De la socialización que hizo la Oficina Asesora de Planeación del municipio, se concluyó que la construcción del Plan de Ordenamiento Territorial de Tunja presenta un gran avance, pero aún le hace falta acordar detalles, así como concertar prioridades, necesidades y percepciones con la ciudadanía.
Ocho años de retraso lleva Tunja en lo que refiere a la formulación de un nuevo POT, que, si bien es cierto que en 2014 se le hizo una actualización excepcional, no equivale a la formulación que tanto se necesita para el ordenamiento territorial que requiere la ciudad. Pero eso está cerca de quedar atrás, pues la Administración Municipal está próxima a presentar el proyecto.
Por lo menos esa es la sensación que quedó en el Concejo de Tunja luego de la socialización que hizo la Oficina Asesora de Planeación del municipio, en la que dio cuentas del estado de avance y los próximos pasos a dar para la esperada formulación del POT.
De acuerdos a las proyecciones de la misma alcaldía, el proyecto de POT sería presentado en septiembre u octubre a Corpoboyacá y al Consejo Territorial de Planeación, para luego sí ser presentado ante el Concejo Municipal. Pero antes de que todo eso ocurra, se tiene la idea de conocer visiones y opiniones ciudadanas sobre lo que requiere la ciudad, al igual que un mayor conocimiento de las necesidades, o por lo menos esa fue la propuesta que se hizo desde el Cabildo Municipal.
Temas de trascendental interés ciudadano, como la ubicación del aeropuerto o la densificación de la ciudad, siguen siendo todavía una incógnita, aunque espera el Concejo que esas dudas empiecen a despejarse incluso antes de que el proyecto llegue a sus manos a finales de este año.
EL DIARIO conversó con el concejal Jhon Carrero para conocer con más detalle los aspectos socializados hace unos días. Carrero comentó que el componente más importante que ha de tener el POT es el ambiental, pues de la conservación de los ecosistemas dependen cosas tan trascendentales como el futuro del agua, tema que ha ocupado la agenda pública de los tunjanos en tiempos recientes.
Dentro de dicho componente también se abordarán asuntos de total importancia como la conservación y las acciones posibles para la recuperación de humedales, la posible designación de una zona de la ciudad para que tenga un uso netamente ambiental, teniendo así por objeto la reforestación, que no solo traería beneficios ambientales y sanitarios, sino que se convertiría en un atractivo más para la capital boyacense.
No quiere decir esto que componentes como el social o el económico no sean relevantes en el proyecto que se está construyendo. Todo lo contrario, son aspectos de gran importancia, y más en este contexto de pandemia, que ha obligado a replantear soluciones y dinámicas para una gran parte de los habitantes de la ciudad.
En una ciudad como Tunja, donde han proliferado los proyectos de urbanizaciones ilegales, donde se ha priorizado la construcción por sobre la conservación ambiental, cobra todavía más importancia la elaboración de un buen POT, pues la ciudad, en su condición de ciudad intermedia, está todavía a tiempo de redireccionar las cosas y plantear un esquema de organización territorial que favorezca el desarrollo.
El último POT formulado en Tunja fue en 2001, y de acuerdo a la normatividad, la vigencia de estos planes es de tres periodos constitucionales, es decir 12 años. Por este motivo es urgente que la capital boyacense cuente con un nuevo POT, que le permita definir cómo organizarse, definir y potenciar su vocación, e incluso corregir errores del pasado. Por eso es todavía más importante que la prontitud, el mismo hecho de que el POT se formule con tranquilidad, concertando soluciones, proyectando situaciones reales, y propendiendo por la organización de una ciudad que favorezca a todos. “Sí el POT se formula bien, Tunja puede ser la ciudad del país con la mejor organización territorial en lo que refiere a ciudades intermedias”, puntualiza el concejal Carrero, que además insta a la Administración Municipal para que haga mesas de concertación con las comunidades, que no impliquen riesgo de contagio.
