Por | Silvio E. Avendaño C.
Me levanto temprano. Voy hasta el parque para comprar el Tiempo. Abro la prensa y busco la sección donde de las columnas de opinión y las caricaturas. Sé que no encontraré los trazos irónicos y la idea de Matador, pues se le dijo “Adiós” por las denuncias de violencia de género que, llegaron al director del diario, debido a una carta, enviada por un abogado, pidiendo el retiro del caricaturista. Y, el medio de comunicación que ha promovido la campaña: No es hora de callar. “En relación con el señalamiento presentado contra el caricaturista “Matador”, sobre un acto de violencia de género, ocurrido hace 10 años -y del cual nos enteramos ayer-, en el que estuvo involucrada su compañera sentimental (actual esposa), EL TIEMPO manifiesta que rechaza tajantemente cualquier tipo de maltrato, atropello, discriminación o afectación contra una mujer”. “El despedido manifestó: “Hoy celebran mi caída los corruptos que siempre ataqué con mi lápiz y me despiden por un error que cometí y enmendé”.
Mas, he buscado, en el diario de “mayor circulación en el país”, el “no callar” ante un hecho que ocurrió, no hace diez años, como el del caricaturista. Para entonces, diciembre de 2016, el vicepresidente de la República, Vargas Lleras, en medio de un chubasco, le pegó un coscorrón a uno de los escoltas, que le pisó de manera involuntaria, mientras el custodio intentaba contener a una mujer, que se acercaba a saludar, nada menos que al vicepresidente de la República, porque en un acto magnánimo, llegaba hasta Ciénaga de Oro a entregar no sé cuántas hermosas viviendas para los sectores populares. Es conveniente aclarar que Vargas Lleras manifestó: “Presento públicas disculpas, como ya lo había hecho en privado, al intendente Ahumada por un hecho ocurrido hace 2 días en Ciénaga de Oro”. Pero como es sabido, el director del periódico El Tiempo, no ha despedido al columnista, por el hecho agresivo en contra del trabajador, muy diferente de lo que sucedió con Matador que aunque pidió disculpas y aceptó su responsabilidad se le despidió en el quehacer de caricaturista.
Bien vale considerar, en estos dos casos entre Matador y Coscorrón, la igualdad política, como una de las premisas en un régimen democrático, en el cual se tienen en consideración la participación ciudadana y las instituciones que garantizan los derechos. Pero en el caso de Matador el sentido del humor lleva la burla, la ironía, la risa, elementos de crítica que no son aceptados, en general, por quienes se encuentran en el poder y hacen de las suyas. En el caso del vicepresidente se trata de una figura que se constituye como una de las columnas de la política y, por tanto, sus actos se miran desde una óptica diferente al personaje que pone en duda el statu quo. Y, mucho más, en el caso de Vargas Lleras la cuestión es que el hecho del coscorrón es un acto que no tiene importancia porque fue contra un trabajador.