El precandidato a la presidencia por la coalición Centro Esperanza quiere ser el mandatario más joven de Colombia. Habló con EL DIARIO acerca de su campaña, de su vida y sus propuestas, a pocos días de la consulta del 13 de marzo.
El reto histórico de llegar a la Presidencia de la República, después de más de 60 años que no lo hace un boyacense, es lo que tiene hoy al precandidato por la Coalición Centro Esperanza, Carlos Amaya, trabajando por el sueño de lograr ser el primer mandatario de los colombianos.
El ingeniero Amaya tiene claro los atributos fundamentales que debe tener un presidente, «la primera es tener arraigo y de verdad conocer las necesidades de la gente, ponerse en sus zapatos, yo no necesito empatía de tratar de entender lo que siente la gente, sino que lo viví, pasé por ahí; la segunda condición que me parece muy importante, que tenga experiencia ejecutando, gobernando, hicimos un gobierno exitoso acá, con resultados, con cifras, no con «carreta», con la dicha que me dieron los boyacenses de haber terminado con la imagen favorable más alta en el país; y la tercera, liderazgo, más que un jefe se necesita es quien defina un rumbo, que diga vamos a caminar hacia allá sin importar si uno piensa de una u otra manera, entender que no somos enemigos y que debemos unirnos para sacar este país adelante en medio de esta crisis tan tremenda”.
En entrevista para EL DIARIO, contó parte de su vida y de su trayectoria política, donde la mayor referencia que tiene ante la comunidad es como exgobernador de Boyacá. Comenzó como líder estudiantil de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, UPTC, y de allí nació su inquietud por entrar en un terreno que para ese entonces no le apasionaba.
«En el año 2008 después de una marcha de Tunja a Bogotá de seis días, en donde caminamos para pedir presupuesto para las universidades públicas, en una época difícil, porque era el gobierno de Uribe (asesinaron por ese tiempo a muchos líderes); llegamos al congreso y nos dejaron hablar 5 minutos, ningún congresista nos escuchó, y siempre narro que ese día escribí en una servilleta – un día volveré acá no como estudiante, sino como congresista, no después de una marcha, sino de una elección, no para hablar cinco minutos, sino para hablar 4 años-«, comentó el ingeniero Carlos Andrés Amaya Rodríguez.
La vida le permitió dos años después ser candidato a la Cámara de Representantes, y como él mismo lo contó, «con muy pocas posibilidades, con la ayuda de Dios y de los boyacenses pude ser el congresista más joven de Colombia».
Su trabajo y decisión lo han llevado a desempeñarse en escenarios políticos para los que normalmente hay que «hacer escuelita», y en esos pasos agigantados también consiguió ser el gobernante más joven del departamento.
Su campaña reza que “No hay lucha imposible”, cuenta que ha recorrido los 32 departamentos, que en cada rincón hay un paisano, y que piensa lograr cambios como los que, según algunas cifras que mencionó en cuanto a los resultados de su Administración en Boyacá, replicaría a lo largo y ancho de la geografía colombiana.
También habló de opiniones que han despertado polémica, como las del senador Jorge Londoño, sobre una innegable división del partido que lo ha visto crecer; de la decisión de Ingrid Betancourt en su momento de continuar sola, y de la molestia de Jorge Robledo con Alejandro Gaviria.
Que tal este sujeto que NO HIZO ABSOLUTAMENTE NADA POR BOYACÁ, DE PRESIDENTE….ESTE TIPO ES UN SIMPLE POLITIQUERO MÁS….DE TODOS LOS QUE HAY EN BOYACÁ.
Quien debe transformarse primero es el Sr Amaya y empezar por conocer los principios básicos de la ética y la moral y aplicarlos, si puede, si su ego lo deja y si su complejo de Adán le permiten.
El sueña creyendo que tiene la verdad; pues en cierto sentido si; es dueño de SU verdad, cuando manipula Instituciones, personas, presupuestos, para orientarlos a sus propósitos personales y si acaso, algunos cercanos a su » trono». Los organismos de control, algún día, algún día, algún día, revisarán sus actuaciones, porque ya basta, basta de engaños Sr Amaya. Y sí hay elementos para hacerlo, quien diga lo contrario, es su guarda.