Por | Senadora Sandra Ortiz
Se acerca una reforma tributaria inminente, el exceso de gasto público ha generado un endeudamiento que tiene la regla fiscal en jaque con una caída de ingresos cercana a 2,5% del PIB. Una de las propuestas que ha presentado el gobierno nacional es la eliminación de exenciones del IVA y una reducción de la base gravable del impuesto de renta, una reforma tributaria que afecta drásticamente a clase media y a la más pobre del país.
Se estima que la universalización del IVA generará recursos anuales cercanos a los 62 billones de pesos (6,2% PIB), recursos que saldrán de la clase media y baja. De darse esta reforma tributaria llevaría al 23% de los pobres a pobreza extrema, un 16% de hogares en vulnerabilidad a pobreza y un 23% de la clase media se expulsarán directos a la vulnerabilidad.
Gabriel García Márquez decía “El día que la mierda tenga algún valor, los pobres nacerán sin culo”; es así como las personas más humildes en este país parecen estar condenados a la miseria, pues la solución para una crisis donde los más afectados han sido los pobres no puede ser la de fortalecer un impuesto que genera regresividad. Y es que todo ha estado en contra de la población más pobre de nuestro país, pues la pandemia dejó a su paso mayores afectaciones en las poblaciones con menores ingresos, según el DANE el 90% de las muertes por Covid-19 se encuentran en los estratos más bajos, los estratos uno y dos reúnen el 63,3% de muertes a causa del coronavirus; es así como, el gasto para estas familias ha aumentado significativamente, aunado al hecho de que 2,4 millones de personas perdieron sus empleos.
La pobreza, concebida como la carencia de bienes y servicios necesarios para vivir, es el peor de los males de una sociedad y de una economía, pues es fácil entrar, pero muy difícil salir de ella; diversos autores económicos la han descrito como una trampa, un mecanismo autosostenible que se mantiene por generaciones.
En nuestro país, tan solo en alimentación y arriendo los hogares pobres gastan un 53,7% de sus ingresos, mientras que las personas con ingresos altos un 29,8%; si a esto, le sumamos gastos en alimentación, transporte y servicios públicos los pobres gastan un 74,6% de sus ingresos mensuales; en otras palabras, lo poco que se gana se gasta; de ahí que, no es inteligente pensar en generar una mayor carga en el consumo de los hogares donde la capacidad es limitada, donde se carece de capacidad de inversión y de acceso a créditos, lo que elimina de tajo la esperanza de una familia de cambiar su condición económica.
Generalmente, los impuestos que pagan los ciudadanos de una nación aportan al desarrollo del país, alimentación, salud pública, mejor movilidad, cultura, deporte y servicios públicos, pero en un país como el nuestro, infortunadamente, no se ve la inversión de esos impuestos, sino que cada vez son mayores los escándalos de corrupción con el erario público.
El tema que genera indignación respecto de la universalización del IVA, es que el 13% de los bienes y servicios se encuentran exentos del IVA y un 4% con tarifa diferencial, incluidos de manera estratégica para ayudar al bolsillo de los colombianos, para generar tecnificación, desarrollo, construyendo país para que ahora los quiten, como se dice coloquialmente, a machetazo. Así por ejemplo los tractores para la tecnificación del agro carecen de IVA o productos básicos como la leche y los huevos. Solo universalizando el IVA para los alimentos, costaría a los colombianos 9,3 billones de pesos (0,9% PIB), la clase media soportando el mayor porcentaje de este impacto aportando un 37%, los hogares vulnerables un 33% y los hogares de clase alta apenas un 5%.
La universalidad del IVA busca aumentar el precio de los bienes que más necesita la población, agudizando la difícil situación de los hogares colombianos que, según el DANE, durante la pandemia, más de 10 millones de personas pasaron de 3 a 2 comidas diarias por la difícil situación económica en la que se encuentran.
A estas alturas del partido me pregunto, en qué mundo paralelo habita el gobierno nacional al aplicar tal medida y hasta qué punto podremos aguantar tantos garrotazos.