La preocupación entre las autoridades departamentales es latente dado que la ocupación hospitalaria tiende al aumento, y cada vez son más evidentes los comportamientos ciudadanos contrarios a evitar la propagación del COVID-19.
Octubre finalizó con un saldo preocupante para los boyacenses, durante solo ese mes se notificaron 7.110 casos de COVID-19, evidenciando la llegada al primer pico de contagio en el departamento, que a la vez parece más acelerado de lo previsto en cualquier cálculo.
Y no es para menos, en solo un mes el departamento alcanzó casi la mitad de los casos reportados a lo largo de toda la pandemia. Lo que se ha visto reflejado durante las últimas dos semanas en la ocupación de camas hospitalarias, tanto de Cuidados intensivos, como intermedios y hospitalización general.
La respuesta del gobierno departamental y administraciones municipales ha sido esencial para evitar el colapso de la red hospitalaria, reconociendo que las cuarentenas a pesar de ser dañinas para la economía, resultaron efectivas para aumentar la infraestructura hospitalaria, y de alguna manera la capacitación de personal. En marzo, cuando empezaron las medidas restrictivas en Colombia, Boyacá contaba con 66 Unidades de Cuidado Intensivo, hoy tiene 205, lo que evidentemente ha evitado el colapso.
Pero dicho aumento de la capacidad hospitalaria no ha de malinterpretarse como una señal de tranquilidad, pues a lo que ha de apuntar la sociedad boyacense es a evitar el contagio.
Se calcula que los 7.110 casos notificados durante octubre, por lo menos 2.700 se provocaron durante el puente festivo del Día de la Raza, por lo que la tendencia al aumento puede verse alargada en el tiempo, por lo menos durante las próximas semanas, cuando se vean los efectos del puente festivo de Todos los Santos.