Inflación persistente, un problema de política

Foto: Hisrael Garzonroa - EL DIARIO
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No cabe duda que la inflación que padecemos en el departamento y en todo el país es consecuencia de los excesivos estímulos monetarios y fiscales.

Por | Zully Orozco – Economista e investigadora – Economista Liberal y apartidista

Zully Orozco | Economista e investigadora

La inflación en la ciudad de Tunja volvió a dispararse. Con una variación intermensual del 1,17%, alcanzó un máximo del 9,86% en abril. Esto quiere decir que, si usted devengó un salario mensual de 1 millón de pesos, la inflación le hizo perder aproximadamente 99 mil pesos de ingreso. Felicidades, ahora puede decir que por escasa diferencia es un 10% más pobre. El promedio de la inflación nacional también superó las expectativas de los analistas, quienes esperaban que se ubicara entre el 8,0% y el 9,0% y fueron sorprendidos por un alza del 9,23%; la tasa más alta registrada en el país desde el 2001. Esto pone de manifiesto un solo hecho: la inflación se ha descontrolado.

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Si bien los efectos de la guerra contra Ucrania han generado presiones adicionales sobre el precio de las materias primas y los alimentos durante los últimos meses, la guerra por sí sola no puede explicar esta suba rápida y generalizada de todos los precios en el mercado. A decir verdad, los precios internacionales de los productos agrícolas ya venían aumentando desde mucho antes que Rusia invadiera a Ucrania. Alcanzando un incremento anual del 30,8% en 2021, en tanto que los precios del petróleo Brent y del gas natural registraban máximos anuales de 63,7% y del 397,1% respectivamente, según cifras del Banco Mundial.

Así las cosas, la inflación parece ser más el resultado de un desequilibrio de la economía creado por políticas muy específicas que por el encarecimiento de los insumos que la guerra ha podido ocasionar. Pero el gobierno nacional y el banco de la república recurren a la excusa del conflicto en Europa y a toda una serie de justificaciones absurdas y artificiosas para desmentir esta afirmación.

Como que el aumento de los precios se debe a: “los días sin IVA”, al “reciente paro armado” o a “las restricciones a las cadenas de suministro internacional”. Mentira, la causa de la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario; se ha producido porque los bancos centrales de todo el mundo, incluido el nuestro, aumentaron agresivamente la cantidad de dinero en la economía por encima de la producción real y la demanda por liquidez desde que inicio la crisis por la pandemia, dando como resultado, una gran cantidad de billetes y monedas que corrieron tras un mismo conjunto de bienes y servicios, elevando la tenencia alcista de los precios.

No cabe duda que la inflación que padecemos en el departamento y en todo el país es consecuencia de este excesivo aumento de estímulos monetarios y fiscales. Entre diciembre de 2020 y 2021 el banco de la república amplió la oferta de dinero en 13 billones de pesos, de los cuales cerca de la mitad, equivalente a 5,7 billones de pesos, fueron compra de títulos de deuda pública emitidos por el gobierno central (BanRep), quien al contar con mayor liquidez, expandió masivamente el gasto fiscal a través de las compras públicas, la inversión y las trasferencias sociales, aumentando el precio de los productos de consumo, la vivienda y los servicios. En pocas palabras, el gobierno consumió miles de millones de millones en 2021 y, esa deuda, fue monetizada con dinero creado por el emisor.

Así, lo que estamos experimentando ahora es el error de una política mal planificada. El banco de la república no creyó que los programas de compra de activos y la consecuente financiación del déficit fiscal afectaría la recuperación de la economía, a la par que mantuvo expectativas de que la inflación sería transitoria y que se moderaría hasta el primer trimestre de 2022, pero los recientes datos del IPC la situaron como la más alta de los últimos 21 años, poniendo en evidencia que el emisor ha sufrido una pérdida de control espeluznante. Subestimó el poder de la inflación, como la rana que se quedó tranquila, sin advertir que el agua se estaba calentando, hasta que termino hirviendo.

En definitiva, una gran parte de la presión inflacionaria de 2022 es por culpa de los excesos monetarios y fiscales. La solución para frenarla está en que el Estado deje de emitir deuda, así como que el banco entienda que su principal función no es financiar el gasto del gobierno ni tampoco apuntalar la economía de forma artificial, sino elevar drásticamente la tasa de interés para mantener la inflación baja y estable.

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