Por | Edilberto Rodríguez Araújo- Profesor investigador, integrante del grupo OIKOS de la UPTC
Le puede interesar: La puja por la Rectoría de la UPTC (1)
La cuenta regresiva…
A un poco más dos semanas de la designación de rector en la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia (UPTC), paulatinamente se van perfilando los aspirantes más opcionados y se va decantando la baraja de los elegibles. El censo electoral validado por el Comité Electoral de la institución es copioso. El 15 de noviembre 88.431 egresados podrán depositar su papeleta en las urnas, mientras que 30.994 estudiantes, 508 profesores de planta y 208 funcionarios, recurrirán, el día siguiente, al voto electrónico.
Las especulaciones y los vaticinios proliferan y los candidatos se apresuran a buscar el respaldo de los nueve integrantes del Consejo Superior, cuya heterogénea composición y volátil preferencia, no asegura un apoyo irrestricto a uno u otro postulante. Los delegados del Gobierno Nacional-nombrados por el gobierno de Duque y que, a la fecha, no han sido relevados-, no están alineados con la representación del Gobierno departamental (de antemano se prevé que participará el gobernador y no su delegado) y el representante del sector productivo. Los representantes de los estamentos universitarios (estudiantes, profesores, egresados, decanos y exrectores), en su mayoría, no han exteriorizado sus preferencias, a pesar de que, algunos de estos, apuestan a los candidatos que punteen en las consultas. De otro lado, no es difícil anticipar el voto de los representantes de los profesores y de los exrectores.
Los contornos de las propuestas
Las doce propuestas puestas a consideración de los electores en las consultas estamentarias, definieron un eslogan, tales como: ”Unidad para el cambio”(A. Rincón),”Unidos somos mejores” (E. Avendaño), “UPTC somos todos, creamos un mejor futuro” (E. Vera), “Hagamos un trato: Uptc- siglo 21” (E. Páez), “Unidos para trabajar el cambio” (F. Manrique), “Desde las Regiones Construyendo nuestra Universidad” (J. Espíndola),“Gobierno para la construcción de ciudadanía con criterio biocéntrico” (J. Patiño”), “El cambio es ahora, recuperemos la confianza” (L. A. Fonseca), “Por una Rectoría en la UPTC que la recupere: al servicio de Boyacá y Colombia” (L. B. Díaz), “¡Nuestro Tiempo es Ahora!” (M. T. Esteban), “Por una universidad moderna y abierta al cambio” (M. Callejas), y, sin lema alguno (L. Vega). Como se puede observar, los lemas se asemejan, pues las invocaciones a la unidad y al cambio se repiten, las diferencias residen en el horizonte en que se enmarcan.
Si bien es cierto los lineamientos trazados en el Plan Estratégico de Desarrollo son los referentes (literal f del artículo 19 del Estatuto General), que deben guiar los diferentes programas, en varias propuestas (Avendaño, Fonseca, Rincón, Vega y Callejas), los candidatos los reprodujeron, sin un mayor refinamiento interpretativo en las variantes temáticas.
Simultáneamente, las propuestas relacionan un conjunto de ejes, líneas, principios, retos emergentes, etc., abundando los lugares comunes, salvo algunas excepciones, en las que se esboza una narrativa atravesada por una visión humanística, ética o ecológica (Esteban, Patiño y Páez), que sustente estos programas, lo que contrasta con la esquemática visión de pragmatismo cortoplacista y rentabilismo mercantil (Avendaño, Vera, Espíndola, Manrique, Fonseca, Vega y Callejas).
A lo anterior se agrega que, en la visión de pragmatismo economicista no hay referencia alguna a la complejidad de un sistema universitario público desfinanciado , al modelo de universidad en su amplio espectro, a las reformas estatutarias, a la disfuncionalidad administrativa, a la autonomía y democracia universitaria, ni siquiera una pincelada sobre la actual situación presupuestal-financiera de la universidad, menos una articulación jerarquizada de los diferentes postulados de sus programas, pues se mezclan, indiferenciadamente, las cuestiones académicas, con las tecnológicas, el bienestar, la elección directa de rector, la regionalización, la sociedad del conocimiento, la gobernanza universitaria, el ordenamiento espacial o la infraestructura, y así un largo etcétera, cuando no la literal reproducción de los ejes contenidos en el plan estratégico de desarrollo. Es el reino del voluntarismo providencial o el síndrome adánico.
¿Continuismo o renovación?
En muchas de las propuestas se insiste en profundizar la accidentada reforma curricular adoptada por la administración saliente, como la panacea para la (dis)funcionalidad académica. Además, en otros casos, pareciera que el cargo al cual aspiran los postulados no fuera la Rectoría de la UPTC, sino una de las tres vicerrectorías existentes o a gerenciar una institución (gerencia del campus), desde la perspectiva de la rentabilidad financiera, no de la pertinencia académica.
En todo ello, no faltan los guiños populistas, por ejemplo, el ex vicerrector de Investigaciones, tienta al personal administrativo, con propuestas como: “Mis méritos me dan la oportunidad” o “Mi tiempo en la UPTC vale”, lo que también hace el ex decano de Derecho, cuando sostiene: “Aumentar el número de plazas de los niveles profesionales y técnicos reduciendo grados de niveles asistenciales (…)”, añadiendo: “Dar cumplimiento a los acuerdos laborales que se tienen con las organizaciones sindicales(…)”. A su vez, al referirse a los profesores ocasionales, el ex vicerrector plantea esta exótica perla: “un concurso de méritos (…) que permita homologar esta prueba para la integración como docente de carrera de la universidad”. Esto, por supuesto, es distinto a la formalización docente propuesta por ASPU, la organización sindical, que permite incorporar gradualmente a los cerca de 960 profesores ocasionales.
De igual forma, llama la atención, que una de sus propuestas es impulsar una estrategia de marketing que promueva la marca institucional, como cualquier mercancía mercadeable. Asimismo, el actual coordinador de la Maestría en DD. HH. trae a colación el “Respeto a la dignidad docente”, sin embargo, en el reciente movimiento de los profesores ocasionales por el reconocimiento y pago de la prima de servicios, el sindicato que preside, no se involucró en el mismo, pretendiendo solo actuar como mediador.
COLOFÓN: Asumir la Rectoría de la UPTC, supone un liderazgo activo y vocación de cambio, frente a la comunidad universitaria y las instancias decisoras (MEN), no sólo una mera microgerencia administrativa, ensimismada en los procesos propios de la inercia institucional.
E-mail: contrapuntoeconomico@gmail.com
Twitter: @zaperongo