Uno de los partidos tradicionales de Boyacá decepcionó en la jornada electoral.
Las elecciones legislativas del 11 de marzo dejaron varios temas para analizar dentro del escenario político del departamento. Uno de ellos, es el difícil panorama que vive el Partido Conservador, una colectividad que tuvo poder por muchos años y que ahora tiende a perder esa fuerza y quizá a desaparecer.
Con la no obtención de una curul en el próximo Congreso y con una votación que no superó los 35 mil votos, lejos de los 53 mil obtenidos en 2014, el conservatismo entra en un estado de crisis al perder hegemonía en Boyacá y se supone que viene una etapa de trasformación, en donde se debería pensar en fortalecer sus bases.
Humphrey Roa, congresista de la colectividad, no le fue como se esperaba, su votación de 15.500 votos no sirvió de mucho para potenciar al partido, máxime cuando la lista no era en el papel fuerte con nombres como José Moreno Villamil, quien tuvo 7.224; Olegario Hernández, quien sacó 2.794 votos; Sulma Torres, quien recibió 1.233 votos; Gilberto Olarte, 1.220 votos y Nini Gutiérrez, con apenas 1.053 votos. Mejor dicho el caudal electoral deja poco que decir.
Con figuras que en su momento fueron importantes para el Partido Conservador como Gustavo Puentes, Juan Córdoba o Jorge Hernando Pedraza, prácticamente fuera del mismo, se perdió credibilidad, y se dejó todo ese peso en la espalda de Humphrey, quien no supo aguantar, la pregunta es: ¿seguirá?
En vista de los recientes acontecimientos, toda la responsabilidad de oxigenar y darle vida al conservatismo recae en los diputados Edgar Vidal Ulloa y Donald Ferney, dos figuras que deberán diseñar estrategias para salvar a su partido, que en este momento, parece entrar a cuidados intensivos.
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