Jaque mate al fútbol de Boyacá

Foto|Archivo ELDIARIO
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Boyacá Chicó terminó una pésima campaña y es un hecho que jugará en el torneo de ascenso la próxima temporada. El descenso del ‘ajedrezado’ abre el debate y pone en jaque a la Administración Departamental, que ahora deberá ser consecuente, y teniendo en cuenta el delicado estado financiero del departamento, tendrá que tomar una dura decisión: no apoyar más, económicamente, a los clubes de fútbol.

Estaba cantado; Boyacá Chicó iba a perder la categoría. Su hinchada fue terca y mantuvo la esperanza de que el equipo conservara su cupo en primera división. Pero era solo eso, una ilusión, una esperanza alimentada por las promesas de unas directivas que le dieron un pésimo manejo administrativo al equipo en los últimos años.

No solo se hicieron malas incorporaciones, los directivos del equipo estuvieron resignados desde comienzo de año; desde el inicio de la temporada tenían claro cuál iba a ser el desenlace, pero no importó. De hecho, parece ser que el descenso del equipo era uno de los objetivos del año, un plan estructurado de forma premeditada.

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Los rumores sobre el deseo que tenía Eduardo Pimentel, máximo accionista del Boyacá Chicó, de que su equipo jugara en el Torneo Águila fueron creciendo a medida que transcurrieron las fechas y el equipo sumaba derrota tras derrota. No era un secreto para nadie que era el negocio perfecto, ser un club catalogado como de categoría A pero juega en el torneo de la B; cobrar los derechos de transmisiones por televisión como equipo de primera división, e invertir para disputar una liga de ascenso. Eso, sumado al dinero recibido por parte de la Gobernación de Boyacá, un negocio redondo.

Y es ahí donde aparece el debate sobre el los clubes privados de fútbol en el departamento; muchos piden que Boyacá Chicó se vaya del departamento, otros, que lo tienen en sus afectos, piden que se quede. Pero la discusión no se puede centrar en esto, el equipo puede quedarse, pero la Administración Departamental debe ser consecuente con la realidad financiera del departamento y plantarle las condiciones al club ‘ajedrezado’; que se quede, pero que no reciba un peso más del erario público.

Menos aun cuando el club no es capaz de pagar el alquiler del estadio, no es capaz de aportar económicamente para mejorar las condiciones de iluminación de La Independencia, no es un formador de las grandes estrellas del fútbol boyacense, ni está cerca de serlo; no fue capaz de hacer afición en el departamento, dicho por el mismo Pimentel.

Y, si no fue capaz de ganarse el cariño de los boyacenses logrando un título de liga y permaneciendo por más de diez años en Boyacá, no resulta fácil creer que lo logrará estando en segunda división.

Entonces resultará inaceptable que siga recibiendo recursos por parte del Gobierno Departamental; esos dineros pueden ir a otro sector, y si ya están comprometidos para el deporte, que se invierta en la verdadera disciplina representativa de Boyacá, el ciclismo.

Y no se trata de una persecución contra Boyacá Chicó; el retiro de los recursos para el fútbol en Boyacá debe ser una medida que tome el Gobierno Departamental porque el fútbol hasta ahora no le deja nada al departamento. Además, son clubes privados; razón por la cual no se entiende por qué la Administración Departamental debe otorgarles recursos.

 

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