Críticas sociales, expresiones de odio, ira, rencor o amor, y construcción de identidad dentro de una comunidad; cualquiera que sea la intención de los memes, hoy forman parte del contenido masivo de la comunicación virtual. Un estudio lingüístico aborda aspectos de su papel en la interacción humana.
Por | Agencia UNAL
El concepto de meme nace del interés investigativo del biólogo británico Richard Dawkins, quien en su libro El gen egoísta (1976) construye la palabra meme como un proceso simultáneo a los genes: mientras estos últimos llevan la información genética del ser humano, el meme transmite la herencia cultural.
Más adelante el término fue desarrollado por la israelí Limor Shifman y el británico Ryan Millner, quienes ampliaron la mirada de Dawkins y se interesaron por los memes digitales, o sea aquellas construcciones que para ellos tienen forma, contenido y postura específica, y que adquieren cada vez más sentido como grupo, y no por separado, lo que quiere decir que para entender un meme elaborado con el rostro de un actor famoso, por ejemplo, se deben analizar distintas variaciones como color, texto, sentido de la imagen, etc.
El lingüista Jack Henríquez, profesor de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), define el meme digital como “un elemento, que puede ser una imagen, una frase, un video, e incluso hoy un filtro de TikTok, en el que se genera tal viralidad, que se replica constantemente”.
Señala además que “el meme se puede moldear a tal punto, que llega a representar diferentes situaciones relacionadas con la vida cotidiana, incluyendo un referente compartido entre los usuarios que los difunden y consumen. Por ejemplo, si se observa un meme sobre una situación de Los Simpsons, y la persona no conoce esta serie animada, lo más probable es que no entienda el contexto de lo que se está contando”.
La imagen macro (combinación de imagen estática y texto), tipo de meme más popularizado en las redes, es una muestra clara de la estructura del meme en general, ya que produce una incongruencia, por ejemplo, el efecto generado por un chiste, que puede desembocar en risas dependiendo de la interpretación que se dé a la información. Por otro lado, los memes son relevantes para los usuarios si les aportan nueva información o refuerzan la ya existente.
La interpretación de un meme
Más allá del humor, existen varias funciones que sobrepasan los límites interpretativos que se dan a los memes. El profesor Henríquez menciona que “en especial juegan un papel importante de comunicación informal y de cohesión grupal que no está estrictamente determinada por visiones positivas alrededor de los temas planteados”.
El sentido que toman estas construcciones depende de la interpretación que cada persona les da a las situaciones presentes allí. Así, no es lo mismo si un meme sobre la xenofobia lo ve una persona que no ha tenido que sufrir de discriminación, que si lo ve alguien que sí la ha padecido, en cuyo caso se puede producir una ofensa hacia una población o comunidad.
Además, funcionan como una ventana para expresar emociones. Un meme se puede utilizar para desahogarse frente al rompimiento de una relación, expresar la felicidad de graduarse de la universidad, o mostrar rechazo ante un problema social (intolerancia, violencia, corrupción, etc.).
Se comparten los memes que generan identidad
En su tesis para la Maestría en Comunicación y Medios, el profesor Henríquez elabora un análisis detallado de la comunidad de Facebook llamada “Seguidores de la grasa”, en la que encontró particularidades como el lenguaje utilizado, el conocimiento de la historia de la página y la identidad a través de emojis.
La investigación es una muestra de la nueva realidad asociada con los memes, de su entrada al mundo de lo cotidiano, y sobre todo de un nuevo interés de la comunidad académica en estos temas.
“Seguidores de la grasa” se dedica a la creación humorística, cuya naturaleza polémica al hablar de temas como la xenofobia, la homofobia, el racismo o la religión, lo ha convertido en uno de los grupos más populares de Latinoamérica y España.
La metodología de la investigación consistió en involucrarse con el grupo por seis meses, con el fin de recolectar toda la información posible; se realizaron entrevistas a administradores y usuarios, diarios de campo y observación no participante, es decir que el investigador está en el grupo pero no interactúa ni sigue la misma dinámica que sus integrantes, sino que observa y describe lo que ocurre.
El experto afirma que “uno no comparte un meme con el que no se sienta identificado”. Los usuarios de las redes sociales parecen tener un filtro dentro de su interacción virtual, que es construir una identidad a partir de los memes que ven y comparten.
Los integrantes de “Seguidores de la grasa” comparten los memes de la página porque sienten pertenencia con las temáticas e intereses propuestos allí, por lo que le dan mayor importancia a este grupo y no a otros, cuyas opiniones o formas de comunicarse no forman parte de su identidad.
“Los memes siempre han existido, solo que han tomado diferentes formas a lo largo de la historia”, asegura el profesor Henríquez, aseveración que va de la mano con la visión que tiene Dawkins sobre los memes.
Los memes seguirán evolucionando, y su capacidad de propagarse dependerá de las redes que se estén utilizando para este fin. En la era actual, se crean nuevas plataformas todo el tiempo, y este proceso hace que el meme, cuya naturaleza es dinámica y cambiante, siga un curso de transformaciones y adaptaciones al contexto.
“Los memes se quedan guardados en la historia, y servirán quizá como referente para las generaciones cuando crezcan y se puedan comunicar entre ellas”, concluye el profesor Henríquez.