Por | Manuel Restrepo
Un pueblo forjó y dio vida al ser humano al que va a elegir, lo dotó de honestidad, franqueza y disposición de lucha a la que ha respondido con la verdad, aunque le cueste la vida, y ha ganado la batalla. A su lado una mujer de academia en toda la extensión del compromiso con la vida, con experiencia y sabiduría.
Camilo Torres Restrepo había señalado hace más de cinco décadas que el que escruta elige y eso poco ha cambiado.
Lo que sí ha cambiado es la capacidad del pueblo para disponerse, uno a uno, a asumir con responsabilidad la tarea democrática de votar y vigilar su voto para impedir que no prospere el fraude. Fraude y crimen han hecho parte del kit de las elites para defender su statu quo y su buena vida a costa de humillaciones y sometimiento sobre quienes estaban acostumbrados a mantenerlos en el poder, pero esta vez no será así.
El ímpetu colectivo de ciudadanos, militantes, intelectuales, jóvenes, mujeres, procesos organizativos, dejan ver una amplia disposición a impedir que el más mínimo fraude sea posible.
El kit de herramientas de los sectores populares tiene entre otros elementos: Celulares y sus poderosas cámaras, que actúan como llave maestra que ha logrado poner en evidencia a corruptos, clientelistas, estafadores, extorsionistas, acosadores e inquisidores parapetados en el poder.
Los mensajes voz a voz, cuya fuerza se traduce en resistencia contra el desprecio y la humillación, como expresión de la solidaridad para evitar el aislamiento, como lo hacen las alertas tempranas que previenen la consumación de la barbarie.
Y la herramienta fundamental de todo propósito de cambio es la calle, germen de la democracia real que se construye desde abajo y sin atajos; las calles repletas de gentes en movimiento aseguran las conquistas populares y hacen que miles de gentes sean más que unos cuantos expertos observadores de oficio.
También hace parte del kit, aprender a poner en cuestión y a defenderse de la manipulación de los medios masivos de comunicación que incomunican, que venden falsos análisis, datos sin contexto de encuestas manipuladas y sirven de instrumento de dominación que instalan desinformación, tergiversación y trivialización de la realidad de la gente común y corriente.
Cuando la gente se mueve hay esperanza y las mentiras y el fraude no prosperan. La calle, es el lugar de la unidad, caminando se edifica la palabra, como lo hacen los pueblos indígenas; se teje la complejidad de la vida y de los sueños, como lo hacen las mujeres campesinas con el huso de hilanderas y se baila para comunicar sentimientos. En las calles, barrios, veredas, pueblos, hoy no está el miedo que mantenía vivo el horror y la miseria de la que se valían para comprar votos y conciencias, allí hay esperanza y juntos, sectores populares y clase media, parecen dispuestos a materializar lo hasta ahora conquistado: unión, para salir a elegir un gobierno que está dispuesto a mandar obedeciendo y a ofrecer garantías para que cada ser humano sea respetado, escuchado y reconocido en sus derechos y demandas.
Ha ocurrido en 2018 la más grande de las uniones políticas entre seres humanos sin distingo, entre gentes de todas partes, inconformes, empobrecidos, indignados, resistencias civiles, revolucionarios, críticos y gente común, que han logrado superar egos, vanguardias, voluntarismos, deseos propios y cuentas atrasadas, y después de la insistencia de muchos, han logrado, por primera vez en este siglo, unirse en lo que une y prescindir de todo aquello que los separaba. Un pueblo forjó y dio vida al ser humano al que va a elegir, lo dotó de honestidad, franqueza y disposición de lucha a la que ha respondido con la verdad aunque le cueste la vida y ha ganado la batalla. A su lado una mujer de academia en toda la extensión del compromiso con la vida, con experiencia y sabiduría.
P.D. La unión ya está, la idea, el propósito, el programa y la disposición del voto también. La lucha, generosidad y afecto mostraron los datos de la encuesta real con más de 80 plazas repletas que congregaron a miles y miles de seres humanos con esperanza, en una Colombia para la gente, humana, honesta, en paz, con derechos. Solo queda: Votar. Asistir temprano y sin vacilación, este domingo 27; y, seguir en la calle, ser observador y lograr que cada voto cuente para que la victoria más que una cifra, sea la más grande esperanza comprimida de un pueblo que espera un cambio real hace 200 años; y para que la generación de los que vivieron en medio de la guerra entreguen una bandera de vida a los jóvenes (sus hijos) esperanzados en que estos nunca más tengan que volver a ser, ni víctimas, ni héroes victimarios; y, para que paz, derechos, agua, comida, dignidad, dejen de ser cosas imposibles y sean liberados del escaparate democrático en el que están secuestrados por los mismos…..
yo conocí a Petro en Venezuela defendiendo y siendo solidario con el gobierno de aquí. Si el pueblo lo elige cometerán el mismo error de los venezolanos que buscando cambios les resulto peor el remedio que la enfermedad. Si tienen dudas pregúntenle a cualquier hermano venezolano que llega a Colombia huyendo de un gobierno que prometió de todo y se convirtió en el peor de la historia. El que no oye consejo no llega a viejo.