El columnista se refiere a las causas y el significado de la elección de un ciudadano colombo ruso como alcalde de Tunja. “Dios permita que este alcalde sea la salvación de la ciudad”, dice.
Por | Rafael Cétares Cepeda / Contador público
“Cuando el alumno esté listo aparecerá el mentor”. No sé cuánto tiempo hace exactamente que leí o escuché esta máxima y menos aún de quién la escuché o leí, pero atendiendo los últimos acontecimientos electorales pienso que se podría aplicar a la sorpresiva votación que en la ciudad de Tunja obtuvo un extranjero para la alcaldía de ésta ciudad.
Y digo que se podría aplicar a Tunja, porque si colocáramos a esta ciudad en el papel del alumno, sin lugar a dudas podríamos afirmar que, además de avezada y trillada, también estaría golpeada, saqueada y burlada en los enredados temas y vericuetos de la corrupción.
Pobre Tunja, cada cuatro años, la bailan, la adornan, la besan, la adoran para después burlarla, robarla, y humillarla. Y quienes hacen todo esto son sus propios hijos que en campaña la abrazaron y prometieron mejorarla, embellecerla y devolverle su grandeza.
En escasos 14 años Tunja cumplirá medio milenio de fundada, y sentada al lado de Santa Marta y Cartagena completará el trío de las ciudades matronas de Colombia. Ya es hora de sacudir todo el lodo que afea su grandeza, volver por sus fueros, brindar nuevamente seguridad y tranquilidad a sus habitantes, y mostrarla como la ciudad culta y amable que otrora conoció el país.
Y como ya sus hijos en las últimas décadas dejaron ver su incapacidad para lograr este bienestar en la ciudad que a gritos pedía un dirigente de mayor calidad, o mejor, de calidad, que reorientara su destino, resaltara sus títulos nobiliarios y que hiciera retornar la seguridad y tranquilidad para que volviera a ser la Noble e Hidalga Tunja, lista ya; apareció entonces el “mentor “, extranjero por demás, ruso para ser más exacto.
No me extenderé sobre la preparación y cultura del nuevo burgomaestre, que aunque no lo conozco, algo he leído de su amplia trayectoria académica.
Dios permita que éste alcalde sea la salvación de la ciudad. Y en cuanto a lo que podría ser su futuro desempeño me tranquiliza escuchar de boca del propio electorado que: “Por mal que le vaya, no podría ser peor que los anteriores, ni menos que el continuismo que no podían disimular sus contendores”.