Por: Daniel Triviño
La reciente edición de la consulta interna del Partido Liberal dejó al descubierto una falta de liderazgo, autonomía y criterio. Sin embargo, esto no es un fenómeno exclusivo del liberalismo. En años anteriores el Partido Conservador, el Polo Democrático Alternativo y el Partido Verde han realizado consultas internas para la elección de su candidato a la Presidencia de la República, y el resultado ha sido el mismo, la elección de un candidato que no tiene solidez ante los votantes, un enorme despilfarro de recursos públicos, y la evidente falta de criterio del directorio del partido para nombrar a su candidato.
Fueron más de 40 mil millones los que se gastaron en la realización de la consulta interna del Partido Liberal. Sus miembros la justificaron como un ejercicio que le hace bien a la democracia, pero entre la ciudadanía quedó ese sinsabor de saber del enorme derroche para un fin que no tiene ni una sola consecuencia positiva para la sociedad.
Pero más allá de eso, lo que se busca no es señalar al liberalismo por su falta de autonomía para la elección de un candidato. Lo que se pretende con esta columna es concientizar acerca del excesivo gasto público del que son partícipes los partidos políticos cada cuatro años.
La última vez fue el Partido Verde, que ante la falta de un líder natural al interior de la colectividad tuvo que convocar a una consulta interna. Los enfrentados fueron Camilo Romero, John Sudarsky y Enrique Peñalosa. El hoy Alcalde Mayor de Bogotá fue el ganador de dicha consulta con 2,2 millones de votos, sin embargo, para las presidenciales no contó con el apoyo de su partido y apenas llegó al millón de votos, demostrando así su falta de liderazgo en esa colectividad y el daño que le hizo la consulta a los intereses del partido.
En la campaña para las elecciones presidenciales de 2010 fueron cuatro los partidos que hicieron consulta interna: Partido Liberal, Polo Democrático Alternativo, Partido Conservador y Movimiento Mira. Ninguno logró llegar a la Presidencia, y en un evidente despilfarro de lo que significan estas consultas, las votaciones apenas llegaron a los dos millones de votos; una evidencia de que a la ciudadanía no le interesa delegar funciones que deberían ser propias del jefe de partido.
Es hora de que estas consultas populares terminen, no puede el Estado seguir financiando elecciones que no representan ni al 30% de la población habilitada para votar. Además es hora de que los partidos tengan el carácter suficiente para nombrar a su propia candidato y no de utilizar estos “ejercicios democráticos” como untermómetro de cara a las elecciones que se avecinan.