El Tour de Francia está a punto de comenzar, del 7 al 29 de julio se disputará la edición 105 de la ronda francesa. Como se ha hecho costumbre, las expectativas puestas sobre Nairo Quintana son muy altas. Sin embargo, al pedalista del Movistar le será imposible triunfar en todas las etapas, por eso deberá prestar atención a días específicos que pueden marcar su camino en la conquista del ‘sueño amarillo’.
La carrera por etapas más prestigiosa del circuito ciclístico está a punto de comenzar. Los grandes aspirantes al título ultiman detalles en su preparación para encarar la prestigiosa competencia.
Pero a pesar de la exigente preparación, los aspirantes al título deberán prestar atención a ciertas etapas que marcarán la diferencia en la ronda gala.
El primer gran reto de este Tour aparecerá apneas en la tercera etapa, con una contrarreloj por equipos que no marcará gran diferencia, pero en la que los equipos de los aspirantes al título deberán prestar especial atención para perder el menor tiempo posible.
La novena etapa, que marca el final de la primera semana de competencia, será de especial importancia para hombres como Nairo Quintana (Movistar), Chris Froome (Sky) y Riche Porte (BMC); que no están acostumbrados a correr sobre pavé, y en esta jornada, que es llana, la dificultad está concentrada en los 15 fragmentos de pavé, que inician sobre el kilómetro 47 y se mantienen prácticamente hasta el final del recorrido. En el caso de Quintana, será indispensable e apoyo de gregarios como Daniele Benatti y José Joaquín Rojas, que conocen un poco mejor el terreno.
La etapa 10, a pesar de no ser la que presenta una mayor dificultad, marca un punto de quiebre porque es en esta donde se aprecia una real aparición de la montaña. Esta etapa cuenta con un puerto de cuarta categoría, uno fuera de categoría y tres de primera; estando situada la cumbre del último de estos a diez kilómetros del final, por lo que allí será indispensable que Quintana llegue acompañado de un especialista en descensos como lo es Alejandro Valverde. Si bien esta etapa no necesariamente se presta para sacar ventaja a sus rivales, si es de completa relevancia llegar junto a ellos, no perderles pisada.
Sin embargo, será de mucha más importancia para Nairo Quintana la etapa que se disputará al siguiente día. Son solo 108,5 kilómetros de recorrido, pero cuentan con cuatro puertos de montaña, los dos primeros catalogados fuera de categoría, el que le sigue de segunda, y el último, que marca el final del trazado, de primera. Allí, por ser un final en alto, Quintana deberá empezar a sacar ventajas, tendrá que mostrar sus dotes en la montaña y si le es posible, lanzar un demoledor ataque lejano a la meta, ataque difícil de soportar para aquellos que no son especialistas en el terreno. Esta etapa está planeada exclusivamente para los escaladores, por eso podría verse allí un interesante duelo entre hombres como Nairo Quintana y Romain Bardet (Ag2r).
La etapa 12 también será trascendental para los aspirantes al título, y será así porque esta termina con el ascenso al mítico Alpe d’Huez. Este puerto, que alguna vez vio ganador a ‘Lucho’ Herrera, se hizo histórico por sus más de 13 kilómetros en constante ascenso y las 21 curvas que llevan a su cumbre, que sin duda alguna implican un mayor desgaste para todos los pedalistas que aspiran a conquistarlo. La pendiente media del Alpe d’Huez es de 8,2%, mientras que su pendiente máxima es de 11,5%.
La etapa 17 será el gran atractivo de este Tour de Francia. Son apenas 65 kilómetros en los que están situados tres puertos de montaña, los dos primeros de primera categoría y el último, que coincide con la meta, de categoría especial. Esta es la segunda etapa más corta en toda la historia de la ‘Grande Boucle’, y en ella está asegurado el espectáculo; habrá una constante lucha por fragmentar el pelotón y por adueñarse de la punta. El recorrido no permitirá esperar al líder de filas o a un gregario indispensable; por ello la concentración y la resistencia serán claves para aspirar un triunfo. Se agrega a todo esto, que esta etapa se disputa en la tercera semana de competencia, donde las fuerzas y el aliento han mermado, y en donde solo los más fuertes mentalmente tienen posibilidades.
La penúltima etapa está destinada a una contrarreloj individual, muy alejada de las tradicionales etapas contra el reloj en las que se puede ganar siguiendo el manual. Consta de 31 kilómetros, pero las constantes subidas y bajadas hacen que grandes especialistas en la modalidad no vayan a sacar provecho de esta.