Por: Daniel Triviño
De manual ha sido la estrategia de propaganda política con el fútbol como herramienta principal. Lo hizo Mussolini con su Italia campeona del mundo en 1934, lo hizo el general Videla con la Argentina campeona del mundial del 78.
Lo hizo también Colombia tras el fracaso del proceso de paz en 2001 y el posterior y muy dudoso título de Copa América. Lo quiso hacer un alcalde por estos lados, ofreciendo la peor cancha del país para reanudar la liga del fútbol profesional colombiano, idea que fue descartada en cuestión de minutos; y lo pretende hacer Qatar con su mundial del 2022.
También el expresidente Uribe, que ha sido invitado por la Federación Colombiana de Fútbol y la Dimayor, para un conversatorio con los presidentes de los clubes, en el que se tratarán las medidas que deberían implementarse para poder reanudar la Liga BetPlay, como si el ahora senador fuera un versado en el tema.
Extrañados quedaron los entendidos del deporte rey cuando vieron la invitación al hoy senador, que en su época de Presidente no ayudó en lo más mínimo al fútbol, ni al deporte en general; lo que quedó evidenciado en el mediocre nivel tanto a nivel selecciones, mayores y menores, como a nivel de clubes.
Por eso hoy será trascendental que se hagan públicos los resultados de la reunión que tendrán Uribe, Jesurum, Vélez y compañía, pues esto más que un conversatorio con el punto de vista de un experto, parece una invitación para contar con el beneplácito del verdadero mandamás en el país.
Seguramente el catenaccio uribista salga a destruir posiciones como la acá expuesta, con tache arriba y patada directa al riñón, como suelen hacer; pero no será de extrañarse que la intención de fondo sea sacar réditos de un tema tan populachero como el que vuelva a rodar la pelota. Ya quisieron hacerlo con propuestas populistas e inviables como la de una prima adicional y ahora no sería de extrañarse que utilizarán el fútbol con el mismo fin.