El desacople entre la pobreza y el crecimiento económico en Boyacá y en Colombia

Muzo. Foto | Hisrael Garzonroa
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Por | Edilberto Rodríguez /
Contrapunto económico

Recientemente el DANE divulgó algunos indicadores, que en medio de una polarización política, se desvanecen en el fragor de las escaramuzas mediáticas. Uno de estos indicadores consiste en que más de 250.000 colombianos salieron de la trampa de la pobreza; simultáneamente, cerca de un millón de jefes de hogar -de un total de 18,5 millones-, entrevistados en la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ENCV), declararon que se catalogaban como pobres. Se calcula, que la población del país en 2024 fue de 52,8 millones y el promedio por hogar asciende a 2,86 personas.

En efecto, el DANE utiliza la metodología del Índice de Pobreza Multidimensional (IPM), para medir los niveles de carencias materiales, bajo cinco dimensiones que abarcan educación, salud, niñez y adolescencia, trabajo y acceso a servicios públicos domiciliarios y condiciones de vivienda, distinto a la medición de la pobreza monetaria.

Por otra parte, la agencia oficial de estadística, mide las condiciones socioeconómicas de los hogares colombianos, incluyendo factores similares al IPM, tales como tenencia y financiación de vivienda, salud, atención a la infancia y trabajo infantil, educación, fuerza de trabajo, Tecnologías de información y comunicación (TIC), compra de bienes y servicios, percepción de pobreza, entre otros rubros.

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Quizás estos dos indicadores, son los que más se asemejan al concepto de bienestar subjetivo, en línea con la esquiva noción de desarrollo social.

Hipotéticamente existe una relación directa entre crecimiento económico y caída de la pobreza, al suponerse que un aumento en la oferta de bienes y servicios contribuye a mitigar las condiciones en que se desenvuelve la población; sin embargo, pese a que durante el periodo 2018-2024, el Índice de Pobreza Multidimensional en Boyacá ha descendido de manera persistente, contrayéndose de 16,5 a 6,9 por ciento, no es evidente un efecto directo. Esto es patente, paradójicamente, aún en el año crítico de la pandemia provocada por el Covid 19, en el que la economía departamental se desplomó (-9,4 por ciento), así como en 2023, cuando Boyacá registro un nulo crecimiento económico. En el intervalo analizado el número de pobres disminuyó de 200.000 en 2018 a 88.000 en 2024.

En los últimos dos años, 37.500 boyacenses abandonaron su condición de pobres, en los que la población rural es la más vulnerable. La trayectoria de las jefaturas de hogares que se reconocen como pobres, no obstante que se ha comprimido, con la excepción de 2020, no es convergente con el desempeño económico.

En lo referente al IPM del país, este su trayectoria fue concordante con la dinámica de la economía agregada, elevándose en 2020 simultáneamente con su desplome, pero inexplicablemente, la tendencia descendente del número de hogares en pobreza, se desmarcó del errático comportamiento, lo que se refleja en que, contrario a lo ocurrido en Boyacá, las familias más vulnerables, aumentaron en el periodo de referencia en cinco puntos porcentuales. Lo anterior significa que, a pesar de que al cierre de 2024 hayan 250.000 pobres y un millón de hogares pobres menos, esta reducción podría ser mayor, si la economía colombiana crece a un ritmo más acelerado, se corrige la desigualdad y la distribución del ingreso es más equitativa.

E-mail: contrapuntoeconomico@gmail.com

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