Por | Guillermo Velásquez Forero / El púlpito del Diablo
Matarlos de hambre, de exclusión, de abandono, de tristeza, y arrinconarlos en el olvido como un trasto viejo que se usó y ahora hay que desechar y botar; aunque hayan entregado su vida entera a la maldición del trabajo alienado para enriquecer a los dueños del mundo. Esa es una de las ideas geniales del neoliberalismo que implantó, a sangre y fuego, el criminal Pinochet y su equipo de buitres y vampiros. Chile es famoso por el éxito que tuvo en la destrucción de la dignidad y los derechos de los trabajadores; impuso un sistema pensional inhumano y miserable que convirtió el trabajo en una fuente de miseria para el trabajador y de riqueza para los capitalistas; y arrastró a los pensionados a la indigencia. En Colombia tenemos un modelo que quiere emular al chileno. Ahora que Petro ha propuesto la idea subversiva de darles pensión a tres millones de colombianos que no la tienen, se ha actualizado el tema. Salomón Kalmanovitz y otros economistas e intelectuales han divulgado estadísticas y análisis de esta calamidad que vivimos los trabajadores. Y vuelve a aparecer en escena el rostro feroz del innombrable Matarife, el enemigo más peligroso de la justicia social, la paz y la democracia. Este famoso fascista, genocida y ladrón le robó la mesada 14 a los pensionados, e inventó la Ley 100 mediante la cual crea los fondos privados de pensiones. Eso significa que los ahorros pensionales van a parar a manos de grupos capitalistas, que los convierten en un negocio fácil, y, sin trabajar, se enriquecen hasta el delirio y el vómito, y les garantizan a los trabajadores una pensión de hambre, que en la mayoría de los casos no supera el salario mínimo. Además, este criminal, autor intelectual de 6.402 asesinatos de jóvenes, aumentó la edad de jubilación y las semanas de cotización, con la intención de que los esclavos se mueran sin alcanzar a disfrutar la pensión. Y hay otros ladrones de vida, de la misma calaña, pero más perversos, que tienen la propuesta de hacer inasequible la pensión de jubilación, y, además, despojarla de su carácter vitalicio y heredable, para que no sólo el trabajador sino su viuda y sus hijos también se mueran de hambre y miseria social. Así, los ladrones del trabajo ajeno, logran matar varios pájaros de un solo tiro. Esas son las ideas inhumanas y criminales de la ultraderecha, que pretende destruir la esperanza de que algún día haya justicia social, y hacer imposible la vida de millones de personas que trabajan cada día para enriquecer a sus enemigos y verdugos.