La escritora boyacense Laura Victoria fue incluida en la Biblioteca de Escritoras Colombianas

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Por | Paulina Báez

En el marco de la reciente Feria del Libro de Bogotá, FILbo se presentó la segunda edición de la Biblioteca de Escritoras Colombianas, un proyecto liderado por la Biblioteca Nacional de Colombia y del Ministerio de las culturas, las artes y los saberes, que tiene como objetivo visibilizar la producción literaria de diferentes escritoras colombianas a lo largo de la historia colombiana. En el proyecto participó la escritora Pilar Quintana quien junto con las editoras Camila Charry Noriega, Ana Lucía Barros y Natalia Mejía, sacaron a la luz antologías que incluyen textos de cuento, poesía, novela corta, crónica, dramaturgia, ensayo, entre otros.

En su segunda entrega, se incluyeron 97 autoras colombianas que estuvieron relegadas y cerca del olvido. La escritora y periodista Boyacense Laura Victoria (Gertrudis Peñuela), nacida en Soatá, figura como una de las escritoras más notables en su época. Algunos de sus poemas fueron incluidos en el libro Incendios, Antología de poesía, de la Biblioteca de Escritoras Colombianas. El libro estará disponible en bibliotecas públicas y será comercializado.

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Laura Victoria se consagró como una de las escritoras más sobresalientes en América Latina. Sus obras fueron publicadas en España, México y Colombia. Algunos de sus libros más reconocidos son Llamas Azules, Cráter sellado y Crepúsculo. El trabajo de investigación de la biblioteca de escritoras colombianas está haciendo un esfuerzo por exhumar su trabajo del olvido para que los boyacenses y colombianos podamos embelesarnos con sus letras.

Cuando regreses

Laura Victoria

 

Cuando regreses no hallará siquiera

las huellas del pasado.

en el parque de los cisnes se murieron

y las verbenas rojas se secaron

 

esos versos liliales que me oías

cogiéndome las manos,

cambiáronse por otros calcinantes

que visten mi alma de ropaje cárdeno.

Y esas dulces promesas que en tus brazos

hacíasme temblando,

son una cuerda rota en mis oídos

y ni un eco doliente me dejaron.

 

Naufragaron también en mis pupilas

tus ojos de gitano,

y en mi boca se helaron en silencio

las huellas calcinantes de tus labios.

 

Cuando regreses no hallarás siquiera

vestigios del pasado,

en el parque de los cisnes se murieron

¡y en mi boca tus besos se borraron!

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