Ha pasado casi un año desde que se abrió la primera de las tiendas D1 en la capital boyacense. A pesar de que los pequeños tenderos han logrado sobrevivir a la competencia, los coletazos de la llegada de estas aún se sienten y piden apoyo a la Administración Municipal para no tener que desaparecer. A esto hay que agregarle que la preocupación es cada vez más creciente debido al anuncio de la apertura de un nuevo centro comercial en la ciudad.
Casi un año ha pasado desde que se abrió la primera tienda D1 en la capital boyacense. Los pequeños comerciantes de Tunja han logrado salir adelante, pero hoy ven muy difícil la situación ya que en la ciudad hay una excesiva existencia de estos supermercados.
Algunos comerciantes de la ciudad califican este fenómeno como “una competencia desleal”, sin embargo, desde la Alcaldía de Tunja aseguran que nada se puede hacer ya que los establecimientos cumplen con todos los parámetros exigidos por la ley, pagan sus impuestos y han sido de gran ayuda para la ciudad en la generación de empleo.
Pero el punto de equilibrio es difícil de encontrar. Mientras estos supermercados son vistos con buenos ojos por la Administración Municipal y por una inmensa parte de la ciudadanía, que encuentra una diversidad de productos a muy bajo costo; otro es el parecer de los propietarios de minimercados y pequeñas tiendas en Tunja ya que consideran que tarde o temprano la excesiva y desigual competencia los llevará a la quiebra.
“Los tenderos no están preocupados por la llegada de estos establecimientos, toda vez que ellos tienen una venta diferente; ellos venden al detal y por el contrario, de acuerdo a lo que han expresado algunos de ellos, es que se ven favorecidos porque al haber competencia en estas grandes superficies, ellos pueden comprar a precios más cómodos, muchos más asequibles y luego llevan estos productos y los venden en sus respectivos barrios. Entonces, lo que se tiene establecido es que no se ha visto afectado el comercio barrial o el de la tiendas pequeñas. Y respecto al contexto municipal encontramos que la competencia es sana, lo que he podido observar es que en cada uno de estos establecimientos tienen una especialidad; por ejemplo en uno se especializan en la venta de productos de aseo, en otro en la venta de abarrotes, otro en carnes y embutidos; entonces creo que esto no genera inconvenientes, por el contrario, a la ciudad de Tunja me parece que le está generando empleo, está generando activación de la economía, y muchas personas de los municipios cercanos a la ciudad de Tunja se están desplazando a estos establecimientos para hacer sus compras; y, creo yo, que estamos evitando que los tunjanos se vayan a Bogotá a comprar este tipo de elementos”, indicó Rafael Rojas, secretario de Hacienda de Tunja.
Pero los pequeños tenderos y propietarios de minimercados de Tunja no están muy de acuerdo con eso de que la competencia sea sana, ni con que ellos se estén beneficiando por una supuesta reventa de productos adquiridos en los mencionados supermercados. “Son negocios que tienen gran cantidad de dinero, que vienen a establecerse en las ciudades pequeñas y siempre eso afecta a las tiendas de barrio. Sobre todo porque percibimos que el Estado les da unos beneficios con los que nosotros no contamos, no pagan impuestos durante un tiempo determinado o pagan cierto porcentaje; un tendero inicia un negocio y no le dan ese beneficio, desde que inicia a trabajar está pagando impuestos. Ellos no pagan lo mismo, supuestamente porque generan empleo, y sí, por un lado generan empleo y por otro están acabando con las tiendas de barrio; con el sustento de familias que viven de ese negocio y les toca cerrar porque no hay modo de competir. Yo no estoy en contra de que existan, pero no en esa cantidad tan desmedida como se ha visto en Tunja, 25 o 30 negocios de esos en una ciudad donde muchos dependen del comercio”, comentó Wilson Garavito, tendero.
Wilson Garavito tampoco está de acuerdo con que los tenderos se vean beneficiados por la adquisición de productos en tiendas D1 y su posterior comercialización en las pequeñas tiendas. “Yo fui a los D1 a verificar si era cierto que uno podía adquirir mercancía para montar en el negocio propio, y comprobé que eso no es cierto porque son productos que nadie conoce en primer lugar; en segundo, yo adquirí unos productos, los cuales no me convencieron porque me toca comprar tres veces más del mismo producto para cubrir la necesidad que tengo con un mismo producto de los que ya manejo, y lo peor es que termina saliendo más caro, en el mejor de los casos por el mismo precio, entonces ¿qué negocio es ese?, no tiene sentido”.
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Al igual que otros comerciantes minoristas, Wilson pide a las autoridades municipales más apoyo para que no se genere una gran crisis para los tenderos. ”Uno se afilia a la Cámara (Cámara de Comercio de Tunja) con la esperanza de que lo favorezcan a uno como comerciante, y llegan negocios de grandes plataformas y ahí se olvidan del pequeño comerciante”.
Los costos de la generación de empleo
Son repetitivos los señalamientos que le hacen a las autoridades municipales respecto a los beneficios que se dan a estas grandes cadenas de supermercados: D1 y Ara.
Por eso EL DIARIO le consultó al Secretario de Hacienda de la capital boyacense sobre la existencia de beneficios en materia tributaria y en qué consisten. Rojas señaló que primero se establecen una serie de normas para que estas cadenas puedan gozar de dichos beneficios. “Tenemos unos estímulos para la generación de empleo o para la creación de empresas y expansión de las ya existentes; entonces a ellos se les exonera del pago del Impuesto de Industria y Comercio, y sus complementarios de avisos y tableros por un término de cinco años a partir de la fecha de instalación, siempre y cuando generen como mínimo veinte empleos nuevos de personas residentes en la ciudad de Tunja, y cuya inversión sea por lo menos de dos mil salarios mínimos mensuales legales vigentes”.
El recaudo de impuestos para la ciudad puede llegar a ser cuantioso, pero eso dependerá del volumen de ventas de estas tiendas. “Es el diez por mil sobre todas las actividades comerciales, ese es el ICA, impuesto de industria y comercio; este es el más alto, va dentro del cinco al diez por mil, y ellos, por ser actividades de comercio, pagan el diez por mil. Eso está estipulado en el decreto 0389 de 2006, es nuestro Estatuto de Rentas Municipales; ellos tienen que pagar tres (impuestos), tienen ese por las ventas que realicen, otro por avisos y tableros, estos se cobran de acuerdo al metraje que tenga el aviso o el tablero; y , si son propietarios del inmueble deben pagar el impuesto predial”, indica Rojas.
Sí les rebajan impuestos
Los beneficios respecto al pago de impuesto de industria y comercio tienen ciertas condiciones. “El primer año se les descuenta el 50 por ciento, el segundo año vuelve a ser del 50 por ciento, el tercer y el cuarto año el 40 por ciento, y el quinto año el 30 por ciento. Entonces se realiza el cálculo del 10 por mil sobre el total de las ventas y en un primer año se descontaría un 50 por ciento de ese valor. Esto en el caso de que sean nuevos y cumplan los requisitos estipulados”, comentó Rafael Rojas.
Viva Tunja ¡Qué viva en verdad!
Anexo al surgimiento de las tiendas D1 y Ara en la capital boyacense, recientemente se ha dado la noticia de construcción y posterior apertura del centro comercial más grande de Boyacá. Se llama Viva Tunja, garantiza que generará cerca de mil empleos durante su fase de construcción y otros 800 una vez que entre a operar. También aseguran que propenderán por ser un espacio amigable con el medio ambiente y que generarán una gran activación de la economía en el departamento.
La noticia fue recibida con beneplácito por un amplio sector de la ciudadanía, la existencia de un centro comercial de estas dimensiones en la capital boyacense crea amplias expectativas, crea entusiasmo por la existencia de almacenes como Arturo Calle o Zara. Pero antes de que reciban todos los elogios por parte de los boyacenses, los empresarios al frente de Viva Tunja, deberán garantizar que de verdad sienten y aprecian a la ciudad; y deberán reflejarlo en acciones y no solo en discursos.
En la Avenida Universitaria, donde se construye el centro comercial, en cercanías a la Clínica de Cafesalud, carece de una acera peatonal, y ya que los empresarios del centro comercial han dejado ver su interés por hacer crecer a la ciudad, un buen gesto sería construirla y asegurar el bienestar de los tunjanos. En caso de que eso ocurra, no habrá boyacense que se niegue a gritar ¡Viva Tunja!