La Academia Boyacense de Historia entre reinventarse o desaparecer

Foto | Archivo particular
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Por | Jhonathan Leonel Sánchez Becerra / Historiador con énfasis en Patrimonio y Museología

Recientemente el diputado del partido verde Jhon Alexánder López Mendoza, revivió el debate, encendió las redes y puso en la palestra a La Academia Boyacense de Historia, cuerpo consultivo del gobierno departamental, fundada el 9 de abril de 1905, institución que ha sido clave en la preservación y la divulgación de la historia de Boyacá y, en muchos aspectos, de la historia de Colombia. Con 120 años de existencia, la Academia ha jugado un papel destacado en la construcción de la memoria histórica oficial, para la historia colonial y republicana del país.

Algunos logros significativos

A lo largo de los años, la Academia ha logrado consolidar diversas publicaciones y proyectos académicos, entre ellos el «Repertorio Boyacense», que se ha mantenido de manera ininterrumpida desde 1917. Este órgano ha servido como una plataforma para la divulgación de investigaciones históricas, destacando el trabajo de historiadores locales y regionales que han puesto en valor no solo los eventos nacionales, sino también las dinámicas sociales, políticas y culturales de Boyacá. Además, en los últimos años, ha organizado eventos de alto nivel, como el Congreso Internacional del Bicentenario en 2019, en el que se discutió sobre la importancia de la región en la Campaña Libertadora y la construcción de Colombia.

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Un tiempo para reinventarse

A pesar de los logros, la Academia Boyacense de Historia que cuenta con la financiación de recursos públicos de Boyacá que ascienden a doscientos cincuenta millones de pesos anuales ($250.000.000) de acuerdo a lo denunciado por el diputado López; se enfrenta hoy a una fuerte crítica que, más allá, de la destinación de los dineros, está dirigida sobre su capacidad para adaptarse a los tiempos modernos. Si bien ha sido una institución de prestigio, también hay voces que, como yo, consideran que se encuentra atrapada en una narrativa tradicional y conservadora que, en ocasiones, no logra conectar con las nuevas generaciones. Esto se debe, en parte, a una evidente desconexión entre la Academia y los procesos sociales y políticos actuales, lo que ha generado una falta de resonancia en la sociedad boyacense contemporánea.

La ausencia de un enfoque renovado en los procesos de investigación, difusión y enseñanza de la historia, agravado por la escasa inclusión de jóvenes y estudiantes de forma voluntaria en las actividades de la Academia han sido puntos recurrentes de crítica. En una época en la que la información está al alcance de todos a través de los medios digitales y las redes sociales, las nuevas generaciones de historiadores profesionales y ciudadanos encuentran que los enfoques tradicionales y las metodologías de investigación de la Academia son, a veces, demasiado rígidas, obsoletas y desconectadas de los debates históricos actuales, como los relacionados con la memoria histórica, la historia cultural, el conflicto armado y la construcción de la paz, entre otros.

Incluso llegué a sugerir hace algún tiempo (2019) en medio de una conversación informal, la creación de un semillero de jóvenes investigadores para darle paso a dos elementos fundamentales; la comunicación y el relevo intergeneracional, propuesta que al parecer cayó en oídos sordos.

La Historia en crisis

Uno de los desafíos más críticos que enfrenta la Academia Boyacense de Historia es el papel que juega en la reflexión sobre la violencia y la memoria colectiva del conflicto armado que ha marcado a Colombia durante más de cinco décadas. Mientras que algunas instituciones académicas universitarias y organizaciones sociales han trabajado para visibilizar a las víctimas y abordar las complejas narrativas del conflicto, la Academia se ha mantenido al margen de estas discusiones. En una región como Boyacá, con una tristemente célebre tradición de conflictos, luchas campesinas y movimientos sociales, la falta de una postura crítica abierta sobre estos temas ha sido percibida como un obstáculo para la reconstrucción de una memoria plural que permita la reconciliación pacífica.

Poco se ha investigado la historia de la violencia reciente en Boyacá y las victimas desplazadas tienen derecho a ser reconocidas y escuchadas. Mientras que la Academia, guarda silencio, en lugar de liderar el proceso.

La Academia, evidentemente, ha tendido a centrarse en un enfoque oficialista y patriotero de la historia, que deja de lado aquellos aspectos fundamentales también de nuestra historia como pueblo. La historia que cuenta la Academia es la historia de los vencedores, y esto ha generado un vacío en la representación de las experiencias de los actores sociales que aún siguen marginados.

Reflexión y ¿Un Nuevo Comienzo?

En los últimos años, la Academia Boyacense de Historia se enfrenta a la consideración seria de renovarse y reorientar su rumbo para darle una nueva vida a la institución. Se espera que, la Academia pueda expandir su enfoque, no solo hacia el rescate del pasado, sino también hacia la construcción de una historia incluyente que involucre a la comunidad, a los diferentes actores sociales contemporáneos y que, sobre todo, sea capaz de conectarse con los retos del presente. Y, debe abordar una posición reflexiva, cuestionarse acerca de lo fundamental: ¿puede una institución que ha sido ligada al pasado convertirse en un agente de cambio? De acuerdo al contexto social y político tan diverso y complejo ¿Puede la Academia adoptar un enfoque inclusivo y transformar su discurso hacia la diversidad? De la respuesta a estas preguntas dependerá su capacidad para abrir sus puertas a nuevas voces, reconocer las limitaciones de sus enfoques tradicionales y colaborar con otras instituciones en la construcción de una historia rica, plural y crítica.

De lo contrario, es posible que la revisión de la Ordenanza número 28 de 1917, reconocida por la Ley 86 de 1928, que creó la Academia Boyacense de Historia, en la duma departamental como lo anunció el diputado López, termine poniéndole fin a una institución que merece la oportunidad de reestructurarse y aportarle al desarrollo académico, educativo y cultural de Boyacá.

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