En Boyacá el turismo será el sector más golpeado por la pandemia

El turismo religioso ha sido históricamente, el soporte económico de la ciudad de Chiquinquirá. Foto | Hisrael Garzonroa - EL DIARIO
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El mejor momento vivido Boyacá, en materia de promoción del turismo, se había dado en
los últimos dos años. No sólo, porque se afianzaron sitios y rutas  en materia de turismo paisajístico, turismo recreativo y turismo histórico, sino porque se habían comenzado a dar pasos  importante en materia de “turismo comunitario”, una modalidad donde Boyacá puede ser líder; lo mismo que empezaba a notarse un mejoramiento muy importante en la calidad del servicio ofrecido.

Además, porque fue la celebración del Bicentenario de la Independencia de 2019, la vitrina perfecta para que Boyacá creciera considerablemente  en el posicionamiento de sus atractivos.

En dicho sentido, el fenómeno de la cuarentena obligatoria que vive Boyacá por el coronavirus,   se resume en una afectación de la economía del departamento, que pasa, por la  parálisis absoluta de varias actividades económicas, entre ellas,  el turismo.

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Por tratarse de una actividad  que se mueve en la esfera del ocio, el descanso,  la diversión y la fé, todos los diagnósticos apuntan a considerar que el Departamento de Boyacá tendrá  dificultades para mantener los niveles de crecimiento  y las cifras a favor, que  venía mostrado en los últimos años.

Sin embargo, de los centros turísticos de Boyacá mencionados, parece tener mayores dificultades,  Villa de Leyva y Paipa. Entre otras cosas, porque su turismo se mueve  en términos de grandes eventos y atractivos históricos, museográficos y gastronómicos.   Y para esta coyuntura,  se tienen dudas sobre la continuidad o el aplazamiento de los  eventos del calendario anual.  Entre otros,  el Festival Nacional de Bandas, El Festival del Pañolón, el Festival de las Cometas, el Festival de las Luces, el Festival Internacional de Jazz y el mismo Festival Internacional de la Cultura.

Este tipo de turismo de Villa de Leyva y Paipa, se mueve con requerimientos logísticos especiales, previstos para grandes concentraciones de público.  Por eso, deberá esperar las directrices dadas por las autoridades, para levantar las medidas, previendo las distancias entre personas y condiciones sanitarias y de salud convenientes para  este tipo de certámenes.

La  situación de Chiquinquirá es poco distinta. Aunque se trata de un “turismo religioso”, que también mueve grandes concentraciones de personas,  alrededor de la devoción  al cuadro de la Virgen del Rosario,  no deja de situarse en un plano de fé y la convicción personal.  Y ese factor fue  reforzado, hace unos días, con  el mensaje del presidente Iván Duque,  al comienzo de esta crisis, cuando hizo una intervención especial, donde  le encomendó  el país a la Virgen de Chiquinquirá.

Ya  muchos analistas consideran que, independiente del resultado final de la pandemia en Colombia,  el Santuario de la Virgen de Chiquinquirá, resultará beneficiado.  Un poco por razones históricas,   un poco por razones antropológicas  y  un poco por razones místicas.  Cientos de  fieles y creyentes  acudirán a esta ciudad, casi en forma inmediata, una vez terminada las medidas de la pandemia.  Porque existe la creencia, entre sus feligreses, que en el fondo  existe  la intervención milagrosa de la Virgen, para  superar este tipo de crisis.  Y esto va a tranquilizar el panorama local,  en medio de la situación económica  ya sumida en datos  devastadores  y preocupantes. 

Para ello, la ciudad de Chiquinquirá deberá adoptar sus propias medidas, para que los efectos no sean tan lesivos. Unas  disposiciones  en materia de comercio informal,  tránsito de personas, en una ciudad con vías muy  estrechas, y, el manejo y administración  de los públicos en los dos principales centros de concurrencia religiosa (Pozo de la Renovación y la Basílica de Chiquinquirá).

Recordemos que el turismo religioso ha sido,  históricamente,  el soporte económico de la ciudad de Chiquinquirá.  Al turismo religioso se le debe gran parte del crecimiento  del comercio, de la capacidad de infraestructura instalada, del movimiento de los restaurantes  y de un sector que se mueve con solvencia, que  son los “vendedores ambulantes”.   Pero, también,  a “lo religioso” se le atribuye la recuperación de la ciudad,  luego de la pandemia de 1918, el terremoto de mediados 1967 y el fenómeno del envenenamiento de los niños, en noviembre de 1967.

Ya  se mira hacia adelante, sobre lo que puede ser el escenario de la post-pandemia.  Y se cree que la idea será  formular  alternativas basadas en mucha innovación,  para  la reactivación del turismo en Boyacá.  Tarea donde van  a tener  que  intervenir  la propia Secretaría de Turismo de Boyacá, los gremios de la producción, las cámaras de comercio  y las organizaciones que intervienen en el  circuito del turismo, que  tiene  a Boyacá como un territorio  con grandes posibilidades de crecimiento en este sector. 

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1 COMENTARIO

  1. Es muy importante que se comience a generar desde ya el plan B sobre cómo impulsar la economía regional y me gustaría que ustedes sean quienes líderes la iniciativa. Personalmente creo que tanto varones como damas nos encontramos en una encrucijada y desde el encierro no fluyen las ideas, pero somos una raza echada para adelante y con seguridad nada nos queda grande. Ya tenemos en mente metas que nos hemos trazado en Lengupa y van a ser impulsadas por una Asociación creada para tal fin con el apoyo de los alcaldes locales. Con gusto se lo hacemos llegar si están dispuestos a emprender la ruta que vemos más viable para salir del atolladero.

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