Los venezolanos están aquí y aquí se quedan

La tasa de inmigrantes venezolanos se ha multiplicado en todo el mundo durante los últimos meses. Foto / ABC
Publicidad

Por | Ricardo Rodríguez Puerto

No son tan confiables las cifras sobre los venezolanos que por diferentes motivos, especialmente por falta de oportunidades en su país, han tenido que salir y hoy están regados por el mundo.

Las cifras que encontré en mi consulta para este artículo indican que en total, en los últimos 12 o 15 años han salido de Venezuela unos siete millones 500 mil personas, de las cuales, más o menos la mitad, más de tres y medio, están hoy en Colombia.

Según el portal Statista, dedicado a temas de sociedad y demografía, Bogotá es la ciudad colombiana en donde más hay venezolanos (393.700), casi el doble de la población de Tunja, seguida de Antioquia y Norte de Santander. En Boyacá, según esa fuente, hay 25.237 venezolanos.

Publicidad

Son realmente pocas los sitios de consulta para determinar cuáles son las cifras exactas porque por lo general los fenómenos migratorios tiene oleadas y no hay entidad del gobierno colombiano que lleve un registro oficial sobre el tema.

La llegada de venezolanos a Colombia tiene una dimensión dramática e impresionante; basta con compararla con lo que ha ocurrido durante dos o tres décadas con coterráneos nuestros, colombianos, que por diferentes motivos han tenido que salir del país. En España, por ejemplo, en donde hay más de 700.000 colombianos; y en Estados Unidos, 855.000 inmigrantes colombianos, pero una cifra como la de los venezolanos no tiene comparación para ningún otro país de América, desde Alaska hasta la Patagonia.
Cada uno de esos venezolanos que ha tenido que salir de su tierra encierra un drama humano, de dolor, de dificultades, de hambre.

Y digo que las cifras no son tan confiables porque lo que uno observa en Tunja, Duitama, Sogamoso y Paipa, para hablar de las ciudades más grandes de Boyacá, es que esa cifra, de 25.000 venezolanos podría ser muchísimo más alta.

Ellos están en todas partes, haciendo casi siempre labores humildes, con puestos ambulantes, de jardineros, cocineros, meseros, como recicladores, vendiendo dulces o café, empanadas, prestando servicios de aseo, en los parqueaderos o incluso pidiendo ayuda, una moneda para comer o para llevarle algo su familia, en Transmilenio o en cualquier sistema de transporte público.

Todos estos venezolanos llegaron desde hace años, algunos con sus familias, viven en arriendo, en albergues, debajo de un puente, en algún rincón. Son muy pocos los que han salido de la pobreza y tienen alguna propiedad o trabajan de manera formal.
Ante semejante fenómeno migratorio, entidades del Estado colombiano han creado, durante dos o tres gobiernos, algunos programas de ayuda.

Hay programas de la Unidad Nacional de gestión de Riesgos y Desastres, que suponemos que hoy están desfinanciada; del Ministerio de Relaciones Exteriores y esporádicamente se han hecho anuncios de bonos alimenticios o subsidios para compra de vivienda, pero muy difícil que eso se concrete cuando hay también miles, millones de colombianos esperando recibir esa ayuda del Estado.

Igual que ocurre con muchos de nuestros paisanos en Europa o lo que pasa con otros compatriotas en Estados Unidos, los venezolanos son objeto aquí de estigmatización, desigualdad, xenofobia y racismo.

Las mujeres y niñas venezolanas enfrentan el mayor riesgo de violencia de género y los hombres son explotados laboralmente, pues pareciera que lo que establece el Código Laboral no es para ellos. Lo que sucede es que quienes lo contratan saben que ellos permanecen en Colombia en situación de ilegalidad.

Recuerden Ustedes que durante varios periodos, desde la llegada de Hugo Chávez al poder, la frontera entre Colombia y Venezuela estuvo cerrada, pero esa barrera de poco sirvió para que los venezolanos, desesperados por la pobreza y la falta de oportunidades, salieran hacia otros países, sobre todo Colombia, a buscar un mejor futuro.

Muchos dirán que hay venezolanos que vienen a delinquir pero también es cierto que hay colombianos que hacen lo mismo en España y Europa y en Estados Unidos y no por eso estamos de acuerdo que a todos nuestros compatriotas les den trato despectivo, los extraditen y no les den la oportunidad de vivir de una manera digna.

Por ahora ellos están varados en Colombia, sin ingresos fijos, sin vivienda, en algunos casos sin educación para sus hijos y sin poder regresar a su hogar al lado de los suyos, con un futuro incierto.

De manera que, en medio de toda clase de dificultades, los venezolanos trabajan y aguantan en Colombia. A pesar de esas precarias condiciones en que permanecen, encuestan estiman que entre el 75 y el 85 por ciento quieren quedarse en Colombia.

Después de casi dos década de llegada creciente de venezolanas, a comienzos de este año las autoridades de migración reportaron que por primera vez hubo disminución de esos migrantes.

Pero ahora, con lo que acaba de ocurrir con el ‘triunfo’ de Nicolás Maduro en las elecciones del domingo, muchos expertos creen que la llegada de venezolanos aumentará
“Esas elecciones afectarán los flujos migratorios independientemente del ganador”, dijo un informe de prensa del domingo. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados califica la salida de venezolanos de su tierra como el mayor éxodo de la historia reciente de América Latina.

Una encuesta nacional realizada en abril por la firma encuestadora Delphos, con sede en Venezuela, indicó que alrededor de una cuarta parte de los venezolanos pensaba en emigrar si Maduro volvía a ganar. De ellos, alrededor del 47 por ciento dijo que una victoria de la oposición les haría quedarse, pero aproximadamente el mismo porcentaje indicó que una mejora de la economía los mantendría en su país de origen.

Dice la ONU que históricamente los migrantes en todo el mundo han enriquecido a las sociedades. Ojalá el Gobierno nacional y los gobiernos departamentales y municipales lo entienda así, porque si esa llegada de venezolanos crece hay que incluirlos en los programas oficiales, como de todas formas ya lo deberían de haber hecho
Es posible aprovechar el potencial de una movilidad humana, como la que ha estado ocurriendo. Los gobiernos –dice la ONU- deben pasar de las palabras a la acción e incluir a los migrantes, independientemente de su condición jurídica, en sus planes de recuperación social y económica.

En la actualidad en todo el mundo hay más individuos que en ningún otro momento de la historia de la humanidad viviendo en un país diferente al propio.

Y en cuanto a nosotros, los ciudadanos de a pie –también retomo palabras del discurso de la ONU: “Nunca ha sido tan urgente como hoy demostrar solidaridad con las personas migrantes”.

Publicidad

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.