Garagoa sí es aguinaldo

Foto: Hisrael Garzonroa
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Por |Luis Heriberto Bohórquez / Ingeniero de Vías y Transportes, egresado de la UPTC oriundo de Garagoa. Catedrático universitario, especialista en calidad de materiales y producción industrial de concretos.

En el interior del país, recién bordeamos el amanecer luego de la noche de velitas, tradición que en la Costa Caribe se celebra a la madrugada del día de la Inmaculada Concepción, clara señal que las fiestas de fin de año están a la vuelta de la esquina. Es hora de hacer un alto en el camino y sin olvidarnos de la pandemia, el ambiente navideño invita a disfrutar de la época en verdadera paz y armonía colectiva.

Los viajeros se preparan para el reencuentro con familiares y amigos, listos para novena de aguinaldo, cenas de nochebuena y año nuevo, paseos de olla, asado y cuanta disculpa exista para compartir y pasar momentos irrepetibles, sin el fragor de las noticias sobre corrupción, violencia y odios políticos que son nuestra cotidianidad. Si acaso lo único que no se detiene es el fútbol, por la final de la liga colombiana y la continuación de las europeas.

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Nada sería completo en esta materia, de no existir la tradición de celebrar la novena de aguinaldo, no sólo en ambiente hogareño, sino también en las calles convertida en fiesta popular desde hace más de medio siglo. Sin olvidar la esencia religiosa de la navidad, una gran mayoría de pueblos y ciudades de Boyacá han institucionalizado esta festividad donde sobresale el Aguinaldo Garagoense.

A nuestra manera, con las limitaciones presupuestales propias de la menguada economía regional y sin litigar en causa propia, es una fiesta verdaderamente incluyente, con espacios culturales, deportivos, gastronómicos y musicales; concebidos para todas las edades y estratos sociales.

Nada de esto sería posible, sin la vinculación de diversos sectores sociales, cuyo aporte contribuye a enaltecer la fiesta. Aquí meto las manos al fuego, para destacar la evolución del desfile diario de Papá Noel, que pasó de ser una alegre y rápida repartición de dulces y golosinas para los niños y terminó convirtiéndose en una sana competencia entre sus patrocinadores.

En el Papá Noel hay derroche de innovación en organización y recursos, cuyas únicas retribuciones sólo son las sonrisas y expresiones de alegría del público infantil y los aplausos de los adultos. Bien por las barras de varios clubes del futbol profesional colombiano, que de un tiempo hacia irrumpieron en este escenario. No sería raro ver en un futuro a los equipos europeos, representados en dicho evento.

La máxima expresión de cultura autóctona, se refleja en los desfiles de carrozas, comparsas, disfraces, luminarias y casillas, que noche tras noche engalanan las calles de la ciudad, llenas de colorido y majestuosas coreografías, al son de la música nos transportan a escenarios inimaginables.

El resultado de toda esta magia carnavalesca, constituye el mejor preámbulo para el remate de la noche: la verbena popular. Orquestas y agrupaciones musicales de origen local y nacional, dan el turno de baile a los asistentes a la plaza de eventos. Como en ese bello poema de Serrat hecho canción; cae la noche y ya se van nuestras miserias a dormir, el noble y el villano, el prohombre y el gusano bailan y se dan la mano sin importarles la facha y así juntos los encuentra el sol a la sombra de un farol, magreando a una muchacha Tal cual.

Serrat obvio no ha visitado Garagoa, pero tal vez lo intuyó hace cerca de cincuenta años, en una mágica interpretación de la utopía de García Márquez. Esta es nuestra fiesta día tras día, entre el 16 y el 23 de diciembre de cada año; con orgullo, la que Vive en el Corazón de los Colombianos. No lo dude, véngase pa’ Garagoa.

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