

Al final del holocausto el mundo quedó con la percepción de que Europa era el pasado y Estados Unidos el futuro. Hoy la percepción es otra, EE UU es el pasado y Asia liderada por China se presentan con sus credenciales de futuro. El miedo, la amenaza, la desesperanza son las bases del pasado sostenidas con la especulación de quienes aumentan sus fortunas y de las ultraderechas arrogantes y violentas. Está lejos del bienestar y las libertades ofrecidas, que sí tienen los países bajos, Suecia, Irlanda, Alemania y otras que lo superan de lejos. Aunque provoque risa su retorno a la piratería en el caribe es su mejor fotografía del pasado, recuerda al pirata John silver con su pata de palo, loro al hombro, pañuelo y un ojo cubierto, pero ahora mechón dorado y corbata roja confiscando bienes, persiguiendo inmigrantes y comunistas para imponer su comercio, como ocurrió en el siglo XII cuando los mercaderes profesionales hacían lo que fuera, quemaban, mataban, robaban, torturaban, violaban, para que las ciudades romanas siguieran siendo centros de negocios y prosperidad, solo que esta vez no es la expansión islámica si no la asiática la que viene a cerrar el ciclo del siglo XXI.
El acto de piratería, para robarse el petróleo del Skipper, con 1.9 millones de barriles de crudo venezolano, bajo el argumento de que el buque violaba sanciones estadounidenses relacionadas con la exportación de petróleo de Venezuela e Irán, e incluso estaba implicado en redes ilícitas de transporte energético con vínculos a grupos designados por él como terroristas no logra convencer siquiera a sus más cercanos socios que hoy le temen y mañana lo enjuiciarán y ahorcarán (los malos negocios producen traiciones). La piratería, los aranceles, las listas de enemigos ponen a Estados Unidos en el pasado tratando de encontrar aliados de guerras que nunca ganarán.
Asia silenciosa como el dragón, a diferencia del pirata se extiende desde China apostando a la hegemonía energética del futuro consolidando fuentes limpias y no fósiles. Es una disputa geopolítica y una competencia de modelos de vida, entre el pasado anclado en recursos fósiles y el uso del poder militar y económico de la especulación para su control rompiendo todas las reglas del derecho internacional y del respeto entre naciones, y el otro buscando liderar la transición hacia una matriz más sostenible y tecnológicamente avanzada. La historia energética global del siglo XXI, entre tensiones parece estar definiéndose en esa bifurcación de caminos y para nuestro asombro ¡quien lo creyera!, está ocurriendo aquí mismo en el caribe colombo venezolano, cerca de Macondo.
El episodio de piratería para tratar de imponer su hegemonía sobre los flujos de hidrocarburos globales no es aislado (es vulgar) refleja una política del pasado que mantiene el petróleo como piedra angular de su poder geoestratégico, que más allá de argumentos de legalidad o seguridad, son acciones ilegales para proteger sus mercados, presionar gobiernos y controlar recursos energéticos centrales para la economía global. En paralelo a estas dinámicas de poder y control, la otra historia energética es de transición hacia fuentes de energía no fósiles, liderada por China, que ha logrado una expansión sin precedentes de su capacidad instalada de energía renovable, con más del 56% de la capacidad total de generación eléctrica, un crecimiento interanual del 23% y aumentos en energía solar y eólica que aportan más del 35% de la electricidad generada para un país con 1.400 millones de habitantes, colocándose muy adelante de cualquier otro país, ya superó sus objetivos previstos para 2030 y continúa creciendo como el líder indiscutible en la adopción y producción de tecnología limpia, desde paneles solares hasta turbinas eólicas y sistemas de almacenamiento de energía y hay que sumarle al futuro sus incuestionables avances en trenes de levitación magnética a velocidades que superan los 600 km por hora, control de aguas con presas como tres gargantas y baithan, puentes y urbanismo de altura e innovación modular y desarrollo estratégico nuclear, militar y de control del espacio.
La diferencia entre las estrategias energéticas del pirata del caribe centrada en el control del petróleo y la enfocada en la transición limpia, refleja no sólo preferencias políticas, sino modelos económicos y visiones de desarrollo divergentes. Estados Unidos, prioriza la explotación de combustibles fósiles y la maximización del poder geoestratégico sobre mercados energéticos tradicionales, mientras China se transforma en el principal proveedor mundial de tecnologías renovables y en la punta de lanza de la descarbonización que ofrece una matriz energética diferente, que está redefiniendo alianzas y dependencias en el siglo XXI. El contraste entre estas dos trayectorias de poder también tiene implicaciones climáticas, económicas y de bienestar profundas.
El pirata del caribe puede impactar momentáneamente los flujos comerciales y servir a objetivos políticos a corto plazo apoyado con partidos de ultraderecha con narrativas del pasado, pero esto no altera la lógica de terminar con la dependencia de combustibles fósiles, que está detrás del calentamiento global, la volatilidad de precios, las guerras energéticas del presente, ni el avance científico tecnológico. El avance de China en energías renovables se alinea con las proyecciones de agencias internacionales y de la ciencia que muestran cómo la transición energética global está en una fase de aceleración y atrae inversiones récord que cambian el rumbo de los capitales. Las teorías de la transición energética y la geopolítica del siglo XXI permiten leer este momento como un punto de inflexión, las infraestructuras de poder ya no giran únicamente alrededor del petróleo, sino también alrededor de tecnologías limpias, cadenas de suministro de baterías, redes inteligentes y transmisión de electricidad renovable y China siguiendo con prudencia y respeto por su conocimiento ancestral ha dado el salto al futuro, aunque todavía falten muchas cosas por superar.
P.D. Muy bien por reforma a la regla de financiación de las Universidades públicas de Colombia, se empieza a pagar la deuda histórica, no es todo pero es un paso colectivo gigante, un logro por 30 años de luchas.












