¡Fuera ‘fracking’!: No va más exploración sísmica en 13 municipios boyacenses

Foto: OPGB
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En las últimas horas se dio a conocer que el contrato de exploración sísmica que llevaba a cabo la empresa polaca Geofisyka Torún en 13 municipios de Boyacá y parte de Cundinamarca, fue terminado unilateralmente por la propia empresa.

La resistencia social en defensa del medio ambiente y el agua da sus frutos. Boyacá le dio la espalda al ‘fracking’ y puso contra las cuerdas a la empresa polaca Geofisyka Torún, la cual echó para atrás el proyecto de exploración sísmica en las provincias de Centro, Ricaurte y Occidente.  La revista Semana y la Alianza Colombia Libre de Fracking dieron a conocer dicha decisión.

Para el gobernador Carlos Amaya este es un triunfo de la movilización ciudadana y un llamado de atención al Gobierno Nacional que sigue tomando decisiones sin consultar a los territorios.

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“Recibimos con mucha alegría la noticia de la terminación del contrato de la empresa extranjera que estaba haciendo sísmica en Boyacá para exploración de hidrocarburos en yacimientos no convencionales; era una puerta que se le abría al fracking. Sin duda esta es una victoria de la movilización ciudadana y un fuerte llamado de atención al Gobierno Nacional para que no siga tomando decisiones inconsultas desde cómodos sillones de Bogotá, sino que tenga en cuenta a los territorios y sus habitantes”, expresó Amaya.

Y es que, la lucha de Amaya por el territorio, ha sido latente. La audiencia pública en Chiquinquirá,  la solicitud de la suspensión del contrato, el apoyo ley que pretende prohibir el fracking en todo el territorio colombiano y una acción popular, han sido algunas de las acciones impulsadas por el Gobernador para proteger el medio ambiente y la vida.

“Desde el gobierno de Boyacá y desde mi posición como defensor de los recursos naturales y de la vida, seguiré batallando estas causas que permitirán, sin duda, un mejor planeta para nuestros hijos”, concluyó el mandatario.

El contrato de exploración sísmica desde un comienzo fue cuestionado por la comunidad y por el propio Carlos Amaya, ya que conllevaba la posibilidad futura de explotación de hidrocarburos mediante ‘fracking’, técnica que está comprobado científicamente causa estragos irreparables en el ambiente.

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