Un tunjano, reconocido economista y académico, fue el último boyacense presidente de la Cámara de Representantes. Gómez Otálora fue rector de la Universidad de Los Andes y magistrado de la Corte Suprema de Justicia, distinción desde la cual hizo aportes invaluables a la jurisprudencia económica del país.
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Ni Jorge Perico Cárdenas, ni Héctor Helí Rojas, ni María Izquierdo de Rodríguez, ni Ciro Ramírez Pinzón ni ninguno de los líderes políticos contemporáneos de Boyacá logró la distinción de llegar a la presidencia de la Cámara, y mucho menos del Senado de la República.
El tunjano Hernando Gómez a Otálora (nacido el 30 de octubre de 1933) fue presidente de la Cámara en 1983.
Gómez Otálora fue miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas desde 1984; era doctor en ciencias económicas y jurídicas de la Pontificia Universidad Javeriana, master en Leyes de la Universidad de Dallas, Texas; y doctor en Ciencias Jurídicas de la Universidad de Harvard.
En su carrera profesional y política, Gómez Otálora fue procurador delegado en lo Civil, Secretario de la Presidencia de la República para Organización y Métodos, asesor de la Junta Monetaria del Ministerio de Desarrollo Económico, Ministro de Gobierno encargado, representante a la Cámara por el Departamento de Boyacá, presidente de la Cámara de Representantes, magistrado del Consejo de Estado y de la Corte Suprema de Justicia y miembro de la junta del Banco de la República.
La capacidad creativa de Gómez Otálora se reflejó en cada institución a que estuvo vinculado. Muy joven aún, participó como funcionario del Ministerio de Hacienda en las batallas que culminaron con la creación de la Junta Monetaria, de la cual fue uno de sus primeros asesores. Desde allí desempeñó un papel protagónico de primera clase, dada su profunda preparación, tanto jurídica como económica, en la elaboración del Estatuto Cambiario de 1967, que le permitió al país un desarrollo económico sostenido en épocas de grave escasez de divisas. Posteriormente, pasó a ocupar el recién creado Ministerio de Desarrollo, en la administración Lleras Restrepo, desde donde le tocó impulsar la última gran etapa del proceso de sustitución de importaciones en áreas como la petroleoquímica y la industria automotriz.
En los años siguientes, Gómez Otálora estuvo dedicado a promover la educación universitaria y la investigación económica, desde Fedesarrollo y la Universidad de los Andes, de la cual fue rector. La creación de la Facultad de Derecho en esta última universidad fue uno de los triunfos de su actividad docente. Posteriormente, al finalizar la década de los setenta, se interesó en la actividad política, y fue representante a la Cámara por el departamento de Boyacá y estaba de presidente de este cuerpo cuando sufrió la enfermedad que le limitó su movilidad física, aunque no su lucidez ni capacidad de trabajo.
Con enorme voluntad, Gómez Otálora retornó al mundo del derecho, y fue elegido miembro de la Corte Suprema de Justicia, desde la cual hizo aportes invaluables a la jurisprudencia económica del país. El tema de las interrelaciones entre la política, la economía y el derecho siempre apasionó a Gómez Otálora y lo trató en profundidad en numerosos libros y artículos especializados, aprovechándose de su experiencia personal.
Fue el primer Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes y posteriormente rector de dicho plantel educativo. Perteneció, además, al grupo inicial de investigadores de Fedesarrollo, entidad a la cual continuó vinculado durante el resto de su vida. Fue, también, presidente de Fedemetal en 1979.
Fue miembro de varias juntas directivas e, inclusive, alcanzó la presidencia de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia a finales de los años 80.
Su muerte se produjo en la Clínica Marly de Bogotá en diciembre de 1994.