Por | Eduardo Malagón Bravo / Escultor e Historiador.
La historia de nuestro siempre glorioso Ejército de Colombia tiene sus inicios también en estas tierras boyacenses.
Este Ejército que es la proyección del Invencible y Victorioso Ejército Libertador de la Campaña Libertadora de 1819, y la Primera Brigada, que es una institución centenaria, que dan lustre a la majestad y grandeza de nuestra tierra, madre de la libertad de América.
Podrá tener la condición de unidad menor en el argot o disciplina militar, pero en la jerarquía histórica siempre se ha considerado en la cúspide del valor, del honor y la gloria, con su nominación de Primera Brigada, con sus unidades militares de primer orden: Batallón de Infantería No. 1 General Simón Bolívar, Batallón de Apoyo para el sostenimiento del Combate ASPC No. 1 Cacique Tundama, Grupo de Caballería Mecanizado José Miguel Silva Plazas, Batallón de Artillería No. 1 Batalla de Portete de Tarqui, Batallón de Instrucción Entrenamiento y Reentrenamiento No. 1 José Joaquín Camacho, Batallón de Infantería no. 2 Mariscal Sucre, Batallón de Alta Montaña No. 2 Santos Gutiérrez, Grupo Gaula Boyacá.
La Primera Brigada hace parte de nuestro patrimonio histórico desde su creación en enero de 1920, hasta nuestros días; desde su primer Comandante el señor general Gregorio Victoria Tascón, oriundo de Buga La Grande, Departamento de Valle del Cauca, hasta el actual Comandante el señor Coronel Mauricio Alejandro Lucero Vallejo, de Pasto, Departamento de Nariño. Se considera que su designación a esta Unidad Militar es una especie de premio o reconocimiento por su buen desempeño. Para los soldados de Colombia, la mejor presea es llegar a Boyacá; así como el Libertador Simón Bolívar el 8 de agosto de 1819, terminada la batalla de Puente de Boyacá y concluida toda Campaña Libertadora, ordenó que se colocara la inscripción “Boyacá” en todos los pabellones y estandartes de los batallones que participaron en la epopeya granadina, como la mejor distinción de reconocimiento por su consagración, valor y sacrificio, por la libertad.
Esta efeméride deberá tener la mejor presentación con la excelsa suntuosidad del boato militar, después de guardar el silencio en honor y respeto por quienes han ofrendado sus vidas por defender las de los demás… hay que lanzar las campanas al vuelo y disparar unos cuantos cañonazos que retumben en todo el territorio nacional para conmemorar tan especial aniversario.
Tengo por cierto que hay buenos augurios de este comando, cuando se percibe una amplia disposición de continuar la consolidación de la historia en la cultura militar en sitial fundamental del devenir de nuestra comunidad. Vale la pena seguir fortaleciendo los centros de memoria, para que cada episodio, cada personaje, cada mártir, ocupe un lugar en la historia de nuestras instituciones castrenses, para que esa memoria histórica no se refunda y se olvide, en la maraña existencial de fundamentalismos ideológicos que pretenden violentar su esencia.
Que bueno que además de la instrucción militar, el orden cerrado, se dé clases de historia y se les instruya en el campo de la socialización en comunidad; Creo que regresar a la enseñanza de la cívica y urbanidad de Carreño, en los cuarteles sería un componente fundamental del desarrollo integral de nuestros soldados.
Para las familias será de buen recibo que les devuelvan a sus hijos con mayor grado de preparación para la vida, a como llegaron para su incorporación.
Desde la propia historia, hay referentes que nos sirven de ejemplo, que siempre deben ser autentico y nuestros perfiles de identidad, como son Pedro Pascasio Martínez y su compañero, el negrito José, quienes en un momento de sublime consagración, ante el soborno que les ofreciera el Coronel Barreiro, comandante del Ejército español, para que le permitirán escapar, luego de la derrota en la batalla de Puente de Boyacá, estos dos niños, de humilde cuna, niños de Boyacá y de Colombia entera, de valor y grandeza, de mirada sublime. Como la luz de las estrellas, como el verde esmeralda, como la verde esperanza, son ejemplo perenne, de pulcritud, de lealtad. También niñas y mujeres que sobresalen en los mosaicos de nuestras historias, cuando caminaron al lado de sus hermanos, o de sus esposos, o sus hijos, para apoyarlos en los momentos álgidos de las batallas del ayer o los enfrentamientos de la contemporaneidad.
El honor y la gloria prevalece por encima de toda consideración y más aún, cuando en un balance de las acciones, reluce el fervor, la dedicación o entrega, al servicio de la Patria.
Gloria, gloria al soldado y que su fama corra por el solar nativo en crónica y cantar, y que solo a la recia medida de su pecho la patria del mañana se vuelva a edificar…
Soldados de Colombia. La luz de vuestras armas es un reflejo heroico, del sol de Boyacá; que, al proyectarse en medio de espadas y banderas, las sendas de la Patria por siempre alumbrarán…
Felicitaciones, de igual manera, al señor Brigadier Javier Nayro Martínez Jiménez, Comandante de la Segunda División; al señor Coronel Mauricio Alejandro Lucero Vallejo, comandante de la Primera Brigada, a todos los comandantes, oficiales, suboficiales, soldados. Al personal civil de cada una de las dependencias que conforman una sola familia de la Primera Brigada.
Al señor General Hélder Giraldo Bonilla, comandante general; al señor Mayor General Luis Mauricio Ospina Gutiérrez, comandante del Ejército.
Patria Honor Lealtad … Fe en la causa.