“Hoy la movilización social en Boyacá es un activo social”: Asesor de Paz de Boyacá 

Foto | Archivo, Hisrael Garzonroa
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Es lo que dice Pedro Pablo Salas, Asesor del gobierno de Carlos Amaya para el Diálogo Social y la paz, quien ha tenido que lidiar en este año y medio con los distintos conflictos vividos en el departamento, donde lo que se espera es que el gobierno elegido sea capaz de responder con las expectativas creadas en la campaña, porque entonces ‘no tiene sentido la elección’.

Y lo que se ha visto en este primer año y medio de la Administración Amaya es en gran parte la frustración de ambos lados. Los electores creyeron que el mejor nombre para gobernar a Boyacá era Carlos Amaya, quien, a su vez, estaba convencido de sacar adelante un gobierno incluyente, capaz de transformar la manera de gobernar y de vincularse el gobernante con los gobernados para crear nuevos espacios de participación y de satisfacción. Sin embargo el asunto no ha salido así, entre otras razones, porque en este periodo llegaron las vacas flacas, mientras el gobierno central decide apretar el cuello de las regiones al punto de la asfixia.

En diálogo con este medio, Salas Hernández aborda el análisis de lo que ha pasado en esta primera parte del año y las expectativas futuras en lo que ahora todo el mundo reclama: una nueva forma de relación entre el Estado Central y las regiones, donde un gobernador como Carlos Amaya decide encabezar reclamos y peticiones que, dentro de la institucionalidad, transformen las relaciones del centro con la provincia.

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EL DIARIO: Hablemos de lo que está pasando en materia de movilización social y economía. El paro del magisterio resultó contundente en el país y en particular en Boyacá que se corresponde con los resultados económicos que nos dejan más pobres que hace dos años. ¿Cómo analiza la situación?

Pedro Pablo Salas: Definitivamente Boyacá en la movilización social está llegando al punto de convertirse en una de las regiones del país donde la participación de la gente está colocando la referencia indiscutible de que la sociedad está fortalecida. En ninguna otra parte de Colombia la gente se pone de acuerdo para manifestar colectivamente sus reclamos como lo vienen haciendo los boyacenses, desde los conflictos agrarios, los del transporte, los de carácter minero ambiental y conflictos que involucran a los mismos funcionarios del Estado, como es el recién acabado paro de los maestros.

El paro del magisterio en Boyacá en materia de movilización en la calle y por la presencia masiva de maestros durante 37 días de cese, proporcionalmente fue de las regiones donde el magisterio se expresó con más ahínco frente a los reclamos que se le hacen al presidente Santos.

En resumidas cuentas, podemos decir que hoy la movilización social en Boyacá es un activo social y una muestra de un trato civilizado que se ha saldado por parte del Estado frente a las demandas sociales.

ED: Pero, insisto en la profundidad del malestar económico, lo cual de verdad agrava la situación. Las cifras negativas del crecimiento regional de la economía, nos han dejado atónitos. ¿Cómo analiza la situación?

P.P.S: Esa es la otra cara de la moneda; y es que existe una respuesta social, porque la desproporción de las dificultades económicas que se han presentado en Boyacá, según los registros del Dane, son muy profundas. Crecer -1.3% en el 2016, es una estadística angustiante porque implica menos bienestar, menos oportunidades de empleo y mayor frustración social. La pregunta es por qué hemos llegado a este punto; y debemos buscar respuestas en causas que se salen de las manos o se salen de control.

subsanar los desastres de la contratación que dejó Juan Carlos Granados

Los 47 días de paro camionero de 2016 son un factor, el intenso verano del mismo año agravando la situación, los recortes que el gobierno nacional le ha hecho al departamento en materia de giros del Sistema General de Participaciones es demoledor; y, lo otro, es que el gobernador Carlos Amaya tuvo que responder con una especie de plan Marshall para subsanar los desastres de la contratación que dejó Juan Carlos Granados, con la pésima planeación de las obras del Contrato Plan, con avances de solo el 20%; con contratistas e interventores que no responden por las obras; advirtiendo que donde no se haga este tipo de intervenciones, estaríamos ante los hechos más escandalosos de elefantes blancos en el departamento, con detrimentos patrimoniales y de obras que no tendrían ningún impacto social si no se culminan.

A ese ‘Plan Marshall’ se le han entregado los pocos recursos que ha tenido la actual administración; incluso con créditos para obras como el Terminal de Transporte y el Centro Agroalimentario del Sur aquí en Tunja, y a todas las obras viales, donde el avance de construcción no llegó, en muchos de los casos, al 20% de lo contratado.

ED: Pero esto es la parte de la responsabilidad de la administración, e incluso las consecuencias de los paros mencionados. Pero tampoco se puede ocultar el desánimo y la postración de la economía regional que en ningún sector muestra actividad sobresaliente.

En 2017 puede ser peor el crecimiento que en 2016

P.P.S.: Y no va a cambiar esta tendencia; más bien, puede empeorar en cualquier panorama de la economía. El acumulado del crecimiento anual el año pasado casi fue del 3% en Colombia, y el de Boyacá fue negativo. En 2017 puede ser peor el crecimiento que en 2016; algunos economistas hablan de que estamos en recesión, y si nos atenemos a las tendencias, entonces a Boyacá le puede ir peor este año. No vemos repuntes en la manufactura, ni en el comercio, ni en La construcción; hay una crisis de precios por sobre oferta en el sector agropecuario que nos pueden llegar a hacer afirmar lo que en teoría se conoce como una caída estructural del crecimiento del PBI; en la medida en que esto suceda, el desencanto y la desilusión de la sociedad están directamente relacionadas con este tipo de crisis que afectan la economía. La precaria condición del departamento en las actuales condiciones de debilidad fiscal no permiten revertir ni mejorar las condiciones económicas, como siempre lo hace el Estado, que es a través del incentivo de la demanda con el crecimiento del empleo estatal o de obras civiles.

ED: Sí; pero es que disponemos de ventajas especiales de todo tipo, empezando por el mercado de Bogotá. ¿Qué pasa; quién debe responder: el gobierno o los privados o todos o ninguno? ¿Aquí qué decimos?

P.P.S.: En Boyacá eso es cada vez más algo que hay que demostrar, las ventajas que tenemos. Lo que sí podemos demostrar es lo que no tenemos, como es la negación para Boyacá de las grandes inversiones nacionales de movilidad de los 50 billones de las 4G donde no nos correspondió ningún recurso que potencialice su competitividad con este tipo de inversiones. Es una región que se ha venido quedando aislada; y la demostración de esto es el lánguido financiamiento del Plan Bicentenario, apenas por orden tan solo de 250 mil millones que no son ni la tercera parte de lo que se invirtió en los años anteriores; aquí pueden haber muchos factores, incluso de orden político; llega el caso de que a Boyacá no se le reconoce que fue afectada por el conflicto y se le saca de las regiones con proyectos de financiación para el posconflicto; es decir, se le niega a la provincia de la Libertad, haber sido una región azotada por la guerra. A esta región, que es la más olvidada, se le quitó una circunscripción que tenía para ser parte de la representación de zonas donde hubo conflicto.

Todo esto nos lleva a pensar que sigue existiendo una pobre representación política parlamentaria de los grandes problemas del departamento de Boyacá. Este factor es incidente si miramos el contexto de lo que está pasando, donde a Boyacá se le está quitando lo básico.

ED: Pero lo que usted describe, si bien es cierto, no exime la responsabilidad del gobierno de Amaya de liderar una nueva forma de defender los intereses del departamento, porque si el problema está identificado la consecuencia es el diseño de la solución y aquí no vemos que se avance.

Ahora ni siquiera el gobernador tiene la posibilidad de nombrar sus maestros, porque se los nombran desde Bogotá

P.P.S.: Yo creo que frente al tamaño del problema las cosas que se hacen con mucho esfuerzo y voluntad no son capaces de revertir la realidad existente. Esta tensión no solamente se vive por parte de la Administración Amaya, sino que se siente al interior de los mismos alcaldes que no tienen mayor margen de maniobra para poder cumplir las expectativas de sus electores. Esto puede crear un escenario de fricciones y desgastes entre administradores y la opinión pública. Pero también está creando una resignificación de las relaciones que son los recientes pronunciamientos de Carlos Amaya, ante políticas del orden nacional, con efectos desastrosos en las regiones, como es quitarles casi 20 puntos del SGP para manejarlos desde Bogotá. Ahora ni siquiera el gobernador tiene la posibilidad de nombrar sus maestros, porque se los nombran desde Bogotá; a las regiones les quitan el manejo de regalías que venían para vías terciarias y ahora el gobierno las manejará para atender sus propias necesidades; como lo hemos venido sosteniendo, estos hechos están llevando a que mandatarios regionales estén levantando su voz, exigiendo un nuevo trato; si se quiere, un nuevo acuerdo entre el gobierno nacional y los gobiernos regionales y locales con profundos alcances de orden político. Este reclamo al respeto por las autonomías puede significar un cambio muy profundo en la democracia de Colombia y que se expresa de alguna manera con el paro del magisterio por la problemática educativa. Hay un cansancio evidente entre los gobiernos regionales y locales, de asumir las culpas de los desastres de la política y de los modelos de gobierno que son trazados por el poder central.

ED: Eso suena bien como expresión de protesta pero en la práctica en estos momentos para el caso de Boyacá se pensaría que el riesgo de una confrontación con el poder central significaría sacrificar cualquier apoyo importante para el Bicentenario y Amaya tendría que sufrir el fracasó de la celebración, este gobierno asumiría tal costo.

Boyacá tiene la capacidad de parar medio país

P.P.S.: Carlos Amaya no se aparta de los escenarios institucionales; todo su discurso ha estado enfocado a mejorar el trato para con Boyacá, de tal manera que no podemos pensar que exista una rebelión contra el gobierno nacional. Por consiguiente, Santos consciente de la importancia que tiene Boyacá no va a estar interesado en aumentar las inconformidades de esta región. Incluso porque como ya se demostró en 2013, Boyacá tiene la capacidad de parar medio país; y, hasta ahora, los debates que se han visto, se han hecho dentro del respeto y justas reclamaciones ante el fracaso absoluto y estruendoso de las buenas maneras o estilos de sumisión donde a Boyacá ese modelo le ha salido mal. Hay un nuevo significado, que puede ser la rebeldía de las ruanas, en sus justas proporciones; de lo contrario, el desgaste de los mandatarios es tan evidente que lo que se ve afectado es el sentido mismo de la democracia. No tiene sentido hacerse elegir si usted no puede cumplir. Ahora este debate que se tiene en Boyacá no es falta de voluntad de los mandatarios por hacer bien las cosas, sino que hay fuerzas mucho más poderosas que nos pueden llevar a peores niveles de pobreza si no actuamos con dignidad.

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