El candidato presidencial de la Colombia Humana se refirió ayer en Chiquinquirá a la agroindustria, defensa del agua, educación y a la necesidad de darle valor agregado a las esmeraldas que se extraen del Occidente de Boyacá. En su discurso en el Parque Julio Flórez se fue lanza en ristre contra el uribismo y el legado, según dijo, de desindustrialización y pobreza que le ha dejado al país.
El candidato a la Presidencia de Colombia Gustavo Petro Urrego prometió anoche en Chiquinquirá que, con la ayuda del pueblo, va a cambiar a Colombia y aseguró que ese será un cambio tranquilo.
“Estoy aquí -dijo Petro- para construir un camino victorioso este 29 de mayo; en la medida en que hemos propuesto un pacto por el país, en la medida en que hemos logrado las mayorías que se reflejan en todas las encuestas, en la medida en que el pasado 13 marzo, con la ayuda de millones de colombianos, logramos poner en el Congreso, aquel que estaba lleno de corruptos, una bancada mayoritaria. La mitad de sus curules, como lo prometí, van a ser mujeres, las que van a hacer las leyes y que son la expresión de la lucha social, que pertenecen al campesinado, a la gente que trabaja…”.
“Hemos logrado unos avances en Colombia y algunos se asustan, pero lo que hay que tener es tranquilidad y confianza; los únicos que deben asustarse son los corruptos”, señaló. Enseguida Petro prometió que el único puesto que tendrán los corruptos en el Estado y en la sociedad es la cárcel. “Vamos a derribar el régimen de corrupción; ese será un cambio fundamental”.
Aseguró que por eso el gobierno de Duque tratará de detenerlo, comprando al pueblo colombiano con millones de dólares que ya tiene; comprando a los humildes, comprando al pueblo necesitado.
Indicó Petro que el uribismo ya dejo una herencia: “nos convirtió es exportadores de cocaína y petróleo, les quitó a millones de campesinos sus tierras y a Colombia sus mares y ha conducido al pueblo colombiano al hambre y a la desesperanza”.
“El uribismo ha dejado una marca, el hambre, la pobreza, la bancarrota de la economía, 6.000 empresas quebradas, millones en la calle, sin empleo, sin puestos de trabajo; el uribismo ha dejado una marca, desindustrializando al país; acabó con el campo colombiano y les entregó el poder a los mayores narcotraficantes de la historia. El uribismo ha construido un régimen de corrupción que produce masacres y fosas comunes”.
El candidato de la Colombia Humana se preguntó: ¿Por qué el sendero de la violencia, si se puede andar por el sendero de la paz? ¿No es mejor el esfero que el fúsil? ¿no es mejor la educación que un tanque de guerra?
Sentenció que el camino de Colombia no puede ser el dinero fácil y señaló que en el 2013 Colombia tuvo las mayores exportaciones: “El país exportó petróleo, carbón y cocaína y recibió la fabulosa suma de 75.000 millones de dólares, pero ese mismo dinero lo utilizamos para importar casi todo lo que comimos y vestimos y entonces quebramos al productor de maíz, de trigo, de cebada y a los que quedaban de la papa ¿y qué pasó con la señora que hacía camisas y el señor que fabricaba zapatos?, todos se quebraron, todos se arruinaron y con ellos los trabajadores se quedaron sin empleo y empezó la economía a estacarse. “Aunque llegaron dólares, también llegaron a chorros los contenedores de productos importados y en esa medida se fue quebrando la agricultura, la industria, el trabajo y así fue creciendo el narcotráfico y la corrupción”.
A renglón seguido Gustavo Petro se refirió a su propuesta en el tema agrario:
“Hablar de agricultura significa hablar de tierra, de agua, de conocimiento y de producción; y hablar de agricultura significa hablar de una reforma agraria y de protección frente a la producción extranjera”.
“Dicen los uribistas que Petro quiere quitarle esas tierras a los campesinos; nosotros lo que queremos es hacer una reforma agraria, pero hacer una reforma agraria en Boyacá es que esos pequeños poseedores se pueden asociar. Ese pequeño productor de papa, de maíz o de leche se puede volver propietario de un proceso agroindustrial”.
“¿Que vale más, una mazorca o una harina procesada?, ¿qué vale más, una botella de leche o una bolsa de leche pasteurizada?, ¿Qué vale más, el arroz en una parcela o el arroz después de haber pasado por el molino? Vale más lo que tiene un valor agregado; si el producto del campesino puede transformarse así se le agrega valor. Eso es lo que sucede en Colombia, que no se transforma”.
“Yo propongo reconstruir el Estado para ayudarle al campesino y no atacándolo, no quitándole la tierra, no bombardeándolo. Que el Estado se asocie con el campesinado y el pequeño y mediano productor agropecuario; que el campesinado sea el dueño de los procesos de industrialización; que el ganadero sea el dueño de la pasteurizadora; que sean dueños de los procesos de industrialización del maíz hasta que llegue a la mesa; entonces la familia productora campesina será más rica; entonces tal vez los campesinos podrán ahorrar y entonces tendremos más riqueza en Colombia, más paz, menos violencia, más dignidad y menos tristezas…”
¿Por qué los lecheros de Nueva Zelanda pueden vender en Bogotá más barato que la leche de Simijaca o de Chiquinquirá? ¿será porque son más inteligentes? ¿por sus ojos claros o por el color de su piel? No. Porque son los dueños de las pasteurizadoras, porque esos lecheros son los propietarios de todo el proceso de la transformación de la leche, sin intermediarios”.
“Trabajaremos para que el papero pueda ser el propietario de la industrialización de la papa y para que el Estado pueda prestar barato al campesino; un Estado que construya distritos de riego”, dijo Gustavo Petro.
El candidato presidencial también se refirió a la crisis del agua en el valle de Ubaté y Chiquinquirá: “miren lo que está pasando con Fúquene; llevamos décadas en donde Fúquene tiene menos y menos agua; llevamos décadas en donde hay una apropiación del territorio en donde debería estar el agua, pero hay licencias para explotación de minerales que están acabando con el agua, el agua que se necesita para los seres humanos. Por sacar los minerales, las piedras, el carbón, el petróleo ya no se puede tener maíz o papa”.
Y enfatizó Petro: “el agua tiene que tener una prioridad si lo que queremos es desarrollar la agricultura y la industria; la prioridad es el agua, la vida, los seres humanos. El agua debe ser la prioridad del gobierno. Primero el agua, los seres humanos, la naturaleza. Todos sabemos que la CAR es manejada por la corrupción”.
“Para desarrollar el potencial agroindustrial tenemos que hablar de una mejor forma de cuidar el agua; que la gente se adueñe del agua; que es un bien común, que no se puede comercializar, que no puede ser una mercancía”.
Petro recordó que como alcalde de Bogotá logró la aprobación de un acuerdo en el Concejo con el que se estableció un consumo mínimo vital, lo que favoreció a 800 mil familias e insistió que el agua no es una mercancía, es un derecho de los seres humanos.
Petro se comprometió a cambiar la dirección de la CAR, para que no sea manejada por politiqueros sino para que se le entregue al mismo pueblo.
Y Petro también habló de educación: “hay un asunto fundamental y es que no se puede incentivar la agricultura y la industria si no hay conocimiento; eso significa saber, saber hacer; significa tecnología, conectividad, significa universidad”.
“La economía popular campesina tiene que tener ciencia, tecnología, pero ¿cuántos jóvenes de Boyacá puede ingresar a instituciones de educación superior? ¿En qué medida al poder educarse podrían competir con una mejor opción? ¿Cómo lograr que el saber sea más importante?, pues saber podría generar más riqueza”.
“No se trata de sacar la esmeralda en bruto y venderla así. Deberíamos tener joyería, una escuela de joyería y nosotros podríamos hacer las joyas que hoy hacen los europeos y cobran a precios exuberantes. Esas joyas podemos hacerlas aquí”.
Aseguró Petro que en Boyacá hay universidades privadas ‘de medio pelo’ y que para poder estudiar allí le ofrecen un sistema leonino al estudiante pobre que debe recurrir al Icetex, que es un banco en el que el estudiante generalmente no puede pagar y entonces piensa en suicidarse, desesperado porque no puede pagar el crédito.
¿Por qué no podemos pensar en un sistema de educación pública para ayudar al conjunto de la juventud colombiana, elevando su calidad de vida, para que el joven pobre pueda desarrollar la capacidad para la poesía, la pintura, el teatro, el baile, la medicina, la física, la química y en esa diversidad pueda realizarse y salir adelante?
El candidato de la Colombia Humana Gustavo propuso que la juventud pueda acceder a la universidad, que debe ser gratuita; una universidad que pueda tener un sistema de bienestar social para que la joven pueda estudiar y se cuide sus hijos en una guardería y para que tenga restaurantes. “Así, nuestros profesionales podrían educarse y saber lo mismo que los norteamericanos, los chinos, los japoneses”.
“El cerebro humano es igual en el que tiene la piel negra que el de la piel blanca; el de la mujer que el del hombre, pero es necesario democratizar el saber; democratizar porque nadie es menos inteligente”.
Aseguró Petro que en Colombia han satanizado hasta la palabra perdón, como si no fuera ese el mensaje central de Jesús.
“Mi imagino aquí a los peregrinos que en la reciente Semana Santa se arrodillaron ante la Virgen; ¿acaso el mensaje central no es del perdón?, pero como Petro habló de perdón entonces el perdón es malo, pero la palabra perdón pertenece a Jesús, no a satanás”.
“Colombia necesita democracia para que tengamos una segunda oportunidad. Democracia significa divinidad, humildad, derechos, libertades, pero eso no es posible si el cerebro, el estómago y el espíritu están vacíos”.
Dijo Gustavo Petro que el 29 de mayo va a pasar esta página oscura de la historia de Colombia, van a pasar muchas páginas escritas por la oligarquía y la codicia y que ahora la historia será escrita por la mujer del campo, por el joven estudiante, por el trabajador, por el artista y el poeta; por el que toca la guitarra, por el que coge el azadón”.
“Ojalá esas páginas puedan ser escritas por el que ha sufrido, por los que han sufrido la pasión y el sacrificio; ojalá pudiéramos hablar de resurrección. ¿No tiene derecho el pueblo colombiano de resucitar, de emanciparse?. No necesita armas ni fusiles; se necesita ir a las urnas y no dejarse comprar el voto.
Finalmente Petro propuso una gran movilización el 29 de mayo, de 10 o 12 millones de colombianos, como en el pasado lo hicieron las tropas del general Bolívar, ya no atravesando el Páramo de Pisba o recorriendo la trocha Liberadora, sino que el pueblo vaya a los puestos de votación.
“La espada levantada será un esfero sobre un tarjetón. Ya no se necesitarán días a caballo pasando por el páramo, aguantando hambre; se necesitará ir a las urnas y con un esfero marcar para ayudar a escribir la nueva historia de Colombia. Mi compromiso es garantizar con mi vida que este país cambia porque cambia y que vamos a hacer hombres y mujeres libres”.
“Me llamo Gustavo Petro y quiero ser su presidente”, concluyó.