Por: Unidad investigativa de EL DIARIO
Durante esta semana transcurrirá el ciclo de consultas a los estamentos universitarios de la UPTC.
El 9 de noviembre pasado el Comité Electoral de la institución modificó el lugar de las consultas, trasladándolas al Coliseo Municipal de Tunja. La estratagema de este comité, subordinado a la rectoría, fue evitar que el paro estudiantil afectara este proceso, y, de paso, afectar la favorabilidad de algunos candidatos. Como podría suponerse, no es lo mismo realizar estos comicios en el campus universitario, que en un lugar en donde, como en ocasiones anteriores, hace posible la trashumancia electoral, ante la mirada impávida de los organismos de control.
Serán más de 550 profesores escalafonados, 1.100 empleados públicos y trabajadores oficiales, 30.000 estudiantes y un sinnúmero de egresados, quienes votarán en las cinco jornadas programadas a lo largo de esta semana, apostándoles a los seis candidatos que siguen en la palestra electoral. De antemano, se rumora que la administración saliente se ha alineado alrededor del actual jefe de la Oficina Jurídica, quién le ganó el pulso de la postulación al vicerrector de Investigación y Extensión, ganando el apoyo del rector y su círculo inmediato, benefactores del Incitema, instituto favorecido en esta administración con generosos recursos. Es la típica puerta giratoria y garantía del continuismo burocrático, aupado por las garras de un escurridizo felino en la penumbra. Ante la renuncia de uno de los candidatos, representante de la Facultad de Ciencias, en favor de uno de sus homólogos, vicerrector Académico, para más señas, candidato adscrito a esta Facultad, podría conjeturarse que aumentaría el control de quien, tras bambalinas, mueve los hilos de quienes han compartido el usufructo de puestos y contratos ambicionando una porción cada vez mayor. Otro resquicio de la puerta giratoria.
Contra todas las previsiones, uno de los postulantes, teólogo de profesión, decano de la Facultad de Estudios a Distancia (Fesad), -donde permaneció, de manera ilegal, durante más de ocho años, entronizando un verdadero feudo burocrático-, tolerado por el inspirador de su campaña y defenestrado exrector Álvarez, y mantenido en ese cargo por el rector López, es quien exhibe los pergaminos académicos menos atractivos, pero la mayor habilidad electorera. Es el retorno de los brujos.
Una franja alternativa la ocupan los dos candidatos, que se han desmarcado del estilo clientelar que se ha apoderado de la universidad; el uno aspirante reincidente con una densa trayectoria académica-administrativa, el otro, portaestandarte de la bandera alternativa. Se sitúan en la orilla opuesta de los candidatos que el establecimiento universitario han moldeado para mantener el inmovilismo académico y administrativo reinante. La candidata participante, es percibida como la exponente de un reducto burocrático, que cohabita con quienes han convertido a la UPTC en un botín de los depredadores micropoderes externos.
Las consultas estamentarias serán un termómetro de la favorabilidad por los seis candidatos, quienes no obstante su maquillado perfil no podrán ocultar a sus patrocinadores y sus reales intenciones, particularmente quienes decidieron utilizar la puerta giratoria para satisfacer sus apetitos burocráticos. La UPTC tiene una oportunidad inigualable para romper con ese lastre. Aún hay alternativas para superar el anquilosamiento institucional.