mayor reto frente al drama que desafiaba a la humanidad. Para ellos, de manera especial, fue una época de grandes retos y jornadas extensas y muchos de ellos entregaron su vida en la lucha contra el Covid-19. Y los llamamos ‘héroes’.

Tanta importancia que se le da a los médicos no se compadece con los salarios que se les paga: En el 2023 el salario de un médico general promedio en Colombia era de $ 44.090.951 al año o $ 20.188 por hora. Insisto en esta última cifra: $20.188 la hora; es decir, como lo escribió hace un tiempo un médico general en EL DIARIO, él y sus colegas ganan menos que un peluquero o una manicurista.

Este año, 2024, el rango de salarios ofrecido para médicos generales en Colombia es amplio, con un salario medio de entre $3.000.000 $4.948.434.

Voy a retomar varios aspectos de la radiografía que el médico general presentó en ese entonces en su columna publicada en el periódico EL DIARIO:

Decía ese médico, o mejor escribía, que eventualmente en el país se pronuncian las enfermeras, los auxiliares, los terapeutas, las bacteriólogas y algunas veces los especialistas, cuando sienten amenazados su estatus profesional, pero que los médicos generales no dicen nada; ni nadie se refiere a ellos, como si no estuvieran.

Y sin embargo, son los médicos generales lo que casi siempre lo atienden a uno cuando tiene algún percance de salud, los que primeros escuchan cuando a su esposa, su esposo, sus padres, sus hijos sufren o tienen alguna dolencia o han sufrido un accidente.

Los que en los hospitales, clínicas o puestos de salud reciben al paciente, al que le imploramos que nos atienda; que nos quite el dolor, que salve a nuestro ser querido son, en la mayoría de los casos, médicos generales.

Retomo algunos aspectos que mencionaba el médico en su columna de opinión en EL DIARIO:

En Colombia al estudiante de medicina se forma con una solo objetivo en mente, la especialización. Una vez el profesional se gradúa, comienza un camino interminable de presentaciones a la residencia (que el proceso para ser admitido en la especialización), misión que requiere no solo de una disciplina férrea en el estudio, sino una alta cifra de dinero y, por supuesto, como estamos en Colombia alguna que otra ‘recomendación’. En esa misión pueden trascurrir meses, años, lustros y hasta décadas.

Finalmente, unos pocos afortunados acceden a los escasos cupos de residencia, en tanto el restante 90 por ciento permanece toda una vida como médico raso. Por eso a la hora de luchar por las justas condiciones laborales, no existen médicos comprometidos con una causa de esta naturaleza, pues la meta de muchos está en algún día dejar de ser tratado como trabajador de segunda y convertirse en un bien remunerado especialista.

Y enumeraba algunas características de esta profesión precarizada por el gobierno o los gobiernos, por el sistema de salud y por la sociedad:

  • Un médico general con veinte años de experiencia y una cantidad importante de capacitaciones, en la mayoría de instituciones recibe el mismo salario que el médico recién egresado.
  • El salario de un médico general es entre 5 y 15 veces inferior al de un especialista, según el caso e institución.
  • Del menguado salario, el médico tiene que sacar recursos para los múltiples cursos de actualización que hay que realizar cada año, muchos de los cuales los exigen las instituciones para las que trabaja; además muchas otras obligan a adquirir seguros como el de responsabilidad civil, que merman aún más su salario.
  • También hay que decir que, a pesar de que la ley prohíba la tercerización desde hace ya rato, la mayoría de instituciones de salud continúan con esta modalidad. El médico de planta es una especie en extinción en el país.
  • Muchos de los médicos generales que iniciaron su vida laboral en los años noventa y posteriores, que deberían estar pensando en sus pensiones, encuentran que muchas de esas empresas que tercerizaron su labor no hicieron sus respectivos aportes o, en otros casos, apenas cotizaron por el salario mínimo. No hay ante quien quejarse porque esas empresas de papel las constituyen y desaparecen en lapsos de tiempo, tan cortos como 3 meses que es el período por el que muchas veces renuevan los contratos.

En medio de esas condiciones laborales están unas firmas que, las hemos visto en los hospitales de Boyacá, son montadas por unos grupos de avivatos, contratan a los médicos, ganan millones de pesos por la intermediación y después desaparecen.

Por eso causa más indignación que a los médicos, por lo menos en Boyacá, les toque hacerle cola y hacerle reverencia a un congresista o a un diputado para que los tengan en cuenta; o rogarle a un gerente, que casi siempre es un alfil de otro político o del Gobernador, para que le reanuden el contrato.

Igual de indignante es que un grupo de médicos se vea en la obligación de presentar renuncia irrevocable ante el acoso laboral de un gerente que ni siquiera es médico, como ocurrió o está ocurriendo en el Hospital regional del Valle de Tenza.

Lástima que no existan gremios que defiendan la labor de médico general y que la sociedad no reaccione ante esos atropellos.

Publicidad

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.