Los alcaldes de Boyacá y José Luis Bohórquez

De izq. a der.: Alcaldes de Tunja, Mikhail Krasnov; de Paipa, Germán Camacho; de Sogamoso, Mauricio Barón; y, el suspendido alcalde de Duitama, José Bohórquez.
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¿Cómo les ha ido a los alcaldes de las principales ciudades de Boyacá que acaban de cumplir los primeros seis meses en sus cargos?
En general mal; ya se acabó la luna de miel con los electores y la gran mayoría de ellos se encontró con la fría y triste realidad de que los presupuestos estaban agotados y de que no hay la manera de cumplir con tantas promesas de campaña.

Por | Ricardo Rodríguez Puerto

Las miradas de todo el departamento e incluso del país se han centrado de Mikhail Krasnov, el ciudadano colombo ruso que derrotó a las maquinarias liberales, conservadoras y verdes y se convirtió en el alcalde de Tunja.

La verdad es que el comienzo del Gobierno para Krasnov no puede haber sido más desafortunado. En seis meses se han producido toda clase de denuncias contra el Profesor, como lo llaman todos, por posibles irregularidades en contratación, nepotismo, nombramiento de funcionarios sin el cumplimiento de los requisitos legales y hasta acoso laboral.

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Basta resumir que el Alcalde de Tunja contrató en su gobierno a un abogado que había presentado una demanda contra él por supuestamente estar inhabilitado y al familiar de un magistrado que lo investigaba. Igualmente, que su compañera sentimental, quien funge como primera dama, fue grabada refiriéndose al entramado de cuotas burocráticas para los concejales.

De manera que en este primer semestre el Alcalde ha mostrado su alto grado de desconocimiento, su ignorancia del manejo del sector público, con una alta posibilidad de que termine suspendido, destituido o incluso en la cárcel. Para decirlo en pocas palabras, si el Ruso no corrige y no se asesora bien, este gobierno va a terminar en desastre, en desastre para Tunja y para él y se va a arrepentir hasta de haber venido a Colombia.

El alcalde de Paipa, Germán Ricardo Camacho, todavía tiene la enorme ventaja de que desde hace décadas gran parte de los habitantes de esa ciudad querían verlo como su mandatario. De manera que conserva alguna popularidad pero comienza a verse diezmada por un bajo perfil de algunos de los integrantes del gabinete y su inactividad en algunos frentes.

Camacho es un hombre de carácter, es serio, amable, conciliador, pero ya le empiezan a exigir resultados. Experiencias como la que acaba de ocurrir, con un Festival del Lago que atrajo a miles de turistas, pero que tenía una muy pobre programación, no pueden repetirse. A la agenda del Festival del Lago le faltó presupuesto pero, sobre todo, creatividad e imaginación. No puede ser que un pequeño municipio, con un muy pobre presupuesto como Pesca, sí tenga la posibilidad de contratar artistas para su Festival del Retorno y Paipa haga un Festival del Lago como si fuera un municipio de sexta categoría.

El alcalde de Sogamoso, Mauricio Barón Granados, definitivamente es el mejor entre las ciudades importantes de Boyacá y es que tiene la experiencia. Barón es abogado, fue personero, juez penal, superintendente delegado de Tránsito de la Superintendencia de Puertos y Transporte, contralor delegado para el Sistema General de Regalías de la Contraloría General, director de Juicios Fiscales de la Contraloría Distrital de Bogotá, secretario de Gobierno (e) de Bogotá y gerente nacional de Regalías en la Agencia Nacional de Minería (ANM).

Trabaja, tiene sentido común, es práctico en el manejo de los asuntos públicos, es mediático, conoce la administración pública y, aunque lo habían atacado en campaña por sus supuestas malas relaciones con el Gobierno Petro, es el que más ha logrado y concretado recursos con el Gobierno nacional. El Alcalde de Sogamoso tiene un buen equipo, en el que él es el líder, quien responde, pero asigna tareas que sigue de manera permanente. Su lema es se hace o se hace.

Y, de las ciudades más grandes de Boyacá, dejo de último el Alcalde de Duitama, José Luis Bohórquez, a quien el Consejo de Estado acaba de ordenar la suspensión del cargo. Esta semana el Gobernador, Carlos Amaya, designará alcalde o alcaldesa encargada de Duitama.
Bohórquez es otro inexperto en administración pública y, aunque es el único alcalde de Boyacá del mismo partido político del presidente Petro, no ha hecho mayor gestión o casi no ha logrado concretar recursos del Gobierno nacional.

Su balance como alcalde es pobre, su administración iba mal pero tiene la ventaja de que los duitamenses ya se acostumbraron a que esa ciudad sea tierra de nadie. Todos sus alcaldes o alcaldesas en más de 20 años han sido malos, nadie responde por nada y el Gobierno de Boyacá tampoco ha hecho nada por Duitama, pero nadie reclama.

De manera que, con episodios como el del monumento de César Rincón o el cuasi enfrentamiento entre católicos y la comunidad LGTB a la que el Alcalde acompañaba, que seguramente apresuraron la decisión de algunos magistrados contra el mandatario, el Consejo de Estado pudo haber terminado haciéndole un favor.

Ahora, como ya ocurrió con Gustavo Petro hace unos años, José Luis Bohórquez, defensor de los toros, contradictor de los taurinos, simpatizante de los movimientos por la libertad, puede terminar como un mártir y alguien que realmente se puede proyectar en política. Incluso puede ser el candidato alternativo para la Gobernación de Boyacá, si el Consejo de Estado también falla contra Carlos Amaya, como es previsible.

Con su discurso reivindicatorio, José Luis Bohórquez sigue siendo una figura nueva y el único candidato alternativo de la política de Boyacá. Hay dos cosas malas que le pueden ocurrir en su carrera política a mediano plazo: 1. También como es previsible, que dentro de un año aproximadamente el Consejo de Estado falle de fondo y declare que efectivamente incurrió en doble militancia, con lo cual lo dejará por fuera de la política regional y nacional en momentos en que el gobierno Petro esté llegando a su fin; y 2. que lo reintegren al cargo y que termine haciendo una alcaldía sin pena ni gloria, como ha pasado con todos los alcaldes y alcaldesas de Duitama en 30 años. La Alcaldía de Duitama es el mayor quemadero de la política regional, solo comparable con la Alcaldía de Tunja.

Lo más aconsejable para Bohórquez, que muy seguramente no lo hará, es renunciar al cargo de una vez y no esperar la decisión de fondo del Consejo de Estado.

Quedará como un perseguido, ‘no lo dejaron trabajar’; y seguramente será nombrado en un alto cargo del Gobierno nacional. Pero si eso no ocurriera, con su estilo, con su discurso, con su forma de ser, Bohórquez se convertirá en una figura de la política regional e incluso alguien a mediano plazo podría llegar al Congreso, a la Gobernación o a otras instancias del poder.

Pregúntenle a los jóvenes, a esa generación que hizo a Petro presidente de Colombia, qué opinan de que Bohórquez haya derribado la estatua de César Rincón como si fuera la de Hitler o de Gadafi, de que le haya salido a responder y a contraatacar en redes a la periodista Salud Hernández, a la senadora María Fernanda Cabal, al ganadero José Felix Lafaurie, al periodista Luis Carlos Vélez y al expresidente Álvaro Uribe o qué opina de que le hubiera dado la razón a la Comunidad LGTB en su derecho a manifestarse y a colocar su bandera en el edificio de la Plaza de los Libertadores, por encima de lo que piensen los católicos de esa ciudad tradicionalmente goda.

Si hace esa consulta o si alguien hiciera por estos días una encuesta en Boyacá sobre la popularidad de José Luis Bohórquez se sorprendería de los resultados.

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