La coherencia y la cercanía con la gente, las armas con las que Amaya tiene conquistado a Boyacá

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Ni sus más enconados enemigos pueden negar que Carlos Amaya es un fenómeno político difícil de comparar en las últimas décadas en Boyacá. A sus 34 años ya ha ocupado los dos cargos de elección popular más importantes a los que cualquier político colombiano pueda aspirar en su región: congresista y gobernador de su departamento.

Lo que este ingeniero electrónico de la Uptc ha alcanzado en su carrera política, lo duran persiguiendo durante décadas decenas y decenas de políticos en todas las regiones del país y muchas veces, cuando lo logran, se convierten en una decepción para los ciudadanos.

Sin embargo, según lo demuestran las estadísticas, Amaya, en su tercer año de gobierno, está en plena luna de miel con los boyacenses.

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De acuerdo con la encuesta realizada por el Centro Nacional de Consultoría para EL DIARIO, el gobernador tiene un 70 % de imagen positiva entre los boyacenses con tan solo un 17 % de negativa.

Ahora bien, la pregunta del millón es ¿qué hace que hoy 7 de cada 10 boyacenses respalden la gestión de Amaya?

Según varios analistas consultados por este medio, la principal característica que arroja este resultado es que el mandatario es coherente con los planteamientos que ha venido exponiendo desde que era líder universitario, siendo los principales la defensa de la educación pública, el medio ambiente y el sector rural.

Este video muestra algunas opiniones de la gente que no hacen parte de la encuesta directamente:

En estos tres sectores Amaya, como gobernante, ha logrado llevar el discurso a los hechos: Colegios, PAE, becas universitarias, rebaja de matrículas en la UPTC; defensa del territorio frente a la posibilidad de ‘fracking’, defensa de campesinos en el páramo de Pisba, una seria inyección de recursos para la investigación con Boyacá Bío; Fondo de Capitalización Rural, entrega de bancos de maquinaria, soluciones sociales para habitantes del campo como electrificación rural y entrega de unidades sanitarias, entre otros.

En cuanto a la defensa del ambiente, es evidente que el mandatario generó el debate público con acciones en la delimitación del páramo de Pisba y su oposición férrea frente a la posibilidad de ‘fracking’, logrando conectar a la gran mayoría de boyacenses (y millones de colombianos) con esta lucha. En Boyacá siempre ha habido defensores de los recursos naturales y los boyacenses aman como pocos colombianos su territorio, pero nunca un político había logrado recoger ese sentimiento, llevarlo al escenario nacional, dar la batalla y ganarla. Amaya lo hizo.

En otras palabras, el argumento de muchos de sus opositores según el cual Amaya es “populista” y “solo discurso”, se queda sin piso ante la opinión pública que ve resultados.

De otra parte, el rescate de obras abandonadas por gobiernos anteriores ha sido clave para que Amaya se posicione positivamente en los boyacenses. Paradójicamente lo que le dio gasolina y argumentos sólidos al gobernador en este tema fue la demanda que la oposición le interpuso al empréstito para recuperar varias obras. Sin ese debate público, no se habría podido decantar la idea propuesta por Amaya y que al final fue bien recibida por los ciudadanos.

La presencia constante en los municipios, a los que llega siempre con recursos o inauguraciones, también le ha dado sus réditos. Los ciudadanos aprecian la presencia de un gobernante ya que esto representa la presencia de la institucionalidad, que tanto reclaman los colombianos en sus territorios. Además, los ciudadanos valoran que un político les “ponga la cara” y cumpla luego de que en campaña fue a pedir votos.

En resumen, Amaya, apoyado en una gran capacidad comunicativa, ha generado una narrativa sólida a partir de sus convicciones, del cumplir compromisos y de la cercanía con la gente. Y eso le ha creado una imagen bastante positiva en Boyacá.

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