El acto de inauguración tuvo lugar ayer con la asistencia del presidente Iván Duque y la Vicepresidente Marta Lucía Ramírez, en compañía de la Ministra de Transporte, Ángela María Orozco; el director de la ANI, Manuel Felipe Gutiérrez y el Gobernador de Cundinamarca, Nicolás García.
Esta obra que Germán Vargas había prometido que entregaría antes de terminar el segundo mandato de del presidente Santos en 2018, viene a ser inaugurada hasta ahora y de manera incompleta, ya que la ampliación de la Autopista se había prometido desde la última estación de Transmilenio hasta la Caro; sin embargo, como todo lo que se hace en este país, o queda mal hecho, no se hace completo y siempre habrá sobrecostos.
Durante el acto, la Vicepresidente destacó la importancia del trabajo articulado entre la Nación y la región, para que obras como esta, se multipliquen en el país, el problema es que su multiplicación es muy lenta.
Llama la atención que en este acto de inauguración hayan estado el Presidente, la Vicepresidenta y la Ministra del Transporte, justo horas después de que la Revista Semana pusiera de manifiesto las francas disputas que, al parecer, han surgido en las relaciones de la Vicepresidenta, tanto con el presidente Duque como con su antigua amiga y socia de negocios, la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, cuyo último capítulo tuvo lugar la semana pasada con la modificación de una decisión ya tomada y convertida en norma, pero que el presidente Duque reversó en otro decreto de emergencia, donde, de paso, “llevó del bulto”, un coterráneo boyacense, el ex viceministro de transporte, Juan Camilo Ostos.
Resulta que en uno de los innumerables decretos de la emergencia por la que atravesamos, que ha permitido, además, la disolución práctica del Congreso, la Vicepresidenta logró introducir una decisión muy importante para sus interese: la creación de una Consejería Especial para asuntos de infraestructura y relaciones con el sector productivo, lo cual equivalía a crear una especie de supervisión a la ministra del Transporte, Ángela María Orozco, tal como relata la Revista. El Decreto en mención fue sancionado por el propio Duque el pasado 30 de junio.
Pero tal figura no aguantó ni siquiera el paso de las horas; antes de que parpadeara Martha Lucía, se movieron todos los hilos y en otro de los tantos decretos, en cuestión de 72 horas, se sancionó otro decreto echando atrás lo dicho en el decreto del 30 de junio. ¿Por qué?, porque se dice que en la Casa de Nariño se vio con muy malos ojos el paso de la Vicepresidenta, que además pasa por una muy mala racha, que al parecer la ha debilitado y puesto en un lugar poco propicio frente al Propio Duque y de funcionarias como la Ministra. Este asunto tiene que ver con nosotros aquí en Boyacá, en la medida en que el cargo de la consejería recién creada sería para el ex viceministro Ostos, quien salió de ese puesto en marzo pasado, luego de serias diferencias con la ministra, al parecer inducidas por la Vicepresidenta. Así que nuestro paisano, Pedracista de pura cepa, se quedó otra vez sin puesto.
Parece que lo más importante son las casetas del peaje
En un lacónico comunicado de prensa de la Casa de Nariño, donde se dio cuenta de la inauguración de la obra, se lee que lo que más fascinó de la obra al Presidente y su comitiva fueron las casetas del peaje de Los Andes. No se cita que hayan hecho alguna evaluación profunda de la obra, pero, en cambio, la alabanza fue para el peaje. Dijo Marta Lucía: “estamos viendo una de las vías más modernas del país (y) estas 16 casetas de peajes, con una parte significativa de peajes electrónicos”. Parece que para la vicepresidenta, la obra es importante pero no tanto como el exquisito bocado del peaje, cuyos rendimientos y utilidades son los más jugosos de los que existen en el país. En el discurso, que se evitó entrar en honduras con el análisis de los resultados económicos del peaje y de la concesión que ha manejado el tramo de Doble Calzada entre a Caro y Briceño y, por supuesto, sobre el resto de la obra de ampliación pendiente de la Autopista y los resultados económicos del propio peaje.