La mano invisible del coronavirus

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Las rancias corruptelas de la mal llamada clase política sin duda son mucho más riesgosas para los colombianos que el recibir la vacuna contra el COVID-19.

Por | Christian Miguel Jaimes-Villalobos / Escritor y abogado

Uno de mis maestros del grado séptimo en el glorioso Colegio de Boyacá, en la clase de humanidades enseñaba el “protocolo” para saludar a otros según la intencionalidad, el contexto y la confianza, de tal modo que el saludo más democrático es el apretón de manos, mientras que hay otros un poco más efusivos como el abrazo, el dar la mano junto con un ligero golpe en el hombro o el dar beso en la mejilla, sin hablar de la modalidad argentina de dicho saludo que por demás resultaría atípica e indeseada para los sectores más patriarcales del panóptico social.

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Era un día cualquiera en la fría e hidalga ciudad de Tunja, a mediados del mes de marzo del año pasado, como de costumbre salí de la oficina para ir a almorzar y sorpresivamente se encontraba en la puerta una persona conocida quien me extendió la mano sin dudarlo para saludarme, correspondí al gesto por cortesía, pero debido a la alerta inminente sobre un virus nacido en el corazón del país del dragón, inmediatamente sentí asco una vez que noté el contacto ligeramente cálido del apretón en mi mano, pues imaginé sabe Dios cuántos patógenos pudo haberme transmitido dicho paisano y si dentro de ellos se encontraba el temido SarsCov2.

No sólo nuestros padres son nuestra moral, como dijo un colega, sino también el Estado, el cual quiere mantenernos limpios y sanos, en sus justas proporciones, por eso mediante decretos con fuerza de ley el señor Presidente de la República ordenó el aislamiento preventivo obligatorio, y otras “jugaditas más” para mantener incólume la economía –particularmente de los más ricos-. Fueron semanas y meses en los que se puso en juego la salud mental y social de las familias, aunado a que la salud física se vio amenazada por la presencia latente de un virus que infortunadamente arrasó a muchos inmunodeprimidos y personas vulnerables con rostro de abuelos, padres y tíos; también el hambre, la ansiedad y la angustia de quienes perdieron su empleo o no podían ejercer abiertamente el trabajo informal en las calles hicieron mella.

Sin duda el Gobierno Nacional le tendió la mano a las personas más vulnerables a quienes se giraron transferencias monetarias no condicionadas (Ingreso Solidario) para solventar desde luego la canasta básica en medio de tal situación que incluso significó el desabastecimiento de diversos productos, lo mismo que el incremento correlativo en los precios. Así es la política del quinto país más corrupto de América Latina según Transparencia Internacional, pues con una mano roba millones de millones –y también de “millonas”- y luego hace pistolita desde los paraísos fiscales, mientras que con la otra mano ofrece una que otra monedita al bolsillo de los más necesitados; las rancias corruptelas de la mal llamada clase política sin duda son mucho más riesgosas para los colombianos que el recibir la vacuna contra el COVID-19.

Mano firme y corazón grande, dicen algunos que es la solución a los grandes y pequeños problemas que aquejan a los colombianos, mientras que otros a usanza de Maradona piensan que lo que se necesita es asirse de la mano de Dios, pues de eso tan bueno no dan tanto y ese tal “gran Colombiano” no existe en la política; por mi cuenta, considero que si existe en los hogares y se encuentra en el rostro de aquellas personas anónimas que todos los días trabajan honradamente y que buscan llevar una vida éticamente coherente, por ejemplo, quien no es renuente a aplicarse la vacuna o a seguir usando el tapabocas, pues aún con las manos lavadas es necesario continuar con  las demás medidas de autocuidado que nos benefician a todos.

Estimado lector, como despedida le extiendo mi mano virtualmente y lo invito a que complete su esquema de vacunación aplicándose el biológico de Pfizer, Sinovac, Astrazeneca o Moderna; por otra parte, si usted es mayor de dieciocho años también puede acceder a alguna de las poco más de 11.000 dosis únicas de la vacuna Janssen contra el COVID-19 que llegaron hace una semana a la ciudad de Tunja, para lo cual podrá acercarse a su I.P.S. o acudir sin cita previa al Hospital Metropolitano Santiago de Tunja, ubicado en el barrio San Antonio. 

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