En 2020, la cantidad de dinero suministrada a la economía alcanzó un monto de 40 billones de pesos. Usted se preguntará ¿y qué hizo ese dinero por mejorar la economía? Se lo diré: absolutamente nada, los resultados han sido decepcionantes y con efectos negativos duraderos.
Economista e investigadora
El origen de esta crisis inflacionaria como ocurrió en el resto de países del mundo, es consecuencia directa del masivo aumento de la liquidez y crédito. Tras la crisis por el COVID-19 en 2020, el Banco de la República aumentó la oferta de dinero para evitar una crisis economía. La tasa de interés de referencia, que se ubicó alrededor del 1,75%, generó que los agentes en la economía dispusieran de un mayor acceso al crédito para endeudarse, pero el problema llegó cuando los bancos comerciales no replicaron el cambio y en su lugar elevaron tipos.
¿Por qué desobedecieron? porque sabían perfectamente que la tasa de interés no estaba en línea con el mercado, y que a ese nivel no se reflejaba el incremento del riesgo y la alta probabilidad de recesión. El tipo de interés es una variable que varía en función del riesgo, del nivel de solidez, así como de las expectativas futuras; aumenta cuando aumenta la incertidumbre y el riesgo en la economía.
De manera que los bancos hicieron todo lo opuesto a lo dictado por el poder político y en su lugar contrajeron la oferta de crédito. Aun así, el BanRep siguió bajando las tasas entregando a la economía más estímulos de lo que requería bajo la óptica de que tener inflación en un entorno de recesión y deflación de precios era una probabilidad mínima. Error nefasto.
La oferta de dinero creció a un ritmo mucho más acelerado de lo que creció la economía, lo que acumuló presiones subyacentes sobre los precios de consumo, de suerte que al momento en que se flexibilizaron las medidas de cierre forzoso a la actividad, la inmensa masa monetaria se tradujo en una fuerte presión inflacionista.
Por supuesto que el gobierno y el BanRep culparon a la invasión de Ucrania del devastador efecto de los excesivos planes de estímulo en el momento en que apareció la inflación, pero la justificación es sencillamente falsa. La inflación la crea el gobierno, no la guerra.
Como menciona el premio Nobel de economía Milton Friedman, la inflación es siempre y en todo lugar un fenómeno monetario; sucede cuando los bancos centrales aumentan la cantidad de dinero y crédito por encima de la demanda por liquidez.
En realidad, los bancos centrales no crean dinero de la nada, lo que hacen al expandir la oferta de dinero, es adquirir una ingente cantidad de bonos emitidos por los gobiernos y activos corporativos que se encuentran en manos de los bancos privados, los bancos reciben dinero a cambio, y con ello liberan su capacidad de financiamiento para presar al resto de la economía. Así, el banco central financia el déficit público de manera indirecta a través del mercado secundario, y ese castillo de montones de dinero creado, termina traduciéndose en inflación, recalentamiento de la economía, aumento del déficit fiscal y desaceleración económica.
Aunque muchos economistas y partidarios del gobierno actual insistan en que los mayores estímulos de la historia han logrado rescatarnos de la crisis, la economía vuelve a desacelerarse este año tras un breve periodo de recalentamiento por exceso de crédito y gasto público, y la caída de la inversión privada a -25%, alcanza el nivel más bajo desde 2005.
¿Son estos los resultados que cabría esperar de un estímulo monetario tan masivo? Por supuesto que no. La exorbitante emisión de moneda solo ha generado la inflación más alta de los últimos 22 años, erosionando el poder adquisitivo del dinero y empobreciendo a ciudadanos y pequeñas empresas por el deterioro de sus ingresos y ahorros reales. Y sin embargo a esto le llaman política social. ¡Pero vamos!
Es increíble como el gobierno insiste en decir que ellos controlan mejor la inflación cuando los precios han tardado en descender y cuando se nos ubica como el tercer país más inflacionario de la región latinoamericana después de Argentina y Venezuela.
Anqué siga atribuyéndose el logro de bajar la inflación como si se tratara de una victoria única en el mundo, los demás países de la región ya la controlaron hace rato, cerrando 2023 con una inflación cercana al rango meta del 3%.
La imagen de la economía colombiana es la imagen del empobreciendo masivo creado por las políticas monetarias y fiscales. La intervención del gobierno en la economía ha conducido a la destrucción de la clase media, al endeudamiento récord y al estancamiento.
Podrán buscar miles de justificaciones, pero la causa de esta crisis de inflación desbocada siempre será monetaria.
