Escena de película: desde los cerros orientales de Bogotá un francotirador asesinó a un esmeraldero boyacense

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Después de las 6 de la tarde de ayer se produjo el asesinato de Juan Sebastián Aguilar, conocido en el mundo de las esmeraldas como ‘Pedro Aguilar’ o ‘Pedro Pechugas’. Prensa bogotana lanza diferentes hipótesis sobre las posibles causas de la persecución que terminó con la vida de un hombre clave en la seguridad de las minas de esmeraldas del Occidente de Boyacá.

El miércoles 7 de agosto Juan Sebastián Aguilar, experto en temas de seguridad y reconocido dirigente y empresario del mundo de las esmeraldas del occidente de Boyacá descansaba tranquilo en su casa en la carrera séptima con calle 138, en el norte de Bogotá, pero un francotirador lo observaba desde las montañas aledañas.

Aguilar, quien durante muchos años fue socio de la mina Santa Rosa y trabajador del ‘zar de las esmeraldas Víctor Carranza, estaba tranquilo porque sabía que su hogar era una especie de búnker. Vivía en el Conjunto Bosques del Marqués, cerca al Centro Comercial Palatino, un exclusivo lugar en donde no cualquiera puede ingresar.

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Para llegar hasta su residencia hay que pasar tres anillos de seguridad; de manera que Aguilar se relajó y, a las 6 de la tarde de ayer, caminaba tranquilo en la parte exterior de su vivienda. Supuestamente no había posibilidad de que nadie lo atacara.

Sin embargo, un tiro de larga distancia impactó en su tórax y lo derribó. Unos minutos después de las 6 de la tarde uniformados del CAI Lisboa de Usaquén atendieron el llamado de urgencia que reportaba el disparo desde las montañas y un hombre gravemente herido.
Aguilar tenía una herida de entrada y salida y en minutos fue trasladado de urgencia hacia la clínica Cobos, ubicada en la carrera 9a con calle 133.

A pesar de la rapidez con la que fue trasladado y atendido los médicos no pudieron salvarle la vida. “Falleció a las 6 de la tarde y 28 minutos», dice el informe oficial.
Las autoridades de Bogotá realizaron un operativo relámpago parta tratar de ubicar y detener al francotirador, pero se trata de una zona boscosa. Durante las últimas horas se han estado revisando las grabaciones de las cámaras de seguridad del sector sin que haya hasta ahora resultados.

Dicen que Juan Sebastián Aguilar era uno de los más poderosos personajes del negocio de las esmeraldas del Occidente de Boyacá.

Por eso tal vez, el 20 de octubre de 2023 había sufrido un atentado del que salió ileso. En esa oportunidad lo atacaron a bala en el edificio de la calle 113 con carrera novena de Bogotá, en la sede de Esmeraldas Santa Rosa.

El hombre de la seguridad de las esmeraldas del occidente de Boyacá era poderoso no solamente por su cercanía con los propietarios de las minas que anualmente exportan millones de dólares en esas gemas sino por sus contactos y relación estrecha con casi todos los políticos regionales.

El periódico El Tiempo informó en las primeras horas de hoy que Aguilar, de 58 años y oriundo de Chiquinquirá, empezó en el mundo de las esmeraldas siendo parte fundamental del esquema de seguridad del zar Víctor Carranza, quien falleció en abril del 2013 y fue uno de los jefes en las llamadas ‘guerras verdes’.

Con esa experiencia, Aguilar montó una empresa de vigilancia llamada Seguridad Oriental, empresa que le presta sus servicios a las principales minas del Occidente de Boyacá, especialmente las de Muzo y Quípama. Igualmente pertenecía a la junta directiva de Esmeraldas Santa Rosa.

El principal gremio de las esmeraldas, Fedesmeraldas, expidió anoche un comunicado en el que lamenta el hecho que, según dijo, “atenta contra la vida de un ser humano y los valores de seguridad, paz y respeto”.

“Nos solidarizamos con la familia de la víctima en este doloroso momento y exigimos a las autoridades competentes una investigación rigurosa y expedita que permita esclarecer los hechos”, indicó Fedesmeraldas.

La revista Semana dijo hoy que “las hipótesis que manejan las autoridades es que estos ataques violentos podrían estar relacionados con una vieja disputa que existiría entre narcos que se hacen pasar por esmeralderos, para lavar dinero a través de la extracción de la piedra. Pero existiría otra versión que los vincula con mafiosos y grandes capos que se colaboraron para la época de los noventa”.

Según Semana “en el escenario aparecen hasta el Clan Triana y Pedro Orejas, a quienes las autoridades han considerado como los protagonistas de una pelea para quedarse con el negocio de las minas, pero que terminaron extraditados por sus relaciones con el narcotráfico”.

Agregó la revista que “en septiembre de 2022, también se conoció un nuevo capítulo de la guerra verde que se estaría desatando en Colombia, después de que en el exclusivo sector del Parque de la 93, en el norte de Bogotá, fue asesinado Maximiliano Cañón Castellanos, un reconocido líder social y empresario del sector de las esmeraldas en Boyacá. Recientemente, la Fiscalía también confirmó la imputación de un abogado y un exportador de piedras preciosas del fallecido Víctor Carranza, quien habría recibido 26 mil hectáreas de terrenos baldíos en Puerto Gaitán, Meta, a través de una artimaña que se construyó con 27 personas, entre empleados y conocidos del Zar de las Esmeraldas, para que se hicieran pasar como habitantes de la región con el fin de quedarse con las tierras”.

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