Por | Efraín Rodríguez, Sociedad Colombiana de Economistas
Se reclama un sistema de transporte que satisfaga las necesidades de movilidad bajo los principios de eficacia, seguridad, sostenibilidad, racionalidad en el gasto, calidad y equidad.
El territorio, como el espacio geográfico que da lugar al desarrollo de las funciones propias de la sociedad, debe ser entendido como un producto social en razón a que es la misma sociedad la que lo construye a medida que lo adapta a sus requerimientos económicos, políticos, sociales, culturales. Por ello, este tema no es ajeno al ordenamiento territorial.
La movilidad es la necesidad de desplazarse para hacer posible que personas y cosas intervengan en actividades que se encuentran en diferentes localizaciones; el transporte son todos los elementos (infraestructuras y servicios) que permiten que se concrete el desplazamiento (satisfacción de la necesidad de movilidad).
Para contar con un sistema de transporte que realmente satisfaga las necesidades de movilidad, se deben cumplir los principios que lo rigen (eficacia, seguridad, sostenibilidad, racionalidad en el gasto, calidad del servicio y equidad) para que realmente cumpla con su función, minimizando al máximo las externalidades negativas (gases de efecto invernadero, accidentalidad, contaminación atmosférica, ruido, consumos de espacio, efectos barrera, exclusión social, calidad de vida) que genera.
El uso de la infraestructura por parte de los diferentes modos o servicios de transporte mencionados es lo que se denomina Tránsito, el cual puede caracterizarse por la cantidad
de usuarios (volúmenes), la velocidad a la que van, el espacio o tiempo entre ellos. La forma como los diferentes modos deben hacer uso de la infraestructura está regulada por normas, señales, semáforos y demás dispositivos necesarios para esa función.
Finalmente, la interacción de todos los elementos ya descritos debe propender hacia la coexistencia segura de todos los usuarios, lo que se ha denominado “seguridad vial”, la cual, depende, en gran medida, de la “cultura ciudadana” que es la que determina cómo debe ser el comportamiento de cada uno de los actores en este sistema de transporte.
Los lineamientos recomendados para la movilidad en Tunja, ajustados a la anterior revisión conceptual se concreta en los siguientes aspectos prácticos:
• La movilidad (necesidad de desplazamientos) en la ciudad puede modificarse, transformando las características de esos desplazamientos, principalmente en cuanto a la distancia (viajes cortos) y a la frecuencia (menos viajes). Es decir, incidiendo en la estructura del territorio.
• El sistema de transporte (con sus sub-sistemas) debe ser eficaz, es decir, debe responder de la manera que se espera a las necesidades de movilidad (cumpliendo los principios y minimizando al máximo las externalidades negativas).
• Interviniendo cada sub-sistema haciendo más atractivos unos y desincentivando otros.
• Interviniendo la infraestructura, abriendo nuevas vías transversales, especialmente.
• Interviniendo en el tránsito, es decir, en la forma como los diferentes actores deben utilizar
la infraestructura disponible.
• Utilizando herramientas tecnológicas para la operación y control de los elementos de
transporte (sistemas inteligentes de transporte).
• Promoviendo que los usuarios utilicen racional y adecuadamente los servicios: modo
utilizado acorde con la distancia del viaje.
El sistema de transporte en general y cada uno de sus sub-sistemas deben construirse,
diseñarse y operarse garantizando la seguridad de usuarios y no usuarios.
• La cualidad de sostenible debe buscarse desde cada uno de los elementos del sistema
de transporte y debe ser compromiso de todos los actores (autoridades, usuarios,
operadores, administradores).
• La movilidad en la ciudad debe lograrse a partir del uso racional de los recursos para la
construcción, operación y control de cada uno de los elementos del sistema de transporte
(infraestructura, servicios, tránsito), pero, esta racionalidad también incluye a los usuarios,
en la medida en la que estos deben seleccionar el modo más adecuado y sus gastos en
transporte no deben ser excesivos.
• La movilidad es una necesidad que tiene que garantizarse a todos los miembros de la
sociedad tunjana, independientemente de sus condiciones físicas, sociales y económicas,
por tanto, el sistema de transporte debe ser equitativo e incluyente, facilitando la cohesión
del territorio en todas sus dimensiones.
Si bien, la obligación de establecer un sistema de movilidad racional y adecuado para la
ciudad de Tunja, descansa y requiere de la acción técnica, política y operativa de la
Administración Municipal, a través de su Secretaría de Tránsito, es igualmente necesaria la
acción de control político del Concejo Municipal y el control social de la sociedad civil para
exigir que se cumplan los principios y se minimicen las externalidades.
En la coyuntura actual, la reacción de la comunidad expresada a través de la Asociación
Municipal de Juntas de Acción Comunal, por la extensión del mal llamado pico y placa a
toda la ciudad, cunado antes se circunscribía al centro histórico únicamente, durante todo
el día, ha motivado que la gran mayoría de Presidentes de las Juntas, hayan hecho sentir
su inconformidad en escritos, mediante derechos de petición y en reuniones con el
Secretario de Tránsito, ingeniero John Alexánder Herrera B., quien no ha logrado satisfacer
las fundamentadas críticas formuladas, al decir que las bondades de la medida restrictiva
pueden medirse solo hasta después de seis meses de estar operando y que la
infraestructura no es su área y que por lo tanto no puede responder sobre la necesidad
sentida de nuevas vías transversales para la ciudad.
Así las cosas, se puede concluir que Tunja no dispone de un sistema de movilidad
adecuado ajustado a los principios enunciados y que la Administración Municipal actual no
tiene la intención de adoptarlo ni implementarlo.
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