El viacrucis de la paz total

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Por | Jacinto Pineda Jiménez, Director grupo de investigación GRIMAP-ESAP

Jacinto Pineda | Dir. ESAP

La prisa es discutir primero el perdón a los victimarios y no las causas sobre las cuales descansan los conflictos, lo cual conduce históricamente a dejar vivas las llamas para nuevas violencias, en medio de esa espiral de guerras inconclusas

El afán de un amanecer en paz, en ocasiones, nos trae ocasos de más violencia. La prisa es discutir primero el perdón a los victimarios y no las causas sobre las cuales descansan los conflictos, lo cual conduce históricamente a dejar vivas las llamas para nuevas violencias, nuevas guerras, es decir lo nuestro son guerras inconclusas. Es así como algunos procesos se centran en los victimarios y no las víctimas, en las consecuencias y no las causas, en las estrategias y no los objetivos. La paz total debe aprender de la historia, máxime cuando pretende abarcar los más disímiles actores y motivaciones, en medio de una violencia atomizada, fragmentada que indudablemente vuelve más compleja una paz total.

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LA VIOLENCIA NO DA TREGUA

La paz total e integral busca transformar los territorios bajo dos principios: acceso a derechos sociales, económicos, políticos, y “acabar con las violencias armadas, tanto aquellas de origen sociopolítico como las que están marcadas por el lucro, la acumulación y el aseguramiento de riqueza”. El primero tiene que ver con el cumplimiento de los acuerdos del teatro Colón, un proceso muy lento y que requiere de una gran voluntad política y de disposición de recursos económicos y el segundo terminar una violencia, caracterizada hoy por el incremento. Me referiré al segundo principio

Cierto es que la violencia ha atravesado nuestra existencia. Recientemente, luego de las históricas cifras del periodo 1980-2000, se registró un descenso en el siglo XXI.  Entre 1958 a 2012, según el centro de memoria histórica, en Colombia murieron 218.094 personas por causa del conflicto armado, de los cuales el 81% eran civiles, es decir 177.307.  Entre 1970 y 2010, 27.023 personas fueron secuestradas y en el periodo 1985-2012, 1.982 masacres dejaron 11.751 víctimas. El gráfico uno evidencia el descenso de homicidios en los últimos años, pero a la vez la tendencia al incremento registrada en los dos últimos años.

Gráfico Uno

Fuente: medicina legal, elaboración propia

Según INDEPAZ, centro de estudios sobre la conflictividad en Colombia, en el primer trimestre de 2023, se han registrado 35 asesinatos de lideres sociales o defensores de derechos humanos y 5 firmantes de acuerdos de paz; en el 2022 fueron asesinados 189 líderes sociales o defensores de derechos humanos y 42 firmantes de acuerdos de paz. Con corte 24 de marzo, según INDEPAZ, van 27 masacres con 88 víctimas, en el año 2022 se presentaron 94 masacres con 300 víctimas. No hay un desescalamiento de la violencia, por el contrario, la tendencia es al incremento, lo cual constituye una cruz pesada para la paz total.

INDEPAZ señala en su informe “Desafió a la Paz Total”, que la presencia de grupos narcoparamilitares pasó de 261 a 345 municipios en el periodo 2008 a 2022. Otro dato importante y desafío para la paz total lo constituye las denominadas disidencias de las FARC, que para críticos del proceso no deberían ser parte del mismo, dado que fueron objeto ya de un acuerdo de paz. Entre 2017 y 2021 los grupos POS-FARC han consolidado su actividad en zonas de 60 municipios; “36 se encuentran dentro de los procesos de expansión, tránsitos permanentes o en disputa con otras fuerzas armadas (legales e ilegales); 108 presentan presencia ocasional, veintiuno de los cuales fueron registrados por primera vez en 2021”, según el informe “Desafío a la Paz Total” (pág. 21). Ver gráfico dos.  Ahora el ejército de liberación nacional hace presencia en 162 municipios. Sin contar las distintas organizaciones criminales que a la sombra de economías ilegales crecen en el país, fundamentalmente en territorios donde ejercen su control e injerencia en administraciones públicas.

Gráfico dos.

Fuente: Observatorio de conflictividades y DDHH, Indepaz. Elaboración propia

Un mapa complejo de grupos, organizaciones con disímiles motivaciones y un variopinto de estrategias militares. El riesgo de este escenario es una negociación fragmentada, que termine en una torre de babel y enredada en su propia malla de intereses. Tantas mesas como motivaciones e intereses existan, es complejo. De igual manera como se evidenció el incremento de la presencia territorial y de sus acciones, hace que los grupos armados se sienten a negocias bajo supuestas condiciones de superioridad, lo cual vuelve más difícil el diálogo. Negociar con el que se siente ganador no es sencillo. Desde luego el tema legal y el temor de la impunidad, seguirán marcando el actual debate en medio de una sociedad polarizada que percibe en el incremento de las violencias una señal en contravía de la negociación. En conclusión, el riesgo de la fragmentación en la negociación y el incremento de la violencia son los retos de la paz total.

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