Por: Carlos Molina
Ramiro Barragán se convirtió en el gobernador electo más votado de la historia con cerca de 400 mil votos, lo cual generó ese 27 de octubre de 2019, grandes expectativas en torno a dicha elección, ya que tenía el sello de Carlos Amaya, para muchos uno de los mejores mandatarios que han pasado por el Palacio de la Torre. Tras este hecho, Ramiro se dedicó al empalme con el anterior gobierno y a escoger muy milimétricamente su equipo de trabajo.
A inicios de enero, cuando ya empezó a ejercer como gobernador, Ramiro mostró esa calma que lo caracteriza, no se desesperó, al contrario, su paciencia es la que ha permitido que se lleven las cosas por el camino que es.
Como antesala a la formulación del Plan Departamental de Desarrollo, Barragán afrontará un primero reto y de carácter político. Tendrá la tarea y la responsabilidad de liderar la primera cumbre de alcaldes en Zetaquira, un escenario propicio para gestar un gran bloque de gobernanza que conlleve a la generación de desarrollo en las regiones. Su calidad de exalcalde le permite tener un panorama claro de las cosas, además de ya conocer a algunos de los mandatarios debido a que fueron colegas cuando cumplían su primer mandato y Ramiro estaba al frente del municipio de Nobsa.
En ese sentido, el reto de reunir a los 123 alcaldes para hablar un mismo idioma se convierte en un reto para Ramiro Barragán, quien cuenta con la serenidad, la experiencia y la capacidad para afrontarlo y superarlo. Junto a esto, la unidad de las fuerzas políticas rodeando al nuevo gobierno deja ver buenas sensaciones de lo que pueda pasar en estos cuatro años.
como un punto adicional, Ramiro Barragán cuenta con un coequipero idóneo para estos casos. Se trata del veterano exdiputado Édgar Vidal Ulloa, asesor para las Regiones, quien cuenta con esa experiencia y ese bagaje político para fortalecer la construcción de agendas regional.