Este miércoles el dólar cerró con un precio máximo de 4.815,2 pesos. Una depreciación cercana al 25% en lo que va del año (Corficolombiana). El dólar se ha revalorizado frente a casi todas las monedas del mundo con las que comercia, y ha alcanzado un máximo no visto en los últimos veinte años.
Por | Zully Orozco – Economista e investigadora – Economista Liberal y apartidista
Situando en contexto, el reciente aumento del dólar, responde a las expectativas de un posible incremento de la inflación en los Estados Unidos por los recortes a la producción de petróleo que últimamente ha anunciado la OPEP.
Una intensificación del alza de las tasas para controlar la inflación, provocaría una recesión. Esto ha suscitado un pronunciado temor en los mercados que ven en el dólar un activo refugio frente a la mayor incertidumbre económica, acrecentado la salida de capitales hacia los Estados Unidos y debilitado, como consecuencia, las monedas de la mayoría de países del mundo.
Todo esto ocurre porque se intenta poner fin a la era del dinero barato. Los estímulos monetarios ampliamente inyectados sobre la economía mundial desde finales de 2007, que llevaron a un incremento de la deuda global en más de 320% en 2020, y que se acentuaron con la última crisis de la pandemia, han venido acumulando una serie de vulnerabilidades que pesan fuertemente sobre las economías
Más de diez años de tipos de interés bajos, aumentaron la deuda externa como porcentaje del PIB en países como Colombia, de un 18% a un 54%. Un incremento en más de 117.000 millones de dólares.
El abaratamiento del crédito internacional, producto del largo periodo de laxitud monetaria, sirvió para que el gobierno cebara los enormes déficits fiscales y expandiera aceleradamente el gasto público, con la esperanza de que los tipos infravalorados, continuaran así por mucho más tiempo. Pero la rápida inflación que se desató a nivel mundial, puso fin a la expansión cuantitativa.
La política extremadamente flexible de la FED, ha endeudado tanto a la economía mundial y ha creado un sin número de fragilidades fiscales y financieras en los países, que solo basta un modesto anuncio sobre el aumento de los tipos, como ha ocurrido actualmente, para generar un abrupto desplome de todas las monedas frente al dólar.
Sin embargo, esta subida de tipos y fuerte depreciación que ha sufrido el peso colombiano en los últimos meses, no sería un gravísimo problema siempre y cuando no se le agregaran los delirios de un gobierno de izquierda enemigo del capital que, ha buscado furibundamente y por todos los medios, detener la exploración de hidrocarburos; un gravísimo error, que ha reforzado aún más la depreciación del peso.
El sector petrolero es sin duda un importante receptor de la entrada de divisas al país. Solo durante el primer trimestre del año, la inversión extranjera al sector aumentó en 359% ($2,7 billones de pesos).
Si se le permite a Petro acabar con la fuente de las divisas del país, se abocaría una fuerte salida de capitales que acaecería en una crisis cambiara, en la que los dólares escasearían y el valor de la moneda nacional se depreciaría abruptamente, a la par que los precios de las importaciones se elevarían y la capacidad del Banco de la República para controlar la inflación se vería seriamente limitada. Frenar la exploración de hidrocarburos cuando vamos camino a una recesión global, mientras las monedas se deprecian y la inflación se estanca, es una reverenda insensatez que solo se le puede ocurrir a un socialista.