Las diez razones por las cuales Carlos Amaya no renunció a la Gobernación de Boyacá

Gobernador de Boyacá, Carlos Amaya. Foto | Vía @FNDCol
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Aunque dice que todo era especulación y que las reuniones con el Presidente eran para hablar de otros asuntos, todo indica que el mandatario reculó por varias razones adicionales a su intención de ‘cumplirle lo prometido a los boyacenses’. Análisis.

“No renunciaré”, el título de la más popular canción de Alci Acosta, la dijo hoy el gobernador de Boyacá, Carlos Amaya, para referirse a que definitivamente decidió desistir de su aspiración a la Presidencia de la República, que estuvo contemplando durante varias semanas.

Por supuesto que cumplirle a los boyacenses y terminar el periodo para el que fue elegido es una de esas razones, pero no la única ni la más poderosa para que hubiera tomado esta última decisión.

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1. Cumplirle a los boyacenses. Carlos Amaya no renunció porque tiene un gran compromiso, ineludible, con por lo menos 280.000 boyacenses que confiaron en él y porque desde campaña prometió que en este, su segundo mandato, construirá una ‘Boyacá grande’ que todavía no se ve.

2. Problemas de salud. Amaya ha tenido que lidiar con inconvenientes de salud que no tienen que ver con su edad, apenas 40 años, sino que son secuelas del accidente de tránsito que sufrió en julio de 2016, cuando apenas llevaba unos meses como gobernador de Boyacá en su primer mandato. Ese accidente le dejó problemas en la columna vertebral, piernas, cadera y órganos vitales y le generan dolores y dificultades para poder desplazarse. Durante su primer gobierno y en este ha tenido que solicitar licencias para ocuparse de sus temas de salud.

3. La inhabilidad. Aunque muchos abogados, magistrados y expertos dijeron que no existía esa inhabilidad, otros consideran que sí la hay. Incluso hace una semana la Directora de la Misión de Observación Electoral dijo que Amaya no podía ser candidato presidencial. Amaya había respondido que, sin ser abogado, lo que señala la Constitución prevalece sobre cualquier otra norma y en ese podría tener la razón.

4. La voz de los campesinos. Amaya tiene raíces en el campo y con frecuencia escucha lo que dice la sabiduría popular. El mandatario indagó con algunos habitantes del campo que le habrían dicho, más con sentido común que con visión política, que es muy joven y que seguramente la posibilidad de luchar por la Presidencia se le puede dar en el futuro.

5. La oposición a su nombre. Amaya era consciente de que, incluso con ‘el guiño’ del presidente Petro, la dirigencia de la izquierda y del centro no lo iba a esperar con los brazos abiertos. Estaba seguro de que, una vez presentara la renuncia, senadores e influencer de los ‘sectores alternativos’, que ya no lo son, lo cuestionaría y lo atacarían por su pasado y a él como figura política.

6. La impopularidad del presidente Petro. Todas las encuestas que han hecho muestran que el Presidente conserva entre un 35 y un 40 por ciento de popularidad, pero hay cerca del 55 por ciento que desaprueba su gestión y eso pesaba en contra de la aspiración de Amaya.

7. El miedo a las críticas y a los ataques. Amaya se acostumbró a tener a la prensa y a los periodistas a su favor. El Mandatario es especialmente sensible a los cuestionamientos y durante las últimas semanas, solo con el rumor de su posible aspiración, ya había despertado enérgico editoriales y pronunciamientos de dirigentes como el concejal de Bogotá Daniel Briceño, que ‘lo tenía entre ojos’.

8. La aspiración de Roy Barreras. En la sola izquierda el presidente tiene a varios ‘pesos pesados’ con los que podría jugársela para la Presidencia, como María José Pizarro, Carolina Corcho o Gustavo Bolívar, pero sabe que con la sola fuerza del petrismo no le alcanzará y que le tocará jugar con alguien de centro izquierda. Por eso surgió la posibilidad de Roy Barreras, un político profesional con todas las virtudes y defectos de un político moderno. Barreras sería un rival de muchos kilates para la aspiración de Amaya en la centro izquierda.

9. El daño a Claudia y a Fajardo. Los dos han sido amigos y compañeros de brega política en el pasado. Una eventual candidatura presidencial de Amaya hubiera roto su relaciones con los dos porque, en primer lugar, acabaría con cualquier aspiración de la exalcaldesa de Bogotá toda vez que comparten parte de los que podría ser su electorado y debilitaría la opción del exgobernador de Antioquia.

10. La Presidencia puede esperar. El gobernador de Boyacá es muy joven y tiene una posibilidad cierta de aplazar la posibilidad de luchar en un futuro por el Primer cargo de la nación. Para eso ha estado construyendo alianzas en muchas regiones y hoy es el más poderoso de los gobernadores del país. Para tener un futuro cierto tendrá que hacer una buena Gobernación y eso todavía está por verse.

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