La solución del Gobierno no puede ser endeudar al campesino

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Por: Julio Medrano / @JCMedrano3 / juliomedranoperez.blogspot.com

El Presidente de la República, embutido en su chaqueta nueva y luciendo sus largas y nacaradas patillas, mira siempre fijo a la cámara. Sobre la mesa cuatro marcadores Sharpie, dos color rojo, uno azul, otro negro; pote de gel de tapa dispensadora color naranja, lleno, igual que en las últimas cinco alocuciones pregrabadas [¿es un frasco nuevo, o, es el mismo de siempre? (tampoco se sabe si es antibacterial o fijador de pelo)]; un vaso de agua; papeles en blanco. En su discurso de voz dulce y socarrona, agradece a la cadena de abastecimiento y a los campesinos por trabajar para que los colombianos podamos tener alimento. Frunce los labios. Les solicita mantener ese valeroso esfuerzo por seguir cultivando, porque el agro no para, dice y endurece la redonda nariz. Cree que al decirlo con firmeza el Covid-19 no llegará jamás al campesino.

Apagan cámara y luces. El equipo de producción destapa una Coca-Cola dos litros y un paquete de Doritos tamaño familiar. El Community Manager, recomendado por Hassan, sonríe fríamente al ver los primeros memes que comenta la gente en el video recién compartido en las redes sociales de presidencia; algún osado comparó la nueva chaqueta deportiva del Presidente con la de Frank Underwood. María Juliana pide a la ayudante doméstica que ice la bandera en la ventana.

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El Ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, lustra sus grandes gafas cuadradas antes de firmar con un Sharpie rojo presidencial, un papel que dice en letras mayúsculas y negrilla ‘APERTURA DE LÍNEA DE CRÉDITO COLOMBIA ALGO PRODUCE’. Cruza las piernas, le incomoda la silla Rimax que le dieron junto con el presupuesto para el agro. En letras de tamaño medio: ‘1,5 billones de pesos para los productores del campo con el fin de que obtengan recursos para continuar sus actividades productivas y así abastecer de alimentos a los colombianos’; en tamaño minúsculo y sin negrilla: ‘Comisión Nacional de Crédito Agropecuario (CNCA) aprobó esta línea, que cuenta con un plazo de 3 años y máximo uno de gracia. La tasa de interés para el pequeño productor es de DTF-1%, equivalente al 3,5% y para el mediano y grande del 4,5%’. Las líneas menos notorias del papel fotocopia dicen algo así como: ‘Incentivo económico a aquellos trabajadores y productores del campo mayores de 70 años, por un valor cercano a 80 mil pesos’. El Ministro no lee porque no tiene las gafas puestas, firma con su nuevo marcador rojo. Saca de su bolso de cuero una bebida de Ensure y una barra de granola que mandó comprar en el D1 más cercano a la Casa de Nariño.

En una bandeja olvidada sobre la mesa, marchitan manzanas, duraznos y ciruelas. Los niños beben Manzana Postobón en vasos de vidrio con largos pitillos de colores.

María Juliana balbucea maldiciones al encontrar en Twitter las denuncias de un tal César Pachón sobre importaciones de arroz y pide a los gremios arroceros que no se arrodillen, porque no tienen garantías de que alguien compre su producción. La Primera Dama sigue deslizando el dedo sobre la pantalla del Iphone y encuentra la cuenta de otro fulano, Wilmer Leal: “En denuncias ciudadanas se ha evidenciado el incremento de precios en insumos como fertilizantes, hago un llamado a @MinAgricultura, @MinHacienda, @sicsuper para garantizar cobertura, garantías de acceso a beneficios a productores, regulación de costos, vigilancia y control”. No soporta los insultos que tuitean contra su esposo por el decreto 486, camina hacia Hassan que come un helado de fresa mientras saca de su boca con asco un largo pelo ondulado. María le muestra el celular, y Hassan la mira, sonríe y dice: no se preocupe, si no se trata del Senador Ciro, nadie presta atención a los Representantes boyacenses.

En la calle un agente policial azota contra el piso a un vendedor de aguacates, le destroza los dientes a bolillazos mientras se guarda un aguacate en el bolsillo. El grito del hombre hace que María Juliana y los niños se asomen a la ventana. La bandera les pega en la cara y el viento se oye íntimo entre el poste y las tres telas colgantes.

—Hassan, prenda la cámara y las luces.
—Sí, Primera Dama. ¿Tiene discurso o, se lo escribo?
—Tengo uno, la bandera y la patria, un lindo símbolo para no contagiarnos, el Coronavirus será eliminado; para los mamertos durará un poco más.
—No olvide darle las gracias a la gente y a la Iglesia, eso les gusta, mi señora.

*Las opiniones expresadas en este texto son responsabilidad exclusiva de su autor y no representan la postura editorial de EL DIARIO.

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